Piropear no es halagar

En abril se celebró la Semana Internacional contra el Acoso Callejero y El Barrio Villa Pueyrredón entrevistó a la coordinadora de “Acción Respeto” para entender por qué un piropo es violencia simbólica contra las mujeres.

Por Mariana Vaccaro

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“¡Cómo te chuparía esas tetas!”. Si te incomoda leerlo, imaginate escucharlo. Esa fue la premisa de la primera campaña de “Acción Respeto”, una asociación que relevó que la edad en la que las mujeres empiezan a ser acosadas en la vía pública es entre los 11 y 15 años.

Altas, flacas, chicas, grandes, rubias, morochas, de polera y pantalón o de short y top, el 94% de las mujeres se sintieron incomodadas o agredidas por los mal llamados “piropos”.

Inspirados en llegar a modificar esta forma de violencia cultural en contra del género femenino, en abril del año pasado, cuando se celebra la semana contra el acoso callejero, nació este movimiento que se convirtió en asociación civil.

La organización tuvo sus inicios en Estados Unidos y en la Argentina hay agrupaciones en Capital Federal (zona norte y zona oeste), La Plata, Gualeguaychú, Tucumán, Salta, Santa Fe y Córdoba.

Con campañas en las calles y charlas académicas en los colegios y universidades, buscan combatir las agresiones verbales hacia las mujeres.

Sobre el aspecto físico de las mujeres acosadas en las calles, Paula Cazón coordinadora de Acción Respeto Capital Federal resaltó a El Barrio Villa Pueyrredón: “Hay que dejar de poner la responsabilidad en la víctima en lugar del victimario”.

Las mujeres tienen derecho a vestirse como más les guste sin ser blanco de violencia simbólica, sin tener que escuchar la opinión de los hombres sobre su cuerpo o su aspecto.

Proyecto de ley

Con el apoyo de la diputada nacional Victoria Donda de Movimiento Libres del Sur impulsan un proyecto de ley que tiene como objeto la prevención y la sanción del acoso sexual, ya que es considerado una forma de violencia contra las mujeres.

En la iniciativa se propone el cobro de una multa como penalidad. “Poner una multa es parte de algo más importante, el objetivo principal es el cambio sociocultural. La penalidad económica es una herramienta legal para frenar algo que ya nos pasa, ya nos sucede. Pero lo más importante es la educación, educar en el respeto, hacer entender que el cuerpo de una persona, de una mujer no es propiedad pública”.

Los piropos no son halagos

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Cazón explicó la diferencia entre términos que se suelen utilizar erróneamente como sinónimos: “Un halago es algo que uno hace a una persona que generalmente ya conoce, independientemente de su género. Por ejemplo yo puedo halagar a una amiga o amigo y ellos viceversa. El halago es sobre cualquier tipo de tema: ‘me gusta tu remera’ o ‘qué rico que cocinaste’.

Muy diferente es un piropo donde hay una relación de desigualdad entre quien lo da y quien lo recibe. Un piropo está dirigido desde el hombre hacia la mujer. Hay quienes te dicen que las mujeres piropean hombres, está bien, pero es la minoría.

La construcción cultural es desde un varón hacia una mujer. El piropo no tiene la intención de halagar porque quien tira un comentario al azar no espera la reacción de la otra persona, una respuesta, no la convierte en interlocutora, no espera que la otra persona le conteste si le gustó o no lo que recibió.

Si los roles de emisión y recepción en la comunicación no se cambian, la mujer no queda como la interlocutora, sino como el objeto del mensaje (de lo que hablo, no con quien hablo).

Si la intención es halagar, uno lo que hace es correrse de un lugar de poder e intercambiar palabras con la otra persona. La solución no es impedir que la gente hable en la calle, sino que si a uno le gusta una persona que no conoce en la calle se acerca y pregunta: ‘Disculpá, ¿te puedo decir algo?’ si la otra persona acepta, continuas con lo que vas a decir y, si no, te das media vuelta y te vas. Esto cambia la relación entre dos desconocidos”.

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