Se deteriora el acceso de los porteños al sistema de salud

Sistema de salud de la Ciudad de Buenos Aires
La situación del sistema de salud en la Ciudad de Buenos Aires es crítica: para internación hay 563 camas menos (equivalente al cierre de 5 hospitales), una fuerte caída en las consultas externas y un aumento en las consultas por guardia. Trabajadores de la salud denuncian obras paralizadas, insumos de baja calidad, jubilaciones anticipadas y magros salarios.

Agustina Cavalanti de la Cooperativa de Editores Barriales EBC para El Barrio Villa Pueyrredón

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Se deteriora el sistema de salud. Estamos el reino del revés, en vez de construir hospitales los unifican; en vez de aumentar el presupuesto, quitan camas y dolarizan insumos; en vez de resolver demandas de internación, las profundizan; y abren Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) pero no priorizan la atención primaria de la salud como estrategia.

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Pese a la gran cantidad de recursos físicos en salud que posee la Ciudad de Buenos Aires, el sistema de salud de los porteños está en crisis: trabajadores y profesionales de la salud denuncian un achicamiento en el subsector público, reflejado en una disminución de camas para internación; una caída en las consultas externas en hospitales y en los CESAC, y un aumento en las consultas por guardia.

“El proyecto sanitario impulsado por el gobierno de Macri y Rodríguez Larreta ha fracasado”, indica un informe de la Fundación Soberanía Alimentaria (FSS), que analiza una década de deterioro en la salud de la Ciudad. Según destaca, esta gestión priorizó un modelo orientado a la atención más que a la prevención y a la promoción. “En la jurisdicción más rica del país, se han reducido la cantidad de camas disponibles – una disminución equivalente a cinco hospitales menos – las internaciones y las consultas externas en los hospitales públicos”, afirma.

En la Ciudad la infraestructura hospitalaria estatal incluye 13 hospitales generales de agudos, 2 hospitales generales de niños, 14 hospitales especializados; Centros de Salud y Acción Comunitaria, Centros Médicos Barriales, Centros de Salud Mental, Centros Odontológicos Infantiles, consultorios de médicos de cabecera, y 129 establecimientos privados con internación.

El estudio de la FSS explica que la baja de camas disponibles implica una menor capacidad para dar respuesta a las necesidades de internación por problemas de salud.

“En los hospitales hubo una reducción de 7549 a 6986 camas, es decir, hay 563 camas menos. Esto equivale al cierre de 5 hospitales o dos de los más grandes como los generales Durand y Santojanni, por ejemplo”, manifiesta a este medio el Dr. Nicolás Kreplak, ex viceministro de Salud de la Nación y presidente de la Fundación Soberanía Sanitaria.

Kreplak señala que, según la última información disponible (2017), en total la caída de internaciones acumuló más de 180 mil. “En nuestro país aumentó de 33 a 37 camas cada 10 mil habitantes, mientras que en la Ciudad de Buenos Aires pasó 25 a 23 camas cada 10 mil”.

Al vaciamiento silencioso y minucioso que el Gobierno de Larreta está llevando adelante en el sector sanitario de la Ciudad, se le suma el desplome en las consultas externas (800 mil consultas menos) y un fuerte aumento de las consultas por guardia (más de 3 millones), lo que refleja un detrimento en la calidad de atención.

“Esto nos marca un deterioro del modelo asistencial donde hay menos seguimiento de enfermedades crónicas y menos trabajo en la prevención de complicaciones”, dice el presidente de la FSS.

Por su parte y en la misma línea, el médico pediatra y ex director del Hospital Garrahan, Oscar Trotta, denuncia amenazas en la reducción de puestos de trabajo y una fuerte desarticulación de los servicios sanitarios con “el silencio cómplice de la Asociación de Médicos Municipales y la Federación de Profesionales de Salud de la Ciudad”, que golpea en la conformación de los equipos interdisciplinarios de salud.

“La degradación de algunas profesiones y la eliminación de otras del escalafón profesional deteriora el salario de los profesionales y golpea fuertemente en la jerarquización y promoción de los trabajadores de la salud. Primero fueron por el estatuto docente, ahora por la carrera de los profesionales de la salud. Es sabido que debilitando la resistencia de los trabajadores allanan el camino hacia el verdadero objetivo del gobierno que es la devastación de las políticas públicas en Salud y Educación”, expresa Trotta.

En el año 2007 cuando asumió Mauricio Macri como Jefe de Gobierno porteño el presupuesto de la Ciudad de Buenos Aires en materia de salud alcanzaba el 23,4% y, para este año, se redujo al 15,7%. Para los especialistas, esta crisis sanitaria se superaría reconfigurando el sistema de salud de Ciudad, desde su estructura edilicia hasta su organización administrativa.

Rodolfo Arrechea, coordinador nacional de Salud de ATE y delegado general del Hospital Rivadavia, cuenta cómo se vive este proceso desde adentro, en el día a día de los hospitales: “Como los insumos están dolarizados, tenemos de segunda categoría, entonces las vías que utilizan en el Hospital Pedro de Elizalde le rompen las venas a los chicos y a los bebés. Es realmente terrible”.

La situación actual es crítica. A la disminución de camas disponibles se le agrega más de un millón de operaciones programadas que, en varias oportunidades, deben suspenderse por falta de insumos: “Tenemos un retraso importante en las operaciones más simples como la de vesícula, por ejemplo. Ni hablar de los problemas de infraestructura hospitalaria de obras que se han paralizado. Y eso sumado a la bajísima remuneración de los trabajadores no profesionales de la salud y de las jubilaciones anticipadas que llevan adelante sin reponer las vacantes”, dice Arrechea.

Además el delegado critica: “Esto se traduce en una fuerte agresión de la población que no encuentra respuestas en las ventanillas de los hospitales. El Estado está presente, pero con políticas de achicamiento. Somos nosotros los que tratamos de sostener como podemos el sistema sanitario”.

¿Y qué sucede en los CeSAC porteños? Según el informe de la Fundación Soberanía Alimentaria, la Ciudad de Buenos Aires tiene un desarrollo fuerte y sostenido del primer nivel de atención que lleva varios años: pasó de contar con 37 Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC) a tener 44 en 2018. Ese mismo año se incendió el CeSAC 14 que aún no se volvió a construir y la Ciudad perdió su 45º centro de salud.

Sin embargo, el estudio refleja que hubo una caída del 22% de las consultas en los centros de salud porteños, lo que demuestra que en el Gobierno de la Ciudad no se prioriza la Atención Primaria de la Salud como estrategia.

“Sería esperable, sobre todo teniendo en cuenta que la cantidad de CeSAC fue en aumento, que la población se vuelque en mayor medida al primer nivel de atención. Los Centros de Salud son los dispositivos territoriales que deben atender hasta el 80 por ciento de las problemáticas, pero el modelo de atención de salud de la Ciudad de Buenos Aires se redujo aún más en las atenciones ambulatorias en los centros de salud, que lo que se redujo en los hospitales. Es decir, hay una orientación hospitalocéntrica del sistema de salud”, asegura el ex viceministro de Salud, Nicolás Kreplak.

Mientras Oscar Trotta remata: “Las políticas de salud local se deben enmarcar siempre en el contexto de las políticas nacionales. Las políticas económicas, sociales, laborales, sanitarias, llevadas adelante por el Gobierno Nacional en el periodo 2007 -2015 compensaron las políticas de ajuste y achique que el gobierno de Macri implementó en la Ciudad y que hoy continúa Larreta”.

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