El teatro comunitario porteño ya tiene una ley de protección, promoción y difusión de su actividad. La iniciativa de la Legisladora del Frente para la Victoria, Gabriela Alegre, impulsada por la Red Nacional de Teatro Comunitario, fue sancionada el jueves 11 de diciembre en forma unánime.
La ley marco para la protección, promoción y difusión del teatro comunitario porteño fue sancionada el jueves 11 de diciembre en la Legislatura con 58 votos a favor y ninguno en contra.
“En 2012 la Red Nacional de Teatro Comunitario acercó una propuesta a la diputada Gabriela Alegre, del Frente para la Victoria, que daba cuenta de las dificultades que atravesaban los grupos para sostener y hacer crecer esta práctica de arte y transformación social y en pocos meses se convirtió en un proyecto de ley” explicaron los impulsores de la propuesta.
El proyecto ingresó a la Legislatura en octubre de 2013 y con modificaciones consensuadas entre los distintos bloques logró el dictamen de comisión y su aprobación unánime en el recinto.
La ley define a esta actividad teatral como “el teatro realizado por vecinos y para vecinos, cuya integración al grupo se mantiene abierta a la comunidad y no persigue finalidad de lucro” y crea en el ámbito del Ministerio de Cultura el Registro de Grupos de Teatro Comunitario.
Para promocionar esta expresión cultural la ley establece un régimen de subsidios que deberán destinarse a los gastos de producción y difusión de la práctica teatral, el alquiler y mantenimiento de espacios, honorarios profesionales y cualquier otro gasto operativo directamente vinculado la actividad.
Por otra parte exime a los grupos de teatro comunitario del impuesto inmobiliario y tasa de alumbrado, barrido y limpieza (ABL), mantenimiento y conservación de sumideros de los inmuebles directamente afectados a la práctica teatral, así como de los derechos de delineación y construcción, exclusivamente cuando se trate de construcciones o ampliaciones directamente destinadas a la actividad teatral.
Además los exceptúa de la obligación de contratar un seguro de responsabilidad civil o caución para el otorgamiento del correspondiente permiso de uso del espacio público por parte de la autoridad administrativa.
Para inscribirse en el registro los grupos deberán acreditar dos años ininterrumpidos de actividad, no tener fines de lucro y estar integrados como mínimo por veinte personas. A su vez tendrán que declarar los inmuebles afectados a la práctica teatral y presentar un informe anual de actividades.
En los fundamentos del proyecto, Gabriela Alegre destacó que “en el teatro comunitario el arte no es una mera exhibición sino una práctica transformadora de la comunidad. Atravesados por esta actividad artística, los sujetos desarrollan su creatividad, ensanchan su horizonte, recuperan su identidad, revalorizan la memoria, crean lazos con instituciones del barrio, y echan raíces en su territorio”.
Desde la Red de Teatro Comunitario indicaron que este tipo de expresión teatral es estudiada por investigadores y directores de Europa y Latinoamérica como un fenómeno único y aseguraron que “es una práctica creativa de la comunidad para la comunidad, de vecinos para vecinos”.
Cabe recordar que esta actividad se inició con la aparición del Grupo Catalinas Sur en el año 1983, y luego en el año 1996 surgió el Circuito Cultural Barracas. Con la crisis sociocultural y económica de los ’90, y sobre todo a partir del año 2002, el teatro comunitario tomó mayores dimensiones.
“Los Villurqueros” se han convertido en uno de los grupos emblemáticos. Fundado en 2002 por Liliana Vázquez, su directora, se destacan sus creaciones como “María y Luigi, un amore per tuta la vita”, “Avanti la Villurca” (que da cuenta de la huelga de las obreras de la fábrica de cigarros Avanti en 1920) y “La Grafa, memoria de un pueblo”.