SinZoo es una organización social que se propone concientizar sobre la problemática del uso de los animales para el cautiverio y su exhibición. Hace dos años presentó un proyecto de ley para el cierre y reconversión del zoológico de la Ciudad de Buenos Aires, que este año ingresó en la Legislatura Porteña. El próximo 13 de diciembre, la ONG llevará a cabo “El Abrazo al Zoo”, una movilización pacífica en reclamo para que el proyecto se trate y apruebe.
Por Luciana Aghazarian
¿Si hubieras nacido en Ushuaia y de un día para el otro te obligaran a vivir en la provincia de Salta o San Juan donde la temperatura media supera los 30 grados, cómo creés que te afectaría? ¿Si te arrancaran de tu familia para exhibirte en un parque lleno de otras especies también negadas de su hábitat, podrías sobrevivir? ¿Y si encima tu lugar asignado para residir estuviese muy cerca de tu mayor enemigo, cómo controlarías el estrés? ¿Si mientras quisieras dormir, unos extraños cada día y cada noche golpearan tu puerta y te arrojaran objetos y comida solo para verte reaccionar, cuánto tiempo lo soportarías? ¿Podrías vivir así? Seguramente no. Los animales, tampoco.
“Ningún animal silvestre está biológicamente preparado ni evolucionó para vivir en un ambiente artificial. Ellos escapan a la presencia de humanos por naturaleza, por ende someterlos al constante acoso de personas, exhibición, manoseo y demás actividades que se realizan en zoológicos, es estresante. También obligarlos a acomodarse a restricciones de movimiento, alimentación, elección de pareja, posibilidades de obtener alimento y cobijo, construcción de nidos o madrigueras, separación de su grupo social, exposición a gente y otros animales de los cuales naturalmente huirían, contribuye al malestar de los animales silvestres en cautiverio”, explica Laura Borsellino, licenciada en
Ciencias de la Comunicación, fotógrafa de la naturaleza e integrante de SinZoo, una organización que se propone generar consciencia respecto de la temática y eliminar gradualmente los zoológicos en el país.
Yaki es el último animal fallecido en el marco de un zoológico en la Argentina, en este caso de la provincia de Mendoza. La biopsia determinó que su muerte fue a causa de una pelota de tenis hallada en su estómago y una bolsa de plástico que le colapsó los intestinos.
Acá y en otros países terminan de la misma forma osos polares sometidos a climas con altas temperaturas o monos caraya, provenientes de la selva tropical, reubicados en zonas templadas, entre otros casos.
Con el argumento de llevar adelante una labor en la conservación de especies, explican los integrantes de SinZoo, muchos espacios se hacen llamar bio parques o reservas “cuando no son más que zoológicos con mayor aporte monetario y más marketing”, explican.
Andrei Chtcherbine, guarda parque y redactor, junto con Gerardo Biglia, del proyecto de ley Jardín Ecológico, asegura: “En estos lugares VIP, la explotación se encuentra maquillada por elementos que no pueden de ninguna manera reemplazar, ni para el animal ni para la educación ambiental del visitante, el hábitat natural del individuo silvestre que sigue siendo servido en bandeja como un atractivo circense”.
El proyecto que este año ingresó a la Legislatura porteña con la firma de diez diputados de diferentes bloques políticos demanda el cierre y reconversión del zoológico de la Ciudad de Buenos Aires.
“La idea es impedir la exhibición de los animales, rehabilitarlos y enviarlos a reservas o santuarios, o a su hábitat natural en los casos que sea posible. Para los animales que no puedan ser rehabilitados se contempla que vivan en el predio, sin exhibición, previa remodelación del lugar con enriquecimiento ambiental”, explica Matías Trufero, activista de SinZoo.
La organización que pelea por los derechos de los animales hace hincapié en el hecho de que gran cantidad de estudios científicos desaconsejan la cría en cautiverio como medida para su conservación e invita a reflexionar acerca de que muchas de esas especies fueron obtenidas en forma ilegal o, por lo menos, anti ética.
“Un animal exhibido en un zoo puede tener diferentes orígenes: pudo haber sido apresado en su hábitat después de haber eliminado a toda su familia para que no lo defienda; puede provenir del tráfico ilegal de especies, pudo haber sido permutado por otro animal de otro zoo o haber nacido en cautiverio”, evidencia Malala Fontan, integrante de SinZoo y activista por los derechos de los animales.
En la misma línea, a principio de este año, Diego Kravetz y Sergio Federovisky, referentes del Frente Renovador, denunciaron al actual director del Zoológico porteño, Gabriel Aguado, como participante de una red de tráfico ilegal de especies amenazadas.
En respuesta a estas cuestiones, el proyecto de ley presentado por SinZoo pretende, también, dar solución a la falta de un centro de rehabilitación adecuado para recuperar y liberar en su hábitat a los animales que se decomisan por venta y tráfico ilegal. Asimismo, con la intención de torcer una cultura colonial orientada a la cosificación del animal, parte del predio se utilizaría para formar un paseo que eduque sobre el cuidado del medio ambiente y los derechos animales.
“Lo único que se puede aprender hoy en los zoológicos es la morfología del animal, pero que al estar privado de su libertad está, por ende, privado del normal comportamiento que realizaría en su hábitat con su grupo social o familia. Incluso, debido a los problemas que conlleva el encierro, muchas veces, hasta ni siquiera su aspecto es el que debería tener. Esto sucede, por ejemplo, con algunos monos que están pelados debido a una automutilación”, señala Trufero.
Del mismo modo, los integrantes de SinZoo advierten como otra de las problemáticas “las manipulaciones genéticas que se realizan con el único fin de obtener a través de la cría selectiva animales raros para atraer visitantes. Un claro ejemplo son los tigres blancos; los felinos son animales que sufren muchísimo el cautiverio y, generalmente, los que más demuestran comportamientos estereotipados como caminar en círculos permanentemente. Existe diversidad de publicaciones científicas que advierten sobre los riesgos del ‘comportamiento estereotipado en animales de zoológico’ o ‘zoocosis’ – patología psíquica a la que también se conoce como la ‘locura del cautiverio’-”, relata Borsellino.
Con el objetivo de visibilizar estas cuestiones y reclamar para que el proyecto de ley Jardín Ecológico reciba tratamiento, el 13 de diciembre a las 14.30 horas, en la entrada del Zoo de Palermo (República de la India 3000), se llevará a cabo “El Abrazo al Zoo”.
La iniciativa invita a “juntarnos para pedir, para exigir, para denunciar. Necesitamos que este sea el último diciembre que abracemos esta cárcel, para que el próximo podamos venir a abrazarnos con la libertad”.