Nuevo taller sobre urbanismo participativo
Un nuevo encuentro sobre urbanismo participativo se llevó a cabo el domingo 3 de septiembre convocado por Vecinos de las Casas Bajas y la agrupación Salvemos al Barrio. El 22 de septiembre se realizará un encuentro inter-barrial en la Legislatura porteña.
Por Juan Manuel Castro
Este domingo 3 de septiembre desde las 17 horas en la casa parroquial de la Iglesia Cristo Rey (Larsen 2384) se desarrolló un nuevo taller participativo “Qué barrio queremos los vecinos” donde a través de una guía de preguntas los vecinos de Villa Pueyrredón hicieron propuestas urbanas y ambientales para su zona de residencia.
Sus organizadores lo ponderan como una respuesta con propuestas concretas a la modificación de los Códigos Urbanístico y de Edificación que confeccionó el Gobierno porteño y que espera enviar a la Legislatura porteña antes de fin de año como ley de doble lectura (dos tratamientos en el recinto y una audiencia pública de por medio). Agregan que estos cambios oficiales, ahora puestos en debate en foros no vinculantes, privilegian el desarrollo inmobiliario contra el “derecho a la ciudad” de quienes la pueblan y transitan.
Tal como ocurrió en el encuentro celebrado el 22 de julio en el salón del Instituto Parroquial Nuestra Señora de la Unidad (Nueva York 2467), estuvieron presentes los arquitectos Rubén Kavanagh, Carlos Wilkinson y Manuel Ludueña.
Wilkinson, quien participa en el Movimiento Comunero, destacó el rol de las Comunas y los Consejos Consultivos Comunales dentro del debate por las reformas a los Códigos. También arengó a la participación de los vecinos: “No queremos que destruyan los barrios. El único poder es el que podemos ejercer con nuestra actividad. No queremos quedarnos en la queja, frente a este Código Urbano que pretende el Gobierno, hay que hacer propuestas, para eso están los talleres”, agregó.
También informó que el 22 de septiembre por la tarde, estiman desde las 18 horas, en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires (Perú 160) se hará un taller inter-barrial con vecinos de las 15 Comunas para confeccionar un mapa amplio, que luego se presentará ante autoridades de la Ciudad. “En un mes queremos tener la propuesta hecha por los vecinos frente al diseño que promueve el Gobierno porteño”, agregó.
Ludueña por su parte hizo una proyección sobre conceptos básicos de urbanismo. Agregó Kavanagh: “Tenemos a nuestro favor dos herramientas: Constitución de la Ciudad y la Ley de Comunas (Ley 1.777)”.
Luego de esta introducción, los vecinos presentes se agruparon en torno a cinco mesas que respondieron a dos preguntas disparadoras: qué aspectos del barrio querían conservar y qué aspectos querían mejorar.
La primera mesa pidió conservar el barrio de casas bajas y su identidad, también resguardar los espacios verdes y el mobiliario público; aparte pidieron conservar el perfil actual del comercio barrial.
Kavanagh intervino al respecto: “Es necesario defender los Centros Comerciales a Cielo Abierto (CCCA), es lo opuesto a los shoppings. Lo impulsa CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa) y FECOBA (Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires). El modelo de shopping es concentración y expulsión de mano de obra y además propicia el cierre de pequeños y medianos comercios linderos”.
La segunda mesa vecinal solicitó mantener las actuales alturas máximas en la zona, en torno a los tres pisos. También pidieron que se conserven los actuales pulmones de manzana. “Ahora los hacen estacionamientos, pero pedimos que sean parquizados”, dijeron al respecto. También llamaron a resguardar la identidad y la fisonomía barrial y los pequeños comercios.
La tercera mesa mencionó la necesidad de “mantener el libre estacionamiento en las calles, ahora que se incorporó el estacionamiento en ambas manos”. Coincidió en querer mantener casas bajas, la zona residencial y el comercio a escala barrial. También solicitaron “no convertir calles en avenidas”. Advirtieron sobre un proyecto para hacer avenida a Cochrane. Y mencionaron como algo positivo conservar las calles adoquinadas para que “haya absorción y se circule a baja velocidad”.
Kavanagh agregó que el adoquinado también reduce la contaminación ya que el asfalto “es derivado de petróleo y el hormigón también tiene un proceso químico”. Dijo que si se los coloca bien, generan una calle pareja y sin lomas que arruinan los autos.
La cuarta se sumó a pedir una zona residencial con comercios barriales, mantener los espacios verdes, resguardar los clubes barriales y las bibliotecas populares. También llamaron a garantizar el asoleamiento de los vecinos.
La quinta mesa volvió sobre el perfil de barrio residencial y pidió que no haya industrias contaminantes de mediano ni gran volumen.
También hicieron una sugerencia para que las desarrolladoras inmobiliarias antes de hacer un edificio en los barrios pidan permiso a los vecinos a través de una audiencia pública comunal.
Wilkinson dijo que esta modalidad está vigente, entre otras ciudades, en Miami. Contó el caso de una clínica que luego de recibir objeciones de los lugareños modificó sus planos para poder abrir sus puertas. También se sugirió hacer como en La Lucila o Acassuso que en cada lote hay un número previo asignado de viviendas a construir. Ante la moda de los microambientes (entre 18 y 25 metros cuadrados) buscan garantizar las condiciones mínimas de habitabilidad.
La mesa cuatro pidió que haya más colegios secundarios públicos en Villa Pueyrredón. Además, mencionaron que sería deseable establecer una base mínima de un lugar de estacionamiento por cada departamento nuevo que se construya gracias a la reforma de los Códigos.
La tercera solicitó mejorar la infraestructura de los servicios públicos y remover los árboles en riesgo. La segunda llamó a regular el tránsito pesado en las avenidas de los Constituyentes y Nazca. La primera mesa llamó a recuperar suelos absorbentes.
Para concluir Kavanagh citó que en Parque Chacabuco, tras una larga lucha vecinal, el Gobierno de la Ciudad dio marcha atrás con la instalación de un bar en ese parque, contemplado por una ley porteña. Removió el cemento puesto para tal fin y ahora pondrá un jardín.
“Fue gracias a la movilización activa de los vecinos”, hizo notar sobre la necesidad de mantener los reclamos barriales vigentes.