“Un hombre honesto, sincero, de coraje y lucidez”

Juan Bialet Massé
Hace pocos días, el 13 de septiembre, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner recordó a Juan Bialet Massé para ilustrar el catastrófico estado de la clase trabajadora de principios del 1900. Este hombre multifacético – empresario, médico, abogado y agrónomo – fallece a los 60 años en 1907. Es el autor del informe “El estado de las clases obreras argentinas” (1904). Para conocer la vida de uno de los grandes olvidados de la historiografía argentina, reproducimos la entrevista realizada hace 18 años a su bisnieta Patricia Díaz Bialet y publicada en la edición de octubre de 2006 del periodico papel El Barrio Villa Pueyrredón.

Por Ignacio Di Toma Mues

Juan Bialet Massé recorrió 14 provincias para realizar el informe “El estado de las clases obreras argentinas”. En tiempos del positivismo, a fines del siglo XIX y principios del siglo XX, el indígena y el criollo eran considerados la “enfermedad” del país. Los intelectuales de la época consideraban al indio una raza inferior y al criollo una raza degenerada, producto del mestizaje. Juan Bialet Massé, contradiciendo las opiniones de las clases dominantes, destaca sus cualidades y afirma que al nativo “le piden virtudes de las cuales sus detractores carecen”.

“Hizo un informe muy detallado” señala Patricia Díaz Bialet, su bisnieta. Poetisa, ganadora del premio del Fondo Nacional de las Artes en 1989 y 1993; algunos de sus poemas fueron incluidos en la película “El lado oscuro del Corazón II” de Eliseo Subiela.

Patricia Díaz Bialet

Fotografía de Patricia Díaz Bialet en su casa. Año 2006.

“Vivió con los indios en las tolderías, estuvo dentro de las minas, no trabajó de ojito. A cada trabajador le tomó una prueba de fuerza con un dinamómetro, aproximadamente realizó unos mil de estos pequeños experimentos, y los hacía en distintos momentos: cuando el trabajador se levantaba, antes de desayunar; después de haber trabajado 5 horas; después de 12 horas de trabajo; antes de comer; después de comer y luego de haber trabajado los 7 días de la semana”.

Bialet Massé iba confeccionando unas tablas con sus pruebas de campo. La conclusión: el trabajador criollo, el indígena, es fuertísimo físicamente. “A pesar de que lo explotaban, de que lo hacían trabajar todos los días sin descanso, 12 horas en vez de las 8 que él proponía, y a pesar de comer poco y mal, seguía fuerte. Imagínense, decía, si estas personas comieran bien, trabajaran 8 horas, si descansaran los sábados y domingos, serían una de las mejores razas de la tierra”

Además, afirmaba “que el indígena era más inteligente que el criollo. Que los indígenas que habían accedido a la escuela hacían lo mismo que los otros chicos, pero en menos tiempo. Explicaba que tenían una ‘viveza’ superior, innata, natural. Bialet Massé resaltaba los valores del indígena en vez de decir que era vago”.

El arte, instrumento de transformación

El poeta nicaragüense y sacerdote católico Ernesto Cardenal, Ministro de Cultura de la Revolución Sandinista (1979), decía que había que llevar la poesía a trabajadores y campesinos. Casi ochenta años antes, Juan Bialet Massé proponía en su informe “El estado de las clases obreras argentinas (1904)” que el arte debía estar presente entre el pueblo y los trabajadores.

Patricia Díaz Bialet destaca la importancia que su bisabuelo le daba al teatro como instrumento de transformación: “Él sostenía que la persona que tiene menos educación, menos bagaje cultural, menos ‘teatro’… cuanto más despojado de todo eso, más vívida es la sensación que va a tener. Por lo tanto, si el teatro se usa como herramienta para enseñar, para hacer reflexionar, ciertas personas lo van a tomar de por vida y mucho más profundamente, no como un mero divertimento. Es un instrumento de transformación, así como en mi caso, la poesía es un instrumento de transformación”.

“En la Argentina, los medios masivos de comunicación no ayudan a que la poesía se difunda un poco más porque la poesía es peligrosa, así como el teatro es peligroso, el cine es peligroso” resalta Patricia. “Porque, como explicaba Bialet Massé, más vale una obra de teatro que no sé cuántos discursos políticos. El peligro es que el arte te hace tomar contacto con la realidad, tiene ese poder. Cuando dicen que la poesía aburre, que no se entiende… no es así. Es una campaña que existe, inconsciente o consciente, para que no se la difunda”.

