Un informe epidemiológico elaborado por el Ministerio de Salud de la Nación a principios del mes de febrero da cuenta de un fuerte brote de dengue en América del Sur. En 2019 se registraron casi 2,4 millones de casos, de los cuales 2,2 millones se produjeron en Brasil y 3.209 en Argentina. En los últimos 6 meses se detectaron en la ciudad 60 casos confirmados y 20 probables. Cuatro de ellos son autóctonos. Experiencia de prevención en salud ambiental en Villa Pueyrredón en los años 2005/2006.
Por Ignacio Di Toma Mues
El dengue es una enfermedad que parece tenerse en cuenta solamente durante el verano. Las campañas de “descacharreo” en la Ciudad de Buenos Aires aparecen con las altas temperaturas, y son promocionadas más como una puesta en escena que como verdadera prevención.
El Ministerio de Salud de la Nación en su informe semanal epidemiológico, publicado el 3 de febrero, señala que “el 15 de agosto de 2019 la Organización Panamericana de la Salud alertó acerca de un nuevo ciclo epidémico de dengue en la Región de las Américas. El mismo informa que luego de dos años de baja incidencia, esta temporada se observa un incremento de casos de dengue y dengue grave en varios territorios de la Región”.
Y detalla: “se registraron en la Región de América del Sur 2.399.225 casos de dengue de los cuales 2.201.115 correspondieron a Brasil; 16.193 a Bolivia; 11.811 a Paraguay y 3.209 a Argentina”. En total se registraron 962 defunciones.
En los últimos seis meses se notificaron 2.811 casos con sospecha de dengue u otros arbovirus (entre ellos la Fiebre Chikungunya), de los cuales 336 resultaron confirmados y probables. “114 sin registro de antecedentes de viaje y 222 casos con antecedentes de viaje a zonas con circulación viral” afirma el informe. Y explica que se registran zonas con circulación viral autóctona en Misiones, Ciudad de Buenos Aires, Jujuy y La Rioja.
En la Ciudad de Buenos Aires se notificaron cuatro casos positivos de dengue sin antecedentes de viaje: un caso confirmado en el barrio de Villa Crespo y tres probables sin antecedentes de viaje no relacionados con el caso confirmado.
“El caso confirmado tiene nexo epidemiológico con casos importados notificados con antelación en el mismo barrio” afirmaron desde el Ministerio de Salud nacional. Por otra parte, con antecedente de viaje los casos confirmados en la Ciudad suman 59, mientras que la cifra de probables fue de 17.
Presentado este estado de situación, debemos preguntarnos si la prevención de esta enfermedad no llega tarde en el mes de enero.
Experiencia vivida en Villa Pueyrredon…
Durante los años 2005 y 2006 se desarrolló el Proyecto de Salud Ambiental de Prevención y Control del Dengue en Villa Pueyrredón. Aunque parece no haber dejado la huella necesaria para poder seguir esos pasos.
Un equipo de investigadores puso en marcha un proyecto de salud ambiental en conjunto con varias instituciones de nuestro barrio. Entre ellas el Centro de Salud N° 2 de la calle Terrada, el Club 17 de Agosto y el Centro Cultural Nunca Más, además de bibliotecas, centros de jubilados, escuelas primarias y colegios secundarios.
El equipo lo integraban Sandra Gómez, bióloga y docente; Héctor Schillaci, trabajador social; y Eduardo Marcos, director del Grupo de Promoción y Ecuación para la Salud del Instituto Pasteur.
El proyecto estaba financiado por un organismo canadiense, y comenzó en febrero de 2005 y continuó hasta el año 2006. Fue una iniciativa argentina-uruguaya, que originariamente nació en la Universidad de La República, en Uruguay. Su objetivo era estudiar la forma de combatir al mosquito transmisor del virus del dengue colocando crustáceos en los lugares de cría del insecto. Un tiempo más tarde llegó a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires para ser modificado.
Dejó de ser un proyecto estrictamente biológico para convertirse en algo más integrador. El nuevo objetivo: evitar directamente que el mosquito se críe. ¿Cómo lograrlo? Con la participación activa de la sociedad.
Entrevistado por nuestro medio, Eduardo Marcos, en julio de 2005, señaló: “Este es un proyecto netamente preventivo. Es importante dejarlo en claro para no confundir al vector (el Aedes Aegypti, mosquito transmisor) con el dengue propiamente dicho (virus que genera la enfermedad)… la única posibilidad que tenemos para prevenir la enfermedad es disminuir al máximo la cantidad de estos insectos atacando a sus larvas”.
