Mientras el Jefe de Gobierno, Rodríguez Larreta, y su Ministerio de Salud, Fernán Quirós, transmiten que todo va bien en la ciudad en los últimos tres días fallecieron 150 pacientes con Covid-19 y se detectaron 1376 casos de promedio por día. “Sentimos que no podemos más, que nos vamos quedando solos, que nos están dejando solos” manifestaron desde la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva.
Por Ignacio Di Toma Mues
El mensaje es esquizofrénico. Mientras el Gobierno porteño, en los dichos públicos de Rodríguez Larreta y su ministro de salud, Fernán Quiros, da por sentado que lo peor ya pasó; los datos que se publican en su sitio oficial dan cuenta que en los últimos tres días en la Ciudad de Buenos Aires fallecieron 150 pacientes de Covid-19 y se detectaron un promedio de 1397 casos diarios.
La letalidad en el último mes pasó del 2,11% al 2,48%, un crecimiento del 17,5%. Y la positividad se mantiene en un promedio que supera el 40%. De cada 10 testeados con el examen PCR, 4 dan positivo de Covid-19.
Recordemos que el Ministro de Salud bonaerense, Daniel Gollan, el 7 de julio dijo: “Si se libera mucho el AMBA, estalla Córdoba y estalla Rosario… estas infecciones contagian como una mancha de aceite que se va corriendo”, preocupado por lo que podía pasar en las restantes provincias. Cordoba y Santa Fé al 7 de julio, sumando ambos distritos, registraban 1.229 casos. Casi dos meses después, el 2 de septiembre, la cifra es de 18.723. Los contagios se multiplicaron 15 veces. De representar estas dos provincias el 1,5% del total de casos en el país, hoy esa proporción se elevó al 4,2%. En todo la Argentina, en los últimos tres días, fallecieron 660 personas de coronavirus.
A la par, la Sociedad de Profesionales de Terapias Intensivas del país emitió un comunicado en el que afirmó que “sentimos que los recursos para salvar a los pacientes con coronavirus se están agotando. La mayoría de las Unidades de Terapia Intensiva del país se encuentran con un altísimo nivel de ocupación”.
En contraste con el discurso oficial en la ciudad, señalaron que “los recursos físicos y tecnológicos como las camas con respiradores y monitores son cada vez más escasos. La cuestión principal, sin embargo, es la escasez de los trabajadores de la terapia intensiva, que a diferencia de las camas y los respiradores, no pueden multiplicarse”.
Además alertaron que los intensivistas están al límite de sus fuerzas y manifestaron que están “raleados por la enfermedad, exhaustos por el trabajo continuo e intenso, atendiendo cada vez más pacientes. Estas cuestiones deterioran la calidad de atención que habitualmente brindamos”.
También relataron que “enfundados en los equipos de protección personal, apenas podemos respirar, hablar, comunicarnos entre nosotros. También tenemos que lamentar bajas, personal infectado y lamentablemente, fallecidos, colegas y amigos caídos que nos duelen, que nos desgarran tan profundamente”.
Y pusieron blanco sobre negro acerca de la situación actual: “observamos en las calles cada vez más gente que quiere disfrutar, que reclama sus derechos, la gente que se siente bien por ahora. ¿Qué pasará con ellos y sus familiares mañana? ¡Ojalá que no se transformen en uno de nuestros pacientes que, con fuerzas, trataremos de arrebatarle a la muerte! Porque nadie sabe cuándo el virus los infectará”.
Y por último pidieron a la sociedad que reflexione y que cumpla con tres simples e importantes medidas: “distanciamiento social (permanecer a más de 1,5 metros), uso de tapabocas (cubriendo nariz y boca), lavado frecuente de manos (con agua y jabón o alcohol gel), no aglomerarse, no hacer fiestas, ¡No desafiar al virus, porque el virus nos está ganando! Les suplicamos no salir si no es necesario. El personal sanitario está colapsado, los intensivistas están colapsado, el sistema de salud está al borde del colapso”.
Quien quiera oír que oiga, quien quiera ver que vea.