Siguen los cruces entre la Ciudad y la Nación: ¿Se llena la copa?

Jorge Macri y Caputo coparticipacion
Pese al acuerdo con Nación, la Ciudad de Buenos Aires denunció que el pago del guarismo de coparticipación no se hizo en tiempo y forma. Además, el gobierno libertario anunció el corte de los subsidios al transporte. El ruido se da en medio de los dardos lanzados por Mauricio Macri al entorno de Javier Milei y las dudas por la relación entre La Libertad Avanza y el PRO.
Por Fernando Casasco
Urquiza se Organiza

El pasado 19 de julio, en una reunión entre el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Jorge Macri y el ministro de Economía de la Nación, Luis Caputo, el gobierno nacional se comprometió a abonar desde el 1° de agosto la suma de coparticipación que decidió la Corte Suprema de la Nación, que subió el guarismo correspondiente al distrito porteño del 1,4% al 2,95%.

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Al anunciar el acuerdo, Macri se sintió satisfecho y aprovechó para pegarle un palito a la gestión de Alberto Fernández, quién había recortado los fondos. “El ministro Caputo cumple (…) con la palabra empeñada y para nosotros es una tranquilidad. Este Gobierno sin duda heredó este problema, y no es el que nos sacó los recursos”. De esta manera, la Ciudad pasaría a percibir unos 80 mil millones de pesos por mes.

Además, se informó que la Nación y la Ciudad se presentarán ante la Corte Suprema en busca de una solución definitiva al diferendo, ya que aún resta que el tribunal supremo defina la cuestión de fondo. La administración macrista reclama a la Casa Rosada una deuda de 4,8 billones de pesos, acumulada desde septiembre de 2020. El jefe de gobierno remarcó que la Ciudad “va a tener a partir del 1° de agosto los recursos para seguir en un plan de mejora de operación como el que teníamos ya imaginado”.

Pero pese a las bellas palabras, agosto llegó y grande fue la sorpresa de las autoridades locales al contabilizar que el dinero depositado no fue el prometido, sino nuevamente el equivalente al 1,4% de lo recaudado. Jorge Macri denunció públicamente el incumplimiento, pero lo relativizó: “Quiero creer que es solamente un tema de implementación”, deslizó y dijo que sigue confiando en la palabra del ministro Caputo.

Si bien el jefe de Gobierno no quiso romper lanzas por la demora, fue el jefe de los fiscales porteños, Martín Ocampo, quien adelantó los pasos a seguir: una nueva presentación ante la Corte Suprema para que se cumpla con lo acordado. “El gobierno nacional debe cumplir con su palabra de aceptar el fallo y transferir el porcentaje de coparticipación federal que corresponde, no el que se le antoje. Así funciona una República con división de poderes”, señaló el dirigente radical en su cuenta de la red social X. Ocampo fue más allá y acusó al gobierno nacional de lo que para macristas y mileístas equivale al peor de los insultos: “Son lo mismo que el kirchnerismo: dicen que se ajustan a derecho pero ignoran a la Justicia”, espetó el procurador.

La escalada entre ambas administraciones no quedó sólo ahí. En las últimas horas, el gobierno nacional adelantó la decisión de no subsidiar más a las líneas de colectivos del AMBA que hagan su recorrido enteramente en una sola jurisdicción (provincia o ciudad de Buenos Aires). La medida, sólo en el ámbito porteño, implica para las arcas nacionales un ahorro del orden de los 8.500 millones de pesos mensuales, entre los 7 mil millones de subsidios a 31 líneas y 1.500 millones de la Red Sube (que implica un descuento para el pasajero a partir del segundo transporte que se toma). Según lo establecido, el Estado nacional sólo seguirá aportando a las empresas los subsidios a los boletos de los servicios nacionales, que son los que cruzan ambas jurisdicciones.

El Gobierno porteño emitió un comunicado en el que advirtió que “la Ciudad no recibe subsidios por parte de la Nación. Lo reciben directamente las líneas de colectivos a través de la Secretaría de Transporte de la Nación”, que es también la que establece actualmente el precio de las tarifas. Y enfatizó que para hacerse cargo del sistema, debería haber una transferencia aprobada por el Congreso, con sus respectivos recursos.

Desde la comuna advierten que sin esos fondos, el boleto de colectivo en la Ciudad podría al menos triplicarse. Sin embargo, fuentes del sector empresario afirman que la tarifa debería ascender hasta los 1500 pesos, cinco veces más que lo que se cobra actualmente. En la búsqueda de asegurar a toda costa el equilibrio fiscal, al gobierno nacional le podría explotar una bomba de insospechadas repercusiones por el golpe a los bolsillos de los trabajadores que implicaría la decisión.

Las casualidades en la política no suelen existir o son relativizadas. Lo cierto es que estos motivos de fricción entre el gobierno nacional y la administración porteña surgen tras una semana en la que el líder del PRO y primo del jefe de gobierno, Mauricio Macri, levantó la voz e hizo públicas algunas de las críticas que exhibía en privado a la gestión de Javier Milei.

El ex presidente lanzó su mandato al frente del partido que fundó con un discurso leído en teleprompter, en el que midió hasta la última coma. Elogió varias veces al mandatario, sus ideas económicas y su lucha contra el déficit fiscal. En ese sentido, destacó la tarea de su partido, que “ha hecho todo para entregarle al gobierno las herramientas que necesita”.

Sin embargo, Macri fue taxativo en su rechazo a la idea de una fusión partidaria o el armado de un frente electoral con el oficialismo. Rememorando su reciente diálogo directo con el Presidente, comentó: “Le expresé que en el siglo XXI nadie se casa sin antes conocerse y convivir”. La ausencia de Patricia Bullrich en el acto ilustraba de qué lado se para la ministra de Seguridad.

Y a continuación, enumeró algunas de las críticas que le hace a la actual gestión. Sostuvo que Milei “tiene absoluta claridad en la dirección y las ideas pero hay una debilidad en la capacidad de implementarlas”. Remarcó que “es un desafío ayudar a quien no está dispuesto a ser ayudado”, al tiempo que consideró que esa ayuda del PRO se realizó “a pesar de su entorno”.

El disparo por elevación se escuchó en Casa Rosada y en todo el espectro político como un ataque a Karina Milei (la encargada del armado político nacional de La Libertad Avanza) y – principalmente – a Santiago Caputo, el asesor todo terreno del Jefe de Estado, que desde la consultoría política y comunicacional extendió sus tentáculos hacia diferentes áreas del Estado, entre ellas la de la inteligencia.

Recientemente se lo señala como el responsable de la firma del decreto que restituyó los fondos reservados a la renacida SIDE por 100 mil millones de pesos. La decisión hizo sonar las alarmas sobre la posibilidad del espionaje político y las acciones de inteligencia internas, por lo que legisladores opositores pretenden investigar el tema y, eventualmente, voltear el DNU de Milei. El PRO será clave en la definición de si el decreto avanza o si es rechazado.

Algunos funcionarios nacionales adjudican las críticas de Macri a intereses muy simples: cargos y negocios. El jefe del PRO mencionó la supervivencia en cargos políticos de dirigentes ligados a Sergio Massa, mientras que resaltó la “experiencia” de gobierno de muchos de los que lo rodeaban. Por otra parte, mencionó temas generales de la gestión junto a cuestiones más puntuales que llamaron la atención, como el reclamo de licitar la hidrovía. En el gobierno también desconfían de los contactos que el jefe del PRO entabló con no demasiada discreción con la vicepresidenta Victoria Villarruel, la que siempre que puede muestra sus diferencias con Milei y su hermana.

Milei, pese a su supuesta inexperiencia política, sigue exhibiendo el palo y la zanahoria en la relación con el ex presidente. Por un lado, le pidió consejo para nombrar a Diógenes de Urquiza (amigo personal del ex titular de Boca) en reemplazo del también macrista Julio Garro, tras su despido por los dichos respecto al affaire de los cánticos de la selección argentina contra Francia. También se negocia la llegada del diputado macrista Martín Maquieyra al directorio de YPF.

Sin embargo, los gestos públicos de tirantez siguen existiendo. El flamante ministro de Desregulación, Federico Sturzenegger, chicaneó a quien fuera su referente político al marcar que las reformas “que Mauricio, con mucho esfuerzo, no logró hacer en cuatro años, Javier Milei lo logró hacer en un mes”. Por su parte, el Presidente no se expresó verbalmente, pero tras las declaraciones de Macri se mostró en el balcón de la Casa Rosada con Caputo, en un gesto de claro respaldo a su mano derecha.

En el medio de todos estos idas y vueltas entre libertarios y macristas queda la relación entre Nación y Ciudad y cuantiosos recursos en disputa. La novela continúa.

 

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