Hace 90 años, llegaron 5 religiosas a Villa Pueyrredón. Procedían de la congregación Carmelitas Descalzas del monasterio San José, del barrio Constitución. Invitamos a recorrer historias de vida, espiritualidad, fe, amistad y trabajo que convergen en un lugar único del barrio.
Primera parte
La historia de la congregación religiosa de origen español, cuenta con cuatro siglos. Es tan vasta, que hemos resuelto dividirla en dos entregas. Transitamos hoy desde 1928, año que se gestó la idea de construir el convento ubicado en la calle Ezeiza 3054, hasta nuestros días.
Ayer y hoy, la misma fachada del “monasterio de Carmelitas Descalzas de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz”, con algunos cambios visibles, 90 años después.
La esperanza de una comunidad religiosa se hace realidad
La idea de fundar un nuevo monasterio, nace por iniciativa de las monjas del Carmelo San José, barrio Constitución, de Buenos Aires. No fue un camino fácil, pero el acompañamiento espiritual, donaciones y la contención afectiva en especial de las Hermanas Cruzadas de la Iglesia como así también de los vecinos, ayudaron a concretar con los años, su construcción. También dependió de la aprobación, de las autoridades eclesiásticas correspondientes.
1930 un año con “bendiciones y ladrillos”
El 30 de junio pasado, visité nuevamente el convento de la calle Ezeiza. Me aguardaba, en la sala de visitas, la madre priora, hermana Lidia de Jesús. Trajo consigo, libros y dos álbumes con fotografías de la época fundacional, comentándome algunos datos sobre orden.
En aquel recinto de visitas, estaba colgada el acta de fundación del convento “nonagenario”. El documento acreditaba, el nombre completo del lugar: Monasterio de Carmelitas Descalzas de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz.
Se registró el acto de bendición de la piedra fundamental, a cargo del señor nuncio apostólico monseñor, doctor Felipe Cortesi, con fecha 12 de septiembre de 1930.
A continuación el nombre de la donante del terreno: señora Dámasa Zelaya de Saavedra (1841-1929), quien fallecida meses antes, fue representada por sus 6 hijas en carácter de madrinas del acto. Al pie, figuran las firmas de las autoridades e invitados.
Se ignora quién diseñó la obra del Carmelo. Quizás fueron: Carlos Massa y/o su colega arquitecto Ernesto Vespignani, uno de los mayores referentes de la arquitectura religiosa porteña por aquellos años.
Manos a la obra
Exactamente, en el lote donado, había funcionado una fábrica de ladrillos, motivo que llevó a los constructores a tener un “trabajo extra”, en lo referente a la nivelación del basamento del edificio.
Distintos momentos de la obra. Foto de la izquierda, nivelando los cimientos un grupo de obreros ante una persona de traje oscuro y sombrero rancho. Derecha: un pequeño arroyo, desniveles de tierra y el perímetro del Carmelo. Se observan pocas y lejanas construcciones.
1931, un corto viaje, desde el barrio Constitución a Villa Pueyrredón
Los meses transcurrieron y en poco menos de dos años, 5 religiosas son elegidas para mudarse al nuevo claustro. Así se despiden del Carmelo de San José de la calle Huberto Primo 1352, con rumbo a Villa Pueyrredón.
Fundadora del Carmelo del barrio Villa Pueyrredón: Reverenda Madre Carmen de San Elías (1887 – 1963).
Arribaron el 19 de junio de 1931, en vísperas del invierno. Trajeron consigo, unos pocos bienes. Es dable aclarar que el edificio no estaba aún concluido. Los vecinos, percatándose de esta “realidad inconclusa” y atentos a un sinfín de “necesidades visibles”, colaboraron acercándoles alimentos, entre otras donaciones. Fueron testigos por varios años, de los avatares que acompañó la terminación edilicia.
Al son de las campanas, en la jornada siguiente, se celebró la primera misa, coincidiendo con el día de la bandera. En aquel primer año de vida ingresaron 6 postulantes al noviciado.
1939, una nueva bendición
En marzo de 1939, monseñor Fortunato Devoto bendijo las dependencias y el jardín ya concluidos. Esta nueva etapa pudo concretarse, gracias a la donación de una segunda benefactora, la señora Juanita Garat (1887-1952).
Retratos de sus benefactoras, ubicados en la sala de visitas. Izquierda, Dámasa Zelaya de Saavedra y Juana Garat
Orígenes del nombre del convento
Como lo mencionaba el acta, el nombre asignado recuerda a una joven monja francesa. Su nombre de pila fue: María Francisca Teresa Martin Guerin. Nació en Lisieux, región de Normandía, (1873-1897). También se la conoce como Santa Teresita o Teresa de Lisieux.
De niña tuvo que enfrentar la muerte de su madre con problemas de salud que se extendieron a lo largo de su corta existencia. Fallece a causa de tuberculosis. Sin embargo sus hermanas mayores (también monjas) y su padre, contuvieron siempre su frágil figura. En su vida plasmó la oración, la caridad, la humildad y fortaleza para enfrentar diferentes circunstancias. Escribió sus memorias, poemas, cartas y obras de teatro de carácter religioso. Todo esto se editó, luego de su muerte, en formato libro con el título de “Historia de un alma”. Fue canonizada en 1925.
