Orden, limpieza y crueldad en la Ciudad de Buenos Aires

Orden, limpieza y cureldad en la ciudad
“Yo diría que el modo que ha cambiado otra vez la circulación social de la palabra, de los discursos, es el lugar de la crueldad. (…) Lo formulo intencionalmente de manera frívola, parodiando el lenguaje frívolo: La crueldad está de moda. Está de moda ser cruel. Luce bien, cae bien”. Martín Kohan en el programa “¿Cómo la ves?”, FutuRock, 3/3/2024.

Por Fernando Casasco
Urquiza se Organiza

Los grandes discursos de la política siempre conjugaron una parte de empatía con distintos grupos sociales y un grado de confrontación con los adversarios coyunturales, sean otros grupos políticos o identitarios. Pero en los últimos tiempos esta situación se ha trastocado tanto en el mundo como en la Argentina. En el caso de nuestro país, si algo ha habilitado el ascenso al poder de Javier Milei y de sus diatribas contra el Estado es la posibilidad de transgredir los límites morales, en los que no era “bien visto” atacar a los más débiles o a aquellos que no podían defenderse.

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Sostiene María Esperanza Casullo que la orientación común de los populismos de izquierda latinoamericanos, que gobernaron durante la primera década y media del siglo XXI, fue la de “pegar hacia arriba”. “Sus adversarios eran parte de la élite económica, financiera, terrateniente, propietaria de los medios de comunicación”, comenta la autora, al tiempo que anota que a diferencia de los populismos europeo y estadounidense “no se designaron adversarios ‘hacia abajo’: no se construyó un otro centrado en los inmigrantes, o los extranjeros o las minorías de identidad sexual”. (1)

El estatalismo reparador que propuso el kirchnerismo hoy está en franco retroceso y el triunfo del libertarianismo individualista así lo constata. Milei asumió el gobierno emprendiendo contra la denominada “casta política”, a la que acusa de hacer negocios detrás de una fachada de defensa de derechos sociales. Pero a poco de caminar su gestión, esas acusaciones e insultos fueron más allá: militantes de Derechos Humanos, periodistas (especialmente mujeres), trabajadores, docentes y estudiantes y hasta artistas populares fueron atacados desde lo más alto del Poder Ejecutivo en el marco de entrevistas concedidas a medios amigos o en mensajes por redes sociales.

La crueldad de la que hablaba Kohan en la entrevista radial citada se torna entonces política de Estado, en medidas concretas como el cierre de la Agencia Telam o del INCAA, el despido de empleados estatales con años de trabajo, la no entrega de alimentos a comedores, el recorte de presupuesto a las universidades, las paritarias no homologadas a trabajadores de distintos gremios y el ajuste a jubilados y pensionados.

La empatía con el que sufre las consecuencias del ajuste no parece estar en el horizonte de Javier Milei y su equipo de gobierno, tal como lo ratificó recientemente en la entrevista que brindó a la BBC británica. La novedad es que lo que parecía potestad exclusiva de los nuevos ocupantes del poder político, comienza a visualizarse en actitudes de la sociedad civil y en gobiernos de distinto signo.

Así se observó en una polémica campaña llevada adelante por el Gobierno de la Ciudad en la que se mostraba cómo personas en situación de calle eran “retiradas” de la vía pública, como si se trataran de bultos inertes o residuos molestos. Las imágenes fueron publicadas en las redes sociales del jefe de gobierno, Jorge Macri, bajo el oprobioso título: “Operativo especial de orden y limpieza”. El “Antes” y el “Ahora” subrayaban la limpieza de las aceras (siempre de ciertos barrios, como Palermo y Recoleta), antes que el destino brindado a las personas que ocupaban el espacio público.

La publicación generó una reacción inmediata de distintos sectores de la oposición y de organizaciones sociales. El ex rival de Jorge Macri en las elecciones para Jefe de Gobierno, Leandro Santoro, cuestionó directamente al mandatario: “Me parece muy bien que limpies un poco la ciudad… Pero ¿Te das cuenta que en este video estás poniendo a las personas en situación de calle en el mismo plano que la BASURA?”.

