“No tengo armas, sólo un puño cerrado donde guardo la verdad”

Hebe
Hebe, para el pueblo, Kika para su familia, en el día de la Soberanía, se fue dejándonos su ejemplo y legado de lucha, con su puño abierto al grito “para hacer que todos vean esa verdad que llevo”.

“Ahora que estoy por llegar / yo te hablo con amor de hijo / ese amor que vos sembraste / florece en mí que soy parte tuya. /No te sientas triste mamá / que yo te acompaño / no estés sola: yo y la esperanza somos los compañeros de tu soledad /piensa en nosotros que ésa es la verdad” , fragmento de un poema de Raúl Bonafini (detenido-desaparecido) escrito en el centro clandestino “La Cacha” en 1978 (1).

bujinkan illa pueyrredón

Por Ignacio Di Toma Mues

Hebe Pastor de Bonafini había nacido en el barrio El Dique, en Ensenada, el 4 de diciembre de 1928; en 1963 con Humberto, su esposo, y sus dos hijos, Jorge y Raúl, se mudaron a La Plata (poco tiempo después nacería Alejandra) y en 1976 a City Bell.

“No van a poder pararnos nunca; no van a poder pararme ni cien dictaduras, ni cien democracias, ni una ráfaga de tiros. Precisamente porque no tengo armas, sólo un puño cerrado donde guardo la verdad. Ese puño no es para golpear, es para levantarlo con el grito y para abrir la mano y hacer que todos vean esa verdad que llevo” (2)

Y en Villa Pueyrredón dejó su presencia en la esquina de las Madres, en Franco y Condarco, aquellos calurosos días de febrero de 2019. En esa oportunidad, durante tres días y dos noches de vigilia, vecinos y vecinas le brindaron afecto y aguante en la custodia de la camioneta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo, con parte de su archivo histórico.

Vigilia con las Madres
El vehículo había sido secuestrado por la Policía de la Ciudad – por orden de un juez comercial – y depositado en el predio adyacente al parque de la estación, lugar que ocupaba ilegalmente esta fuerza de seguridad.

Organizaciones sociales, culturales y políticas, integrantes de Unidad Barrial Villa Pueyrredón, junto a las Madres y su presidenta Hebe de Bonafini, forjaron un vínculo fraternal, de amor. En abril de 2019, en el Centro Cultural El Alambique, estuvo nuevamente presente.

Previo a la proyección del documental “Todos son mis hijos”, Hebe expresó: “En nombre de las Madres, por lo que hicieron ustedes, que nos acompañaron… queremos dejarles esto (un mosaico con el tradicional pañuelo, con la inscripción “Los abrazamos con amor por tanta solidaridad que ayudó a recuperar los archivos”) y dos libros con la historia de las madres en fotografías”.

Y para recordarla, que mejor que sus palabras, dichas en ocasión de su visita al barrio.

Hebe de Bonafini en El Alambique
“Amen a sus hijos, escúchenlos, pregúntenles si están conformes, que la casa sea de verdad de todos y no se olviden que los hijos siempre nos dan un buen ejemplo”.

“Todos hacemos política, y los que dicen que no hacen política son los peores, porque hacen la peor política, la del silencio, la de la complicidad… la política tiene que ser entrega, solidaridad, lealtad, amor al otro”.

“Que la palabra solidaridad no sea sólo para hacer poemas, que la palabra justicia la empleemos nosotros también para ser justos con los demás, que la palabra amor sea de verdad, que el reconocimiento a los 30 mil desaparecidos y asesinados en este país, en nuestro querido y amado país, no se olvide”.

Y en el libro de visitas de “El Alambique” rubricó su agradecimiento: “Para los queridos compañeros de Villa Pueyrredón toda nuestra gratitud, un abrazo Hebe”.


(1) El poema fue entregado a Hebe por una joven que había estado secuestrada en “La Cacha”. “No me contó demasiado de mi hijo. Dijo que, estando ella muy próxima al parto y ante la posibilidad cierta de que la sacaran de allí para tener a su hijo, Raúl se puso a escribir en el forro de su pollera y le dijo mi nombre y donde vivíamos”, relató Hebe a la periodista Matilde Sánchez en una serie de encuentros que se convirtieron en diciembre de 1985 en un libro: Historias de Vida, Hebe de Bonafini; editorial Fraterna / del Nuevo Encuentro.

Esta joven le entregó un pedazo de forro gris, sucio para conservar el poema fechado en el año 1978, con la caligrafía indudable de su hijo Raúl. “Nunca alcancé a leer todas sus palabras; no podía resistirlo porque había allí demasiada inteligencia y demasiado amor; no pude hacerlo antes, sólo en estos días de julio del 85, cuando a veces uno siente que no queda verdaderamente nada”.

Raúl (24 años) fue secuestrado y desaparecido el 6 de diciembre de 1977. Estudiaba Zoología en la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad de La Plata y trabajaba en YPF, al igual que su padre Humberto.

Su otro hijo, Jorge (26 años), fue secuestrado y desaparecido el 8 de febrero de 1977. Estaba por rendir su tesis de la carrera de Física. Trabaja como ayudante en dos cátedras de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de La Plata, y enseñaba matemáticas y física. Fue visto en los centros clandestinos de detención Destacamento de Arana y Comisaría 5ta. de La Plata.

Tanto Jorge como Raúl militaban en el Partido Comunista Marxista Leninista de La Plata.

(2) Historias de Vida, Hebe de Bonafini; editorial Fraterna / del Nuevo Encuentro

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