Se promulgó la ley para incinerar los residuos urbanos con recuperación energética

El Ejecutivo porteño promulgó la Ley 5966, norma que modifica la Ley de Basura Cero y habilita la incineración de los residuos urbanos. La sanción de esta ley generó el rechazó de organizaciones ambientalistas, de la Federación Argentina de Cartoneros, Carreros y Recicladores y de la Cámara Argentina de la Industria del Reciclado del Plástico, entre otros.

Por Ignacio Di Toma Mues

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El Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, promulgó la Ley 5966, que modifica a la 1854 (Ley de Basura Cero). Esta norma habilita la incineración de los residuos urbanos con recuperación energética y cambia el cronograma y metas de reducción progresiva de la disposición final en rellenos sanitarios.

El texto de la ley aprobada en la sesión del 3 de mayo se publicó en el Boletín Oficial de este miércoles 23 de mayo.

Su tratamiento y sanción fue resistido por las organizaciones ambientalistas y las cooperativas de recuperadores urbanos que desarrollan su tarea en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires.

A partir de esta modificación, la Ley de Basura Cero establece que la fracción de residuos sólidos urbanos húmedos “sólo podrán ser pasibles de transformación y valorización, mediante técnicas de combustión con recuperación energética, previo tratamiento en planta de separación con el fin de seleccionar aquellos materiales factibles de ser reciclados, principalmente cartón, papel y polietileno tereftalato (pet)”

Por otro lado, prohíbe el tratamiento térmico de materiales reciclables o aprovechables provenientes de todo circuito de recolección diferenciada.

Sin embargo las cooperativas descreen o ponen en duda esta prohibición. Desde este sector aseguran que los residuos que van a los rellenos no alcanzan para alimentar a los incineradores por su bajo contenido calórico, y que se va a necesitar del plástico, el cartón y el papel para el funcionamiento eficiente de estas plantas.

También se cuestiona esta tecnología – denominada termovalorización – porque, argumentan, genera una dependencia de los residuos que en el mediano plazo va a desalentar su reducción y reciclado.

En cuanto a los daños ambientales y a la salud, las organizaciones especialistas en el tema (Greenpeace, FARN, GAIA, etc) advierten que la incineración con termovalorización no hace desaparecer los residuos, los transforma en emisiones gaseosas que contaminan el aire, en líquidos contaminados en los procesos de lavado de gases y en cenizas tóxicas que se producen durante la combustión.

En estas emisiones gaseosas, explican, se encuentran dioxinas y furanos, extremadamente tóxicos y cancerígenos, y por su persistencia en el ambiente pueden dispersarse a grandes distancias de su fuente.

Las cenizas (se calcula que de cada mil toneladas de residuos se generan entre 200 y 250 kilos de cenizas) son definidas como residuos peligrosos pero la ley no determina que debe hacerse con ellas.

Cabe señalar que las organizaciones ambientalista detallan que estas cenizas pueden contener metales pesados como mercurio, cromo, cadmio, arsénico, plomo y berilio y otros químicos tóxicos, clasificados como residuos peligrosos por el convenio de Basilea, del que Argentina es país parte.

Por último, se crea el Sistema de Información Pública del Sector de la
Valorización Energética de Residuos, que será el encargado de monitorear las emisiones en la atmósfera, en el suelo y en las aguas superficiales y subterráneas que resulten de las actividades de combustión con recuperación energética.

Vale traer a colación una recomendación de la Corporación Alemana para la Cooperación Internacional GIZ: la termovalorización requiere recursos financieros significativos y si el municipio no puede financiar su actual sistema de recolección y tratamiento de residuos de forma continua, debería reconsiderar la construcción de una planta de incineración de residuos para producir energía.

En tiempos de recortes presupuestarios, y reducción de déficits fiscales, asumir altos costos con estas tecnologías seguramente llevará a que los controles y las medidas de seguridad se verán muy menguados con los riesgos para la salud y el ambiente que esto conlleva.

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