Desde el año 2022 los alumnos y alumnas mayores de 22 años de educación especial vieron recortado sus días y horarios de clases. En esta nota el testimonio de la ex directora Patricia Martínez y de tres madres de estudiantes de la Escuela de Educación Especial y Formación Laboral N° 21 “Rosario Vera Peñaloza” de Villa Pueyrredón.
Por Ignacio Di Toma Mues
Las familias de la Escuela de Educación Especial y Formación Laboral N° 21 “Rosario Vera Peñaloza” de Villa Pueyrredón recibieron a fines de 2021 el anunció del Ministerio de Educación porteño, sobre la aplicación de una resolución del Consejo Federal de Educación del año 2011, que establece que los alumnos y alumnas mayores de 22 años tendrá una reducción de la jornada educativa a partir del 2022.
Esta medida afectó a 71 de los 101 alumnos y alumnas de la Rosa Vera Peñaloza. «Los mayores de 22 años van a poder venir sólo dos veces por semana y dos horas por día. En la Escuela 21 ingresaban después de terminar la primaria, de los 14 a los 30 años a las clases comunes, y después se implementó la educación no formal de 30 a 36 años» señaló a nuestro medio una docente de esta institución.
“La mayoría de los jóvenes que venían a pedir una vacante eran mayores de 20 años. Entonces nos encontramos con una escuela hermosa, con un edificio muy grande, con espacios para talleres y mucha población de jóvenes y jóvenes adultos. Y nosotros elaboramos un proyecto porque siempre consideramos que la escuela es de, para y por los pibes y las pibas. Y en función de ese alumnado, de esa realidad y de esa necesidad, hicimos el proyecto y con una propuesta abierta a la comunidad” explicó a nuestro medio a principios de este año Patricia Martínez, directora de la escuela hasta 2018, año en que se jubiló.
Cabe recordar que en el año 2011, el Consejo Federal de Educación, integrado por los ministros del área de todas las provincias, la Nación y la Ciudad, dictó la resolución N° 155 que estableció la edad de 22 años para su egreso, pero además fijó que se deben “impulsar propuestas de formación permanente, a las cuales puedan acceder aquellos/as adultos, a partir de los 20/22 años con discapacidad innata o adquirida que hayan finalizado o no su escolarización formal y precisen un ámbito de perfeccionamiento para incorporar nuevas competencias que les permitan desempeñarse en distintos ámbitos de la vida (…) incluyendo criterios de certificación de los diversos trayectos educativos”.
Patricia Martínez afirmó que “para ir a una escuela de formación profesional necesitás el primario sí o sí. No hay nada desde el estado, hay que generar algo y, si no hay nada, y nosotros tenemos la propuesta que funcionó tan bien, cuál es la idea, cuál es el motivo por el cual vos dejás a los pibes y las pibas afuera. Tomaron esto en forma arbitraria y lo aplicaron, y les vino bárbaro que a los 22 años egresen”.
Testimonios de madres
Ana tiene una hija y una nieta con discapacidad intelectual y remarca que “respecto a la formación de los jóvenes con discapacidad desgraciadamente se están llevando a cabo recortes. Los jóvenes, los niños o los adultos, con discapacidad, ellos necesitan una formación permanente y además un lugar de contención no pueden decir de ningún modo que porque cumplió 22 años ya no necesita un lugar o tiene que ser descartado”.
Y se lamenta que actualmente no pueden conseguir un trabajo. “Si bien hay empresas que reciben grandes subsidios para tomar personas con discapacidad, desgraciadamente es muy poco. Hace más de 15 años estoy tratando de conseguir un trabajo para mi hija, que ya cumplió los 40 años, y nunca pude conseguir nada, aun estando anotada en la COPIDIS (Comisión para la Plena Participación e Inclusión de las Personas con Discapacidad de la Ciudad)”.
Y concluye: “los colegios deben ser con educación permanente para la persona con discapacidad, no se pueden poner límites, números, es una obligación, un derecho humano, la formación y la educación y un lugar de contención para las personas con discapacidad, tengan 7 años, 15, 20 o 50. Como madre y abuela, estando sola, no tengo derecho ni a enfermarme, porque soy la única cuidadora, lamentablemente el padre de mi hija no pudo aceptar la discapacidad de su hija y prefirió alejarse de ella. Por eso el colegio es una gran ayuda”.
Por su parte, Alicia, mamá de Luna Belén, cuenta que a su hija, al poco tiempo de nacer, se le detectó meningitis. Un neurólogo del Hospital Garraham le dijo desaprensivamente que iba a ser una plantita. Todo lo que vino después fue y es una gran pelea contra el sistema.
“Mi hija – señala Ana – entró a la Escuela 21 a los 14 años, después de haber recorrido muchos colegios que tenían que aceptar niños con discapacidad, pero como Luna no habla y no camina no la aceptaban. Pero al señor Larreta se le ocurrió que tienen que ir hasta los 22 años, porque este colegio era hasta los 35. Perdieron a sus maestras, a sus amigos, niños que no tiene ni papá y mamá y que los cuida una tía, chicos que están en hogares, bueno ellos perdieron ese lugar… ésta también es una pelea. Y después tenemos otra pelea que es la mirada del otro, y no sabés cuando te va a tocar a vos, tenemos que tener un poco de empatía, no mirar mal, no reírse, de mi hija se han reído, pero a Luna que es una luz, a ella no le importa”.
Por último, Marcela, mamá de Mercedes, cuenta su historia y destaca la labor de la docente de la Escuela 21, Leonor Luna, que tomó como bandera la lucha por los derechos de los chicos con discapacidad.
“Mercedes tiene 33 años, pasó por distintas instituciones hasta llegar a la Escuela 21 donde cursó sus últimos 10 años. Allí tenía su espacio de contención, de aprendizaje, tenía deportes, el comedor y estaba 8 horas por día con sus pares, que es muy importante” resalta Marcela.
“Por distintas resoluciones se fueron recortando gastos, horarios, actividades… había chicos que iban a la pileta y ya no pueden ir más. Este año Mercedes decidió no ir más porque tarda más en llegar a la escuela, una hora, que los horarios que puede cursar un taller, que son 40 minutos. Yo le pido a las autoridades del Gobierno de la Ciudad que revean toda esta situación. Hay muchos compañeros de Mercedes que no se trasladan solos, que necesitan que los lleven, necesitan micros… ojalá ella pueda volver para tener educación especial como la que siempre fue, la mejor escuela en Capital Federal”.