Desde el FIT, la legisladora Alejandrina Barry comentó: “Brutal: Sin dar una explicación de qué pasó con esa persona, si fue atendida, si tiene donde vivir o si falleció, Jorge Macri hace publicidad de su operativo de “limpieza”. Parecen las publicidades de Cacciatore, intendente de la dictadura expulsando gente pobre de la Ciudad”.

El Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) afirmó: “No es un problema de “orden”, “limpieza” o “seguridad”, como dice Jorge Macri en sus redes sociales. No son basura, ni delincuentes. Son personas que no tienen vivienda en la Ciudad de Buenos Aires y merecen una respuesta humana”.

Las críticas al operativo y su difusión llegaron incluso del propio macrismo, en un nuevo capítulo de la interna que esa fuerza sufre desde antes de las últimas elecciones. La ex ministra de Desarrollo Humano del gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, María Migliore, aseveró en la red X: “No podemos mostrar a las personas en situación de calle como si fueran un objeto a mover para limpiar un lugar. El enfoque es otro, uno que no deshumanice. Porque la calle no es un lugar para vivir”, enfatizó la ex funcionaria.

Ante las repercusiones que tomó la campaña, Jorge Macri debió admitir que la estrategia de comunicación del operativo no fue la adecuada. “Es una publicación que no resume todo lo que estamos haciendo. Las ciudades grandes están cruzadas por una problemática dramática de gente en situación de calle combinada con una situación agravada de adicciones y salud mental”, comentó el Jefe de Gobierno.

Asimismo, resaltó las tareas de contención que lleva adelante el Gobierno de la Ciudad, como la ampliación de las plazas en los centros de inclusión social y la creación de un protocolo de niñez en situación de calle, “que nos ha permitido reducir de 42 familias crónicas con niños en calle a solo dos que entran y salen”, enfatizó.

De todas maneras, desde el Ministerio de Seguridad aseguraron que los operativos de “orden y limpieza” continuarán. El secretario de Seguridad Diego Kravetz sostuvo que quien no acepte ir a los paradores para gente en situación de calle “no puede dormir en la calle, tiene que irse a otro lado” e insistió: “Tiene que ir a dormir ahí o a otro lado que no sea la ciudad”. Faltó decir que se les cerrarán las “fronteras” porteñas.

Detrás de la polémica y las visiones enfrentadas, subsiste un drama social cada vez más acuciante, en el que las autoridades porteñas han demostrado un evidente fracaso. Si en 2006 un censo arrojó el número de 725 personas en situación de calle, en 2017 ya habían sumado 2400, mientras que el realizado por el GCBA en abril del año pasado ubicaba esa cifra en 3511 personas (de las cuales, 2268 dormían habitualmente en un parador).

Organizaciones de la sociedad civil manejan otros números. A fin de 2023 el Relevamiento Nacional de Personas en Situación de Calle (ReNaCalle) arrojó que hay más de ocho mil personas en esa condición en la Ciudad de Buenos Aires, de las cuales 909 son niños o niñas.

El agravamiento de la pobreza, la indigencia y la exclusión social que provocaron los primeros meses de gestión del gobierno de Milei hace suponer que esas cifras deben ser hoy aún más alarmantes.

A mayor necesidad, menores recursos. Según un informe publicado por la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ) junto a otras organizaciones sociales y políticas, el conjunto de las políticas de emergencia se vería reducido en un 44% en términos reales, de acuerdo a las cifras del presupuesto presentado por la gestión macrista.

El programa de “Apoyo para Personas en Situación de Vulnerabilidad Habitacional” del Gobierno de la Ciudad, que otorga un subsidio económico a personas sin hogar, vio reducido un 27% su presupuesto para el 2024. En tanto, según informa el Ministerio Público de la Defensa, la cantidad de beneficiarios del programa se redujo un 60% en los últimos tres años: pasaron de 16.462 en 2021 a 9.880 en 2023.

A pesar de las excusas y supuestas buenas intenciones presentadas por las autoridades, nada hace creer que la situación va a cambiar en favor de los más necesitados en los próximos tiempos. Es que la empatía, la contención social y los derechos parecen haber pasado de moda: lo que garpa es la crueldad.

(1)Casullo, María Esperanza: “¿Por qué funciona el populismo?”. Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2019.

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