Comenzaron los carnavales porteños

El sábado 31 de enero se inició el Carnaval Porteño con la participación de más 100 murgas y 31 corsos en 21 barrios. Estas jornadas están organizadas por la Dirección General de Promoción Cultural del Ministerio de Cultura.

Los festejos por los carnavales porteños comenzaron el sábado 31 de enero. Se desarrollarán en 21 barrios de la ciudad con 31 corsos y la participación de más de 100 murgas.

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Los corsos se extenderán todos los fines de semana de febrero, los sábados de 19 a 2 de la madrugada y los domingos de 19 a la medianoche. Además se celebrarán los feriados de carnaval, que este año caen el lunes y martes 16 y 17 de febrero, de 19 a 2 y de 19 a 24, respectivamente.

Desde el Gobierno de la Ciudad anunciaron que este año la tradicional fiesta de comparsas tendrá renovadas propuestas artísticas (murgas, baile de disfraces, guerra de espuma, sorteos y musicales de tango, folclore y salsa) y nuevos espacios, como clubes y plazas, donde desfilaran las Agrupaciones de Carnaval de la Ciudad de Buenos Aires.

Los corsos se desarrollarán en los siguientes barrios: Abasto; Almagro; Bajo Flores; Bajo Núñez; Balvanera; Barracas; Boedo; Coghlan; Colegiales; Flores; Liniers; Lugano; Mataderos; Palermo; Paternal; Pompeya; Parque Avellaneda; Saavedra; San Telmo; Villa Crespo; Villa Pueyrredón y Villa Urquiza.

La Comisión de Carnaval fue instaurada por la Ordenanza 52.039 del año 1997 en el ámbito de la Ciudad y declaró patrimonio cultural a las actividades desarrolladas por las agrupaciones artísticas de carnaval.

En cuanto al feriado, que este año cae el lunes 3 y martes 4 de marzo, fue establecido en la Ciudad hace 11 años con la sanción de la ley N° 1.322 impulsada por el “Chango” Farías Gómez, por entonces legislador. En el 2011 se estableció a nivel nacional.

Corsos Comunas 11, 12 y 15

Villa Devoto: Plaza Richieri
Coghlan: Av. Congreso e/Donado y Lugones
Saavedra I: Av. Balbín e/Plaza y Jaramillo
Saavedra II: Parque Saavedra
Saavedra III: Av. Balbín e/Pico y Arias
Villa Pueyrredón: Av. Mosconi e/Bolivia y Zamudio
Villa Urquiza: Triunvirato e/Monroe y Olazábal
Paternal I: Av. Nazca e/ Margariños Cervantes y Belastegui
Paternal II: Av. San Martín e/Juan B. Justo y Camarones
Villa Crespo: Scalabrini Ortiz e/Corrientes y Padilla

Carnaval Porteño

Como muchas otras costumbres porteñas, las murgas y el carnaval de la Ciudad Buenos Aires tienen su nacimiento en la mixtura de las diversas etnias que conformaron la población actual de la Capital Federal. El origen de las murgas data de la década del 20, cuando las barras de amigos, se agrupan para cantar canciones picarescas durante el carnaval utilizando instrumentos improvisados como cacerolas, que hacían las veces de tambores, y disfraces caseros, entre estos, levitas hechas de arpillera.

Luego, se empiezan a incorporar elementos de diferentes proveniencias, como por ejemplo los tambores y platillos de los españoles. A su vez, las comparsas de inmigrantes empiezan a desarrollar la confección de sus vestimentas, ya no de arpillera sino de telas más coloridas y brillantes manteniendo el modelo de levitas.

Los rasgos más característicos de las comparsas son el resultado de ingredientes que contrastan entre sí; por un lado, la rectitud y seriedad de los desfiles militares que son parodiados. Por otro lado, la música y los bailes afroamericanos, como el candombe, la rumba y la milonga cuyo origen proviene de una forma de liberación del cuerpo a partir de la danza y la música de una población marginada.

Para fines de los cuarenta, en el contexto de los gobiernos paternalistas de Perón, que impulsan el realce de lo popular, se comienzan a estandarizar los componentes murgueros. A esto se suma una fuerte identificación con el barrio, que conforma el nombre de la murga y define diferenciaciones a nivel de colores, estilo de baile y “toque” rítmico particular. Los integrantes eran solo hombres y recién para las décadas más cercanas a la actualidad se incