Alberto Fernández y Matías Lammens, los nombres de la unidad

Alberto Fernández
La oposición se organiza para las elecciones 2019.
Por Fernando Casasco
Urquiza se Organiza

La palabra resuena cada vez con más insistencia entre la oposición. La unidad pasa a ser la premisa fundamental para enfrentar al macrismo. El kirchnerismo y otros sectores progresistas apuntalan ahora dos nombres propios que parecen condensar los anhelos de victoria: Alberto Fernández y Matías Lammens.

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La decisión de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner al anunciar su postulación como vicepresidenta acompañando en la fórmula a Alberto Fernández sorprendió a propios y extraños y generó una conmoción en todo el tablero político.

En el kirchnerismo se la veía como la única posible candidata, ya que sus alternativas (Agustín Rossi, Felipe Solá o hasta Daniel Scioli) no cuajaban en las encuestas. Para el peronismo no kirchnerista y los gobernadores justicialistas comenzaba a aparecer como la única solución viable a los reclamos de unidad, ante las indecisiones y flaqueos de los presidenciables de Alternativa Federal.

Para el macrismo, en tanto, de cara a un presente cada vez más crítico, la única alternativa pasa por hacer campaña en rechazo al “pasado”: qué mejor para eso que tener en frente a la que fuera Jefa de Estado entre 2007 y 2015.

Todas esas especulaciones se fueron al tacho de la basura. Alberto Fernández, el ex “superpoderoso” jefe de gabinete de Néstor Kirchner y del comienzo de la gestión de CFK será el representante del sector más convocante de la oposición en las PASO. ¿O será el único candidato de un gran frente que haga pie sobre el Peronismo pero que incluya también a otras fuerzas?

Para responder esa pregunta hay que esperar las próximas horas: al cierre de esta nota se especulaba con la posibilidad de que Sergio Massa abandone definitivamente Alternativa Federal y se sume al armado que encabeza la dupla Fernández-Fernández, ya sea como rival en las PASO o desde otro puesto.

Apenas superada la sorpresa inicial por su nominación, Alberto Fernández no se mantuvo quieto ni un instante: partícipe de la idea de lograr una unidad de la oposición lo más amplia posible, trajinó reuniones y actos de diferentes espacios y dirigentes. Y si bien el foco siempre estuvo puesto en el armado nacional, el precandidato no olvida su patria chica: la ciudad de Buenos Aires.

Es que este fanático hincha de Argentinos Jrs. trajinó el traje de estratega de la política porteña, desde principios del siglo XXI. Sus rivales no dejan de recordarle que fue electo legislador porteño en la lista que encabezaban Domingo Cavallo y Gustavo Béliz, enfrentando a la Alianza, en el año 2000. Sin embargo, la crisis de 2001 lo acercó al por entonces gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, y desde el comienzo del Grupo Calafate estuvo sentado en la mesa chica de las decisiones nacionales.

Fue Fernández el que convenció a Kirchner de apoyar la reelección de Aníbal Ibarra en 2003, cuando enfrentaba a la nueva estrella política del establishment y de parte del Justicialismo: el por entonces presidente de Boca, Mauricio Macri.

El flamante Jefe de Estado convocó entonces a su gabinete a dos de los candidatos que amagaban restarle votos al Jefe de gobierno: Rafael Bielsa y el propio Béliz. A cambio, Ibarra sumó dirigentes cercanos al naciente “albertismo” a sus listas legislativas y “cedió” a su candidato a vicejefe in péctore, Daniel Filmus, para que ocupe la cartera educativa nacional. El resto es historia conocida: Macri prevaleció en la primera vuelta, pero sucumbió ante Ibarra en el balotaje.

Ese apoyo no le alcanzó a Fernández para salvar al jefe de gobierno del juicio político en su contra por el caso Cromañón. Con su sucesor, Jorge Telerman, siempre mantuvo una disputa política que culminó con la división del peronismo/kirchnerismo/progresismo, entre las candidaturas de Telerman y Filmus. El por entonces ministro de Educación se metió en la segunda vuelta, pero quedó muy lejos de Macri, que resultó electo.

Paralelamente, Alberto tejió una alianza con el poderoso dirigente gremial de los encargados de edificios, Víctor Santa María, quién se hizo cargo de la presidencia del PJ metropolitano. La relación se mantiene hasta estos días. De hecho, quien fuera uno de los dirigentes juveniles cercanos al actual candidato y ahora encabeza sus equipos técnicos, Nicolás Trotta, ocupa desde su fundación el rectorado de la UMET, la universidad creada por el SUTERH de Santa María.

