El legislador Ramiro Marra, uno de los primeros promotores de la candidatura de Javier Milei, fue expulsado del oficialismo. Su choque con la todopoderosa Karina Milei fue cada vez más notable y la situación terminó por explotar. Por debajo de esta decisión aumenta la tensión y los cambios de camiseta entre La Libertad Avanza y el PRO.
Por Fernando Casasco
La carrera de Ramiro Marra y su intempestiva expulsión del oficialismo es un botón de muestra de los modos de construcción política en estos tiempos convulsos. No hay lugar ya en la política actual para la conformación de grandes partidos, basados en fuertes fundamentos doctrinarios, la formación de cuadros militantes, la movilización de bases y la lucha por el poder a través de campañas políticas de largo alcance. Hoy todo se cifra en la exposición mediática, la explotación de las redes sociales y las relaciones con sectores económicos poderosos.
El legislador fue uno de los tantos jóvenes que se asomaron a la política con el kirchnerismo, originalmente enamorados de consignas como “la patria es el otro”. Sin embargo, ya convertido en “youtuber financiero”, renegó rápidamente de esa primera fe y se acercó en 2015 a la candidatura de Sergio Massa y al equipo económico conducido por Roberto Lavagna, lo que le valió su primera candidatura a legislador porteño.
Pese a no obtener ningún cargo público aquella vez, su fama en redes fue creciendo y a partir de 2019 se acercó a Milei, a quien apoyó en su incursión en la política. El apoyo no solo fue de palabra, sino con tres acciones clave. Puso a disposición su “sello de goma” del Partido Libertario, creado por él mismo en la Ciudad. Además, según Gastón Alberdi, ex candidato a diputado por el espacio libertario, Marra contribuyó con 2 millones de dólares a la campaña de Milei a diputado nacional en 2021. Tal vez más importante que todo eso fue haber sido quien presentó al economista con quién sería su máximo asesor, Santiago Caputo. El consultor político había sido compañero de colegio en el Instituto Manuel Belgrano del youtuber devenido en político.
Así fue como Marra logró nuevamente una candidatura a la Legislatura porteña, esta vez sí con un resultado positivo. Pero su afán de poder no se detuvo allí: el joven legislador comenzó a verse con el traje de Jefe de Gobierno en las elecciones de 2023, en la que su aliado Milei se presentaría como candidato a Presidente. La historia reciente es conocida.
En la campaña de 2023, Marra mostró señales de autonomía que encendieron las alarmas de la persona con más poder junto a Milei: su hermana Karina. La actual secretaria general de la Presidencia no tuvo casi injerencia en el armado de listas en la ciudad de Buenos Aires, a diferencia de lo que ocurriera en otros distritos. Por ejemplo, Marra como candidato a jefe de gobierno impuso al frente de la lista de legisladores a su amigo Eugenio Casielles, quién rápidamente se alejó de La Libertad Avanza y formó su propio monobloque. Pese a que se ilusionaba con llegar al balotaje, Marra quedó lejos de su objetivo: logró casi 20 puntos menos que el candidato de Unión por la Patria, Leandro Santoro y ni siquiera igualó los guarismos obtenidos por Milei dos años antes.
Más allá de las expectativas originales de la joven fuerza política, el triunfo a nivel nacional de La Libertad Avanza fortaleció la posición de lo que el Presidente llamó “el triángulo de hierro”, formado por él mismo, su hermana Karina (apodada “El Jefe” en la interna libertaria) y el ahora poderoso asesor estrella, Santiago Caputo. En esa tríada se definieron casi todas las líneas políticas y los nombramientos del primer gabinete: en él ya no hubo lugar para un Marra que tenía expectativas de ocupar lugares relevantes.
No solo eso, sino que Karina Milei ordenó retirarlo de la titularidad del bloque de La Libertad Avanza en la Legislatura, lo que originó el quiebre de la bancada y hasta la judicialización del uso del sello. La elegida para comandar a los legisladores libertarios fue Pilar Ramírez, mujer de confianza de la secretaria general de la Presidencia y esposa del vicepresidente del Banco Nación, Darío Wasserman. Algunos señalan a este “mesadinerista” y empresario de grandes desarrollos inmobiliarios – en algunos de ellos en alianza con Eduardo Elsztain, uno de los grandes aportantes a la campaña de Milei – como el verdadero poder detrás de la hermana del Presidente.