Foto izquierda, dos libros con una gran cantidad fotografías y detalles de su historia, de edición francesa que conforman la biblioteca del convento. Derecha, de edición reciente, “Historia de un alma” (en español), que puede adquirirse en el Carmelo.
Santa Teresita de Liseux, representada en mármol en el hall de ingreso. En la sala de visitas, un cuadro pintado, por el reconocido artista de origen italiano: Arquídemes Vittali. Una tercera imagen, puede verse desde la vereda, en una hornacina sobre la cornisa de la entrada principal (segunda foto de la nota).
Una historia “de familia” en el Carmelo
En 1950 aproximadamente, las hermanas estaban en la búsqueda de caseros. Paralelamente, en el barrio Saavedra vivía el joven matrimonio: Josefina y Clemente Rodríguez con dos hijas en edad escolar. Eran inquilinos en una vecindad. El papá, participaba en el grupo de la Acción Católica de la iglesia Cristo Rey. Manifiesta allí, entre sus compañeros, su preocupación con relación al lugar donde vivían.
“Casualmente”, le comentan que las hermanas del Carmelo Santa Teresita, estaban en la búsqueda de caseros. Sin demoras el matrimonio responde a la solicitud. Sin dar “más vueltas”, fue un 5 de abril de 1950, día que se hizo efectivo el trabajo con vivienda. Josefina y Clemente, junto a sus nenas se mudaron a una “casita” asignada para ellos, en un costado del convento.
Las tareas se asignaron, aún aquellas fuera del convento. Por aquel entonces, la cocina de la casita era a carbón y los productos dentro de la heladera se mantenían frescos por una barra de hielo. Contaba con su propia puerta de entrada (foto), dado que el convento-claustro es exclusivo para las hermanas y sólo ingresaba personal a trabajar o reparar en caso necesario.
Había otro sector donde vivía el capellán. La presencia de la familia y las religiosas fue una constante demostración de afectos, que se enriquecieron con enseñanzas mutuas. Los niños esperaban con ansias el armado del pesebre o las golosinas que las religiosas les tenían preparadas.
Foto, la flecha señala el ingreso a la vivienda asignada a la familia Rodríguez. Derecha, sonriendo a la cámara, en el comedor
Llegaron cuatro hermanitos más. Alejandro, quien gentilmente nos relató esta parte de la historia, es el menor. Con el tiempo, los Rodríguez se jubilaron. Alejandro, les sucedió a ellos en el trabajo, durante quince años. El convento no cuenta hoy con caseros.
Familia Rodríguez. Foto tomada 5-4-1990 festejando el aniversario de los 40 años de trabajo de Josefina (Clemente, había fallecido en 1988). De izquierda a derecha, los 6 hermanos de menor a mayor. Alejandro, Ricardo, Teresa, mamá Josefina, José, Estela y Martha, en la iglesia del Carmelo.
El Carmelo hoy
Es una comunidad de monjas contemplativas Carmelitas. El término descalzas, es sinónimo de humildad. Hay conventos que lo integran hombres y por otro lado mujeres, como en este caso. Su misión es representar a la iglesia católica con la oración, la vida fraternal y el trabajo comunitario. Es por esto que las hermanas elaboran dulces, frutos en almíbar, tortas “galesas”, imágenes, velas, tejidos, entre otros productos. A través de su compra se colabora con el mantenimiento de la comunidad.
Todo vecino, puede comunicarse, para consultar los productos disponibles (algunos son estacionales). Horarios de atención: de 9 a 12 y de 14 a 16 hs. Teléfono: 4572 1727.
Con el festejo de los 90 años, las hermanas elaboraron en el canal YouTube, videos. Muestran y explican sus vidas día a día, lugares de oración, de trabajo, con vistas panorámicas del convento, captadas por un drone. He aquí algunos ejemplos.
Datos de interés
Los interiores del claustro no están abiertos a las visitas. Si, los 2 ámbitos destacados al comienzo de la nota y su capilla para las misas. Este último, hasta nuevo aviso, se encuentra cerrado al público por cuestiones de distanciamiento social.
El siguiente mensaje, es copia textual extraída de la página www.carmelitas.com.ar
“Dejanos tu intención. Podés escribirnos a esta dirección de mail stateresita@carmelitas.com.ar y rezaremos por todas tus intenciones, encomendándolas en nuestra oración diaria. Muchas gracias”. stateresita@carmelitas.com.ar
Estimados lectores, nos encontramos en breve, en la segunda parte de este relato que traerá un amplio recorrido geográfico a través de su riqueza histórica y de gran devoción, a lo largo de más de 4 siglos.
Saludos con salud
Autora de la nota: María Fernanda Gómez. Tecnicatura en turismo, Universidad del Salvador. Guía de turismo, Instituto Superior Perito Moreno. Ciudad de Buenos Aires.
Fuentes: material facilitado por el Carmelo. Agradecemos el inestimable aporte de la hermana Lidia de Jesús y la valiosa colaboración prestada del señor Alejandro Rodríguez.