La Comunidad Educativa del Liceo 11 “Cornelio Saavedra” de Villa Urquiza inauguró este martes 3 de junio el mural de mosaicos en homenaje al escritor y militante revolucionario – docente de este colegio – Haroldo Conti, quien permanece desaparecido desde el 5 de mayo de 1976. Este acto se realizó en el marco de los 100 años de su nacieminto. Estuvo presente su hijo Marcelo.
Por Juan Manuel Castro
“Que esta obra despierte la curiosidad para que los jóvenes sigan construyendo Memoria”, dijo Marcela Gómez, rectora del Liceo 11 DE 15 Cornelio Saavedra del barrio de Villa Urquiza (Triunvirato 4992), en la tarde del martes 3 de junio durante la inauguración de un mural de mosaicos ubicado en el frente de la institución que rinde homenaje al escritor y militante revolucionario Haroldo Conti. Además de haber sido uno de los autores argentinos más importantes del siglo pasado, fue docente de educación cívica en esta escuela hasta que un grupo de tareas lo secuestró y desapareció al inicio de la última dictadura militar.
El Mural fue el resultado de un trabajo interdisciplinario entre varias materias que se extendió durante dos años y en el cual participaron estudiantes, docentes, educadores jubilados y hasta familiares. Se eligió esta época para conmemorar el centenario del natalicio del homenajeado (25 de mayo de 1925, desaparecido entre el 4 y 5 de mayo de 1976).
“Es hermoso ver el trabajo de los profesores y alumnos, lo hacen con tanto cariño. Es grato ver cómo se trabaja en la formación de los jóvenes, que es tan importante. La escuela funciona para formar hombres y mujeres libres”, dijo a este medio Marcelo Conti, uno de los hijos del poeta, que estuvo presente en el acto. “Todo lo contrario de un aparato ideológico del Estado que hace lo opuesto, que forma gente para que no sea solidaria, que no tenga memoria”, agregó.
Del escritor sobresalen varios hitos que resuenan en la cultura nacional. Su cuento La causa, premiado por la revista Times en 1960, hasta el Premio Casa de las Américas que obtuvo en La Habana con su última novela Mascaró, el cazador americano en 1975.
En 1962 obtuvo el Premio Fabril por su primera novela Sudeste. Dos años más tarde, recibió el Segundo Premio Municipalidad de Buenos Aires con su libro de cuentos Todos los veranos. En 1966 ganó el Premio Universidad de Veracruz (México) por la novela Alrededor de la jaula. Por último, en 1971, su novela En vida recibió el Premio Barral en España, repasan en el Centro Cultural Conti que funciona en el espacio de Memoria de la ex ESMA de Núñez.
Haroldo no solo se dedicó a la escritura, sino que también fue piloto de avión, seminarista, navegante, nadador de aguas abiertas, guionista de cine y docente. Además, militó en el Partido Revolucionario de los Trabajadores) y el Frente Antiimperialista por el Socialismo. Su rol de educador por mucho tiempo fue una especie de Lado B, algo poco explorado. “Yo no conocía esa faceta”, dijo su hijo Marcelo y agregó: “Cuando mi viejo daba clases yo no lo veía, ahora puedo saber cómo eran esos momentos con los testimonios de sus colegas”.
El hijo de Conti se refiere al material producido por el proyecto llamado “Jóvenes y Memoria” que desarrollaron en 2013 miembros de la comunidad educativa del Liceo con el objetivo de profundizar en esta faceta de Conti. Un grupo de alumnos y docentes, entre los que estaba la actual rectora, investigó los documentos de la escuela, como sus legajos y planillas. Aparte, grabó una serie de entrevistas con colegas suyos. Al lado del mural hay un código QR por el cual se puede acceder a este material.
Uno de los testimonios se proyectó durante la inauguración del mural. Se trata de una docente llamada Haydee que mencionaba el contexto cotidiano durante la dictadura. Ella señaló que había un clima de “terror” por las noticias de desapariciones y hechos de violencia. Agregó que en ese momento hasta por la forma de vestir te podían señalar como alguien sospechoso. Conti – dijo – se vestía de manera informal, algo que no tenía nada de malo pero que resaltaba en medio de aquella cotidianeidad asfixiante. Resaltó que cuando se enteraron del secuestro del escritor nadie del liceo quiso tomar sus horas, una forma de mostrar respeto ante lo ocurrido.
En los legajos de Conti, que también enseñó en el Liceo N° 7, figuraba “Cesante por abandono de tareas”. En 2014, el Gobierno nacional realizó un acto en la ex ESMA para presentar su legajo modificado y se colocó “desaparición forzada”. Algo similar a lo que se coloca en los padrones electorales para homenajear a los detenidos-desaparecidos en dictadura.
En el presente, la comunidad del Liceo N° 11 retomó “Jóvenes y Memoria” mediante un trabajo interdisciplinario de las materias Plástica, Antropología y Proyectos (ciencias sociales). “Se buscó integrar los conocimientos para que los chicos se pudieran apropiar del mural. Hablamos de su vida, trabajamos sobre la dictadura, las obras de Conti y el contexto en el cual se desarrolló su obra y su vida. Más adelante, los chicos van a tomar más conciencia. Cuando sean grandes y pasen por esta esquina, van a decir ese mural lo hice yo”, dijo el docente Marcelo Pirchio. “Mucha gente se acercaba y preguntaba mientras realizábamos las jornadas para colocar los mosaicos, que buscamos en todos lados, en las casas, en containers”, agregó.
“Valió la pena hacer el mural afuera para que despierte curiosidad. Nos parece importante para el barrio, elegimos ponerlo afuera para que haya un lugar de referencia”, señaló la rectora Marcela Gómez. “Va a ser tomado por las instituciones de Memoria de Villa Urquiza y alrededores, va a ser parte de recorridos y actividades conmemorativas”, agregó Pirchio.
Dentro del Liceo, Conti está presente a través de varios carteles elaborados por los propios alumnos y también por el proyecto de radio Don Haroldo, en el que participan estudiantes de distintos años. Ahora se suma este nuevo homenaje que también dialoga con toda la comunidad de Villa Urquiza.