Además, el ex jefe de gabinete tiene entre su grupo más cercano a dirigentes históricos del PJ porteño, como el miembro del Parlasur Eduardo Valdés, el ex embajador en Estados Unidos Jorge Argüello, el ex ministro de Justicia Alberto Iribarne o el publicista y ex secretario de Medios, Enrique “Pepe” Albistur.

De regreso a las ideas de campaña del flamante candidato y habiéndose ordenado la disputa por la provincia de Buenos Aires, con el anuncio de la fórmula Axel Kicillof-Verónica Magario, Fernández apunta sus cañones hacia la ciudad de Buenos Aires. Lo hace con un sueño de máxima: arrebatarle el Gobierno de la Ciudad al PRO, tras 12 años de gestión y a Horacio Rodríguez Larreta. Una misión que juzga muy difícil, pero no imposible.

Antes de calzarse el traje de candidato, Alberto había sido uno de los impulsores de la unidad de justicialismo y de la conformación de un frente amplio (cualquier coincidencia con la política uruguaya no es mera casualidad), tanto a nivel nacional como porteño.

En la ciudad de Buenos Aires, donde históricamente las posibilidades del justicialismo y del kirchnerismo en particular se han visto menguadas, fue partícipe de la movida por sumar a las huestes de Fernando “Pino” Solanas, Claudio Lozano o Victoria Donda.

El mes pasado Donda presentó su precandidatura a Jefa de Gobierno, por el frente “Ampliar”. A la diputada la respaldan Nuevo Encuentro, que precandidatea a Gabriela Cerruti para senadora, Santa María, el Movimiento Evita y otros partidos. La legisladora se anotó para disputar la candidatura del espacio con Mariano Recalde, quien quiere repetir la candidatura por el sector kirchnerista (fue tercero en 2015), con el apoyo de importantes gremios, FORJA, Los Irrompibles, el Partido Solidario, entre otros.

Pero más allá de estos nombres, hay uno que se mencionaba como la “figurita difícil” y que por estas horas anunció que está “dispuesto” a ser candidato: el presidente de San Lorenzo; Matías Lammens. Hace años se viene rumoreando la posibilidad de que este dirigente, abogado, empresario PYME y ex alumno del Colegio Nacional de Buenos Aires (al igual que Recalde y Kicillof) se lance a la arena política.

Ya en 2015 el macrismo lo buscó como posible funcionario (algunos lo mencionaron como candidato a dirigir la ANSES), pero él rechazó esa posibilidad con caballerosidad. Y advirtió que sólo participaría de un armado progresista opositor a Cambiemos/PRO/Vamos Juntos en la Ciudad de Buenos Aires. El 2019 resultó el año indicado.

Otra de las condiciones que se menciona que Lammens habría puesto es la de no integrar una boleta que encabezara Cristina Fernández de Kirchner, para no quedar etiquetado de un lado de la “grieta”. En declaraciones al canal C5N, Lammens elogió “el gesto” de la ex presidenta de dar un paso al costado en su propia nominación, al señalar que “es de una audacia tremenda, lo celebro y me entusiasma”. Al tiempo que elogió que la elección haya recaído sobre Alberto Fernández “que es alguien que la ha criticado mucho”.

El saliente presidente de San Lorenzo remarca la necesidad de “un gran frente opositor” para enfrentar al macrismo en la Capital. Y apunta la lucha contra la pobreza como su principal preocupación. La duda pasa por saber si se sumará a la PASO para la que ya se anotaron Donda y Recalde o se transformará en el candidato del “consenso”, tal como prefiere Fernández, incluyendo también a sectores del radicalismo (menciona seguido a Facundo Manes), el socialismo (el santafesino Miguel Lifschitz tiene muy buena relación con Lammens) y quienes adscriben a la candidatura presidencial de Roberto Lavagna.

¿Y Martín Lousteau? El ex embajador fue tanteado por Fernández, aunque por ahora pretende mantener su alineamiento con la UCR y con la intención de “ampliar” Cambiemos.

Diferentes banderías futbolísticas, pero a la hora de la política parece que los colores opositores unirán los caminos de Alberto Fernández y de Matías Lammens.

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