Efectividad comprobada por investigadorxs. En la Facultad de Agronomía siembran peces que comen las larvas del mosquito que transmite la enfermedad del dengue. Los ofrecen gratuitamente a vecinxs que tengan piletas, estanques, fuentes y tanques de agua. Entrevista al director del proyecto, Alejandro López.
Por Agustina Cavalanti
Según el último reporte del Ministerio de Salud de la Nación, los casos de personas infectadas con dengue han disminuido. Si bien en la temporada otoño-invierno desciende la población de mosquitos transmisores de la enfermedad (aedes aegypti), los huevos son altamente resistentes y sobreviven hasta eclosionar con los primeros calores.
Con la llegada de las bajas temperaturas, las piletas y fuentes domiciliarias, estanques y tanques australianos se dejan de mantener y se convierten en un peligroso foco de cría del mosquito “hogareño” que transmite la enfermedad del dengue. “Si durante la temporada fría no vaciamos, recomendamos el uso de peces para el control biológico de las larvas”, afirma Alejandro López, Licenciado en Ciencias Ambientales.
López dirige el proyecto “Alternativa sustentable para el control biológico de vectores de enfermedades en reservorios de agua a través de peces nativos”, que involucra a docentes de la Cátedra de Acuicultura de la Facultad de Agronomía de la UBA, estudiantes y pasantes; y está financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de la Nación. Un gran aporte a la lucha contra el dengue.
En la nota, Alejandro López dialoga con El Barrio Villa Pueyrredón y profundiza sobre esta alternativa natural de prevención. Lxs vecinxs pueden adquirir peces gratuitamente en la Facultad.
¿De qué se trata el proyecto?
-A las medidas convencionales de prevención del dengue, como el descacharreo (eliminar todos los recipientes en desuso que puedan acumular agua), el uso de repelentes y mosquiteros, nosotrxs sumamos la opción del control biológico: sembrar peces que viven en ese pequeño reservorio de agua. Son peces nativos de fácil manejo y de poco requerimiento, no son difíciles de criar y transportar; y son peces que naturalmente están acostumbrados a vivir en ambientes reducidos, entonces no tienen problema en desarrollar todo el transcurso de su ciclo de vida, incluso reproducirse en un ambiente relativamente pequeño.
¿Esos peces se comen las larvas que quedan pegadas a las paredes de los reservorios?
– Sí, se comen las larvas. Una vez que eclosionan cuando la temperatura es adecuada, el pez lo detecta y se lo come. La diferencia con otras técnicas de control es que esto te asegura el cien por ciento de efectividad. Mientras haya peces, no hay larvas, esa es la ventaja.
¿Se pueden poner en cualquier reservorio?
-En cualquier reservorio de agua que sea de un volumen lo suficientemente grande como para no poder vaciarlo cada dos o tres días como lo indica el protocolo del dengue, como son las piletas domiciliarias, estanques, fuentes, etc.
¿Cómo se llaman los peces?
-Son peces conocidos como “Madrecitas de agua”, dos especies de peces chiquititos, no son muy conocidos y no tienen interés para la pesca, a lo sumo lo usan para encarnar. Tampoco son peces que se usan en acuarios, porque no son ornamentalmente llamativos.
¿Y ustedes cómo los conocieron?
-Porque nosotrxs trabajamos en lagunas pampeanas, y el pez es parte del ecosistema pampeano. Los empezamos a usar para nuestros ensayos experimentales como parte del medio (hacemos ecología experimental) y para el control biológico dentro de nuestras instalaciones, porque nosotrxs tenemos tanques grandes para las investigaciones que son un foco de cría de mosquitos. Destacamos la necesidad de generar núcleos de cría y distribución.
¿Dónde se pueden conseguir?
-Los peces se entregan gratis acá en la Facultad. Lxs vecinxs pueden venir con un tachito, llenan una carta de solicitud y se llevan los peces. La cantidad va a estar establecida de acuerdo con las dimensiones del espacio. Generalmente, por metro cuadrado, se ponen cuatro peces. La única precaución que deben tener es que nunca se seque el lugar, siempre debe tener algo de agua porque si se seca, los peces se mueren. Cuando las piletas se vacían para volver a utilizarse los peces se pueden recuperar y traer a nuestras instalaciones de la Facultad.
¿Hay que alimentarlos?
-No. Además de las larvas, se alimentan de los organismos que crecen naturalmente en ese ambiente. Es una solución gasolera.
¿Cuál es la mejor época para ponerlos en los reservorios?
-Es ahora, porque una vez que uno le deja de poner cloro a las piletas, por ejemplo, el mosquito puede empezar a poner huevos. Con este último pulso de calor, quedan los últimos mosquitos, que cuando venga el frío, los mosquitos adultos van a morir, pero ya dejaron los huevos para el próximo año. Es decir, quedan los huevos en estado de latencia ya puestos en el tanque o donde hayan encontrado agua y donde haya el primer pico de temperatura más o menos templada, empiezan a eclosionar. Hay que prevenir y atacar ese primer pulso.
¿Trabajan con otras instituciones?
-Actualmente, en conjunto con la Escuela de Educación Media Nº2 DE 19 “Arturo Jauretche” de Villa Soldati, un barrio muy afectado por el dengue. Instalamos unas pequeñas piletitas en la escuela y estamos enseñándoles a reproducir los peces para que después los distribuyan en el barrio, en los alrededores, en otras escuelas y clubes. También trabajamos con el centro cultural OiHoy Casa Abierta, de Villa Ortúzar. Allí tienen un estanque en la terraza donde realizan sus actividades. Entonces nos pidieron peces y los sembramos. Podemos brindar charlas para lxs vecinxs, porque queremos difundir. Si vos tenes o conoces a alguien que sepa que tenga en la cuadra o en las inmediaciones una pileta abandonada, contáctate.
Y ahora ¿cómo continúa el proyecto?
-Ahora nos gustaría hacer los ensayos más técnicos, y empezar a medir los resultados. Es un proyecto de extensión, no tenemos tantos medios para hacer seguimiento, monitoreo, toda la cuantificación y elaborar trabajos académicos que nos permita publicar y seguir con líneas de investigación. Por otra parte, quisiera diseñar algún tipo de reservorio donde los mosquitos sean atraídos ahí para poner los huevos, como las trampas que se usan en las huertas, una especie de trampa agroecológica para mosquitos. Los mosquitos nacerían, pero nunca llegarían a adultos; eso sería como una segunda etapa del proyecto.