El obrero debe instruirse

La lucha contra el analfabetismo era una prioridad en el pensamiento de Bialet Massé, y así lo escribe en su informe de 1904.

“Antes de realizar el informe lo dice en una conferencia que había dado a los obreros ferroviarios, sobre la ley y el obrero”, dice Patricia, y nos cuenta que su bisabuelo afirmaba, literalmente: “A los patrones hay que darles en la cabeza con la ley; el obrero debe instruirse, educarse, y en la educación entra el arte, no sólo la matemática, la historia y la geografía. Debe instruirse, ¿para qué? Para hacerse más inteligente, ¿para qué? Para defenderse, ¿de qué? De los posibles explotadores, que obviamente existen, existieron y existirán”.

La Argentina inglesa

Uno de los mayores pecados de Bialet Massé fue incomodar al Imperio Británico en donde más le dolía: el comercio. Este español polifacético, revolucionario en épocas de la Primera República Española, solía decir: “Hay mucha gente que piensa que estoy loco”.

“Cuando construye el Dique San Roque, en Córdoba”, comenta Patricia, “lo que hizo fue tomar la piedra de Córdoba y hacer una cal de tipo hidráulico. Bialet Massé explicó que él no había inventado nada, los jesuitas en sus construcciones usaban este tipo de piedras. La fábrica que él fundó se llamaba ‘La Primera Argentina’. La cal que él crea era mucho más resistente y mucho más barata (casi tres veces menos) que la importada desde Inglaterra (Cemento Pórtland). Mi bisabuelo, con la obra del dique, y otras más, rompió con el monopolio inglés. Después de construir el dique, él y Casaffousth, el ingeniero que había diseñado el dique, estuvieron presos (13 meses). Los acusaban de que el dique se iba a romper. En realidad, estuvo preso por haber roto el monopolio inglés. Fue un hombre que rompió los esquemas, sobre todo en cuanto a qué se debe hacer y con quién uno debe aliarse”.

Los malditos y olvidados de siempre

Indudablemente, Juan Bialet Massé forma parte de los malditos de la historiografía oficial, razón por la cual es un ilustre olvidado. Pero, a pesar de todo, su bisnieta transmite optimismo.

“No hay una biografía escrita ni una investigación profunda y seria acerca de la vida de mi bisabuelo. Quizás seguirá siendo un maldito, porque cada país tiene sus malditos, pero yo soy optimista: la película “Bialet Massé, un siglo después” ha despertado mucho interés. No es una película comercial ni masiva, lo que ha querido hacer su director (Sergio Iglesias) es un documental… que es bellísimo”.

Patricia relata que “en Salta, la próxima semana y la otra (en el mes de agosto), van a verla más de 12 mil personas; hay muchísimas comunidades indígenas interesadas. Lo van a hacer con un sistema de sala ambulante; es cine con debate. Esta película te hace abrir los ojos por si uno no los tiene abiertos; la realidad está a la vista, lo que vemos en el documental lo podemos conocer desde la realidad de nuestro país. No se puede esconder, pero a veces miramos para otro lado”.

Y agrega que “en Buenos Aires le han dado sólo un cine a la película, como diciendo ‘morite ahí’, y, así y todo, sigue convocando gente. Además, está recomendada por el Ministerio de Educación de la Nación para darla en los últimos años del primario y en la secundaria. A Bialet Massé, sí o sí, hay que rescatarlo del olvido. Espero que se pueda reeditar el informe “El estado de las clases obreras argentinas” (3 tomos de 1.400 páginas), donde él rescata los valores del indio, del criollo y también del extranjero que viene a labrar la tierra, a trabajar. Aunque no hay interés, ni por parte del gobierno ni por parte de las editoriales”.

Un hombre lúcido y de coraje

“Un hombre honesto, sincero, de coraje y lucidez”, Patricia describe así a su bisabuelo, cualidades que incomodaban a los integrantes de la clase dominante de la época, dueños absolutos de todos los privilegios.