Pese a algún gesto de distensión, como la designación de Marra en el Consejo de asesores del Presidente, las rispideces entre la Casa Rosada y el mediático legislador fueron en aumento. Cerca de Karina Milei lo acusan de tener una agenda propia y de tejer acuerdos con el Gobierno porteño, a espaldas de las directivas emanadas desde Balcarce 24.
Si algo ha demostrado en los hechos La Libertad Avanza en su primer año en el poder es que todo aquel que ose alejarse cinco centímetros de la línea oficial, es inmediatamente condenado al escarnio y al ostracismo. Sólo por dar algunos nombres, fueron eyectados de su cargo el jefe de Gabinete Nicolás Posse, la canciller Diana Mondino, los ministros de Infraestructura (cartera luego cerrada) Guillermo Ferraro y de Salud Mario Russo, el titular de Anses Osvaldo Giordano, el viceministro de Desarrollo Social Pablo de la Torre, el subsecretario de Deportes Julio Garro y, más recientemente el secretario de Prensa Eduardo Serenellini. Casi todos ellos cayeron bajo la picota de los hermanos Milei.
En esta demostración de verticalismo desaforado y en medio de la guerra subterránea con el PRO de Mauricio Macri, no terminó de sorprender la decisión de La Libertad Avanza de expulsar a Ramiro Marra, pese a ser uno de los libertarios con mayores “pergaminos”.
Por toda comunicación, conforme la lógica de los tiempos bastó un posteo en la red social X. La excusa para el caso fue la decisión del legislador de “haber votado a favor del inaceptable aumento de impuestos en la Ciudad de Buenos Aires, que contradice los ideales del presidente Javier Milei”. «Todos aquellos que no respeten la agenda del Presidente serán expulsados. No importa quiénes sean», agregó el comunicado en la ratificación de su línea dura y en una velada amenaza al resto de los integrantes del oficialismo.
La respuesta de Marra, como no podía ser de otra manera, también se expresó en las redes sociales. Dijo que no había recibido ninguna comunicación previa y ratificó su lealtad a Javier Milei.
Ahora el legislador evalúa los pasos a seguir: mantener un perfil propio y buscar revalidar su escaño en la Legislatura o explorar alianzas con otros sectores políticos. En esta última opción se ilusiona el jefe de gobierno Jorge Macri, quien sueña con incorporar al youtuber y aprovechar su popularidad para “robarle” votos a los libertarios.
Pero las fugas dentro de la propia embarcación del PRO parecen ser más grandes. Pocas horas antes de la expulsión de Marra – y en pleno desarrollo de la reunión del consejo del partido amarillo -, Karina Milei y Pilar Ramírez se habían fotografiado junto a Patricia Bullrich y a tres legisladores, referenciados con la ministra de Seguridad, que se pasaron del bloque del PRO a La Libertad Avanza: Juan Pablo Arenaza, Silvia Imas y María Luisa González Estevarena.
Bullrich es el alfil elegido por los hermanos Milei para romper las filas del macrismo. A la anexión de legisladores aliados en las legislaturas porteña y bonaerense, se suma la seducción de intendentes de la provincia y dirigentes en todo el país. Recientemente los jefes comunales de Tres de Febrero, Diego Valenzuela y de 25 de Mayo, Ramiro Egüen, anunciaron su pase del PRO a las filas libertarias. Habría una decena de otros jefes comunales que podrían seguir sus pasos.
Lo mismo ocurre en el Congreso de la Nación: recientemente el cordobés Luis Juez abandonó la jefatura del bloque macrista y admitió su intención de ser candidato a gobernador de Córdoba por “las fuerzas del cielo”. En Diputados se teme una escisión más grande. El más notorio en pregonar una alianza entre ambos espacios es Diego Santilli.
En este vendaval, Ramiro Marra parece haber sido chivo expiatorio, objeto de repudio e indignación. Pero la política siempre da revancha y más en estos tiempos de lealtades débiles y posturas líquidas.