Durante los talleres desarrollados en escuelas e instituciones del barrio explicaron que este mosquito vive en las casas y tiene un radio de acción no mayor a 100 metros del criadero donde nacen. Se colocaron trampas para los mosquitos (ovitrampas) en algunas casas de la zona para hacer un relevamiento de la situación, y se concluyó que en un 35/40 por ciento de las casas había criaderos de mosquitos.
Una hembra de esta especie de mosquito vive aproximadamente un mes. Puede realizar posturas cada tres días en cantidades que llegan a 300 huevos en cada una de ellas, pero antes de desovar necesita de la sangre humana. Los coloca pegados a la pared interna de los recipiente que contienen agua limpia y quieta, como por ejemplo: tachos, baldes, latas, frascos, botellas, platos debajo de macetas, floreros, gomas de auto, tanques de agua, entre otros.
Tanto los machos como las hembras Aedes Aegypti se alimentan de jugos vegetales y no vuelan distancias extensas, sino que se mantienen dentro de las viviendas que les brindan condiciones de reproducción (sangre, recipientes con agua) y de alimentación (plantas) adecuadas.
La idea del proyecto fue concientizar. “Hay un período clave, comprendido por los meses de julio, agosto y septiembre, en donde el insecto no se ve porque está en su forma juvenil en los nidos y criaderos. Y es este el momento para que la gente higienice sus hogares y saque todos los tachos y cacharros que no usa. La idea es que las casas se limpien durante el invierno para que en octubre y noviembre no tengamos al mosquito presente”, explicó Eduardo Marcos del Instituto Pasteur.
Pero también existe una particularidad, aún si vaciamos de agua los recipientes en épocas otoñales e invernales, los huevos que quedan pegados en los recipientes, gracias a su cáscara dura e impermeable, soportan la desecación al igual que las bajas temperaturas por más de un año en estado de vida latente y también la acción de insecticidas.
Los huevos, en condiciones de temperatura y humedad propicias, a partir de la primavera, se hidratan y eclosionan dando inicio a su ciclo reproductivo. El ciclo comienza con la eclosión del huevo, su transformación en larva y luego pasan de pupa a mosquito. Con temperaturas que rondan los 25° a los 29 ° estas etapas se cumplen en sólo siete días.
Por eso este equipo interdisciplinario hizo mucho hincapié en la higiene. No sólo hay que eliminar lo que no se usa, sino que hay que higienizar lo que si usamos como platos debajo de macetas, tanques de agua, etc.
“La idea es que se refuercen las redes sociales ya existentes en el barrio para lograr un trabajo conjunto que desemboque en una práctica de salud ambiental. Si yo me protejo y no tengo mosquitos en mi casa, también te estoy protegiendo a vos. Y así nos protegemos entre todos”, destacó Héctor Schillaci, trabajador social del equipo interdisciplinario.
Es en este punto donde deseo detenerme. La campaña de “descacharreo” debe comenzar mucho antes. Porque cuando comienzan los períodos de lluvia y la temperatura se eleva, es el momento en el cual el mosquito aparece.
En la entrevista, Eduardo Marcos comentó: “Una de las cosas que se planteó en esta etapa de trabajo con las escuelas es que el proyecto final sea un libro, la propuesta es financiar un libro en el cual cada escuela (sus directivos, sus docentes y sus alumnos) puedan contar en un capítulo su experiencia, y que todo eso sea una producción que quede para la comunidad”. Idea que finalmente no prosperó.
Los colegios que se sumaron a esa experiencia fueron: Ejército Argentino, República de Nicaragua, Hilarión María Moreno, Leopoldo Lugones, Gregoria Matorral del Ser de San Martín, Cardenal Pacelli, Belisario Roldán, Luis Pasteur y el secundario Rodolfo Walsh.
Sería deseable que tanto la Junta Comunal y el Consejo Consultivo, como los distintos actores sociales y comunitarios (centros de salud, escuelas, centros de jubilados, clubes, etc) tomen la idea y los objetivos de este proyecto desarrollado en Villa Pueyrredón en 2005 y 2006. Y que además pueda ser replicado en el resto de las comunas como una política de estado.