“En su informe, escrito en 1904, él se dirige al Presidente de la República, el General Roca, y le dice que el indio está siendo exterminado de una forma más que brutal. Esto lo describe con detalles, y se pregunta ¿por qué se extermina al indio? Hay que decirlo, responde: porque las tierras de los indios son muy buenas. Si se le añade a esto un poco de política y un poco de codicia, está la fórmula perfecta”.

Y continúa: “Él habla de los grandes latifundios y dice que no puede ser que una persona tenga miles y miles de kilómetros cuadrados de tierra sin cultivar, especulando que dentro de unos años van a valer más. Habla de expropiación, término que ahora causa urticaria; imaginate en 1904 si la pudo haber causado. Además, escribirle al Presidente Roca que había que expropiar y que los indios eran los dueños de la tierra, que cada familia, cada comunidad, debía tener su lote de tierra para cultivar según sus costumbres. Muchas de las cosas que él propuso, o casi todas, después formaron parte de la Ley de Trabajo que tenemos ahora. Que se cumpla o no, eso es otra cosa. Él proponía las 8 horas de trabajo, la prohibición del trabajo infantil. Él describe cómo se explota a los niños; habla de las mujeres embarazadas: ‘las hacen trabajar esforzadamente’. Algo realmente cruel. Aparte de lúcido, era un hombre de coraje”.

Paralelismo con la carta de Rodolfo Walsh

El informe “El estado de las clases obreras argentinas (1904)” es comparado con la carta abierta de Rodolfo Walsh, aquella que fue dirigida a la Junta Militar en marzo de 1977 (pocos días después de su envío, el escritor, periodista y militante fue secuestrado y asesinado por un grupo de tareas de la Marina).

En realidad, dice Patricia, se hace un paralelismo “entre mí bisabuelo y Walsh, en esto de denunciar, hacerlo público y elevarlo a las autoridades”.

“El informe es maravilloso, él dice, lo cito textualmente: ‘esto es una verdad que se sabe y hay que verla, a las heridas no hay que taparlas, hay que verlas aunque duelan’. La película ‘Bialet Massé, un siglo después’ sirve para ponernos en contacto con la realidad y para hacernos más inteligentes. Así tendremos más armas para defendernos”.


Juan Bialet Massé y su historia

Juan Biallet Massé
Nace en España el 19 de diciembre de 1846. Por sus ideas revolucionarias debe abandonar su país natal.

Arriba a la Argentina con su título de médico de la Universidad de Madrid en 1873. Es Vicerrector del Colegio Nacional de Mendoza y Rector de los Colegios Nacionales de San Juan y La Rioja.

En 1874 se casa con Zulema Laprida, nieta de Francisco Laprida, con quien tiene 9 hijos.

En 1879 se recibe de abogado y asume la cátedra de Medicina Legal de la Universidad de Córdoba. En 1882 representa a la Universidad de Córdoba en el Consejo Pedagógico, anticipo de la Ley de educación laica, obligatoria y gratuita (1.420).

Participa en política en 1883 y es elegido concejal por la Ciudad de Córdoba.

Crea la fábrica de cales y cementos “La Primera Argentina” en 1884 y en 1885 gana el Primer Premio de la Academia Nacional de Medicina por su libro “Lecciones de Medicina Legal Aplicada”. En 1886 inicia la construcción del Dique San Roque, obra que finaliza en 1889. Tres años después es arrestado, acusado de que el Dique San Roque estaba mal construido. Es absuelto luego de 13 meses de prisión.

Publica “Cuatro verdades sobre enseñanza secundaria” (1900); “Ordenanza reglamentaria del servicio obrero y doméstico” (1903). Representa a los estibadores de Rosario en el Congreso de la Unión Obrera Argentina. Publica “Deberes y Derechos de los Trabajadores” y en 1904 realiza el informe “El Estado de las Clases Obreras Argentinas”, por encargo del Presidente Julio A. Roca. Publica “Descanso semanal”, “Responsabilidad Civil en el Derecho Civil Argentino”, “El Socialismo Argentino. El espíritu de la Ley Nacional de Trabajo” y “Administración de irrigación y comentarios a las leyes agrarias”. Muchos lo consideran el precursor del derecho laboral en la Argentina.

Se recibe de agrónomo en 1906 y es nombrado profesor de “Legislación Industrial y Agrícola” de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la Universidad de Córdoba. Publica “Colonias Nacionales Algodoneras”.

Fallece el 22 de abril de 1907 a los 60 años de edad.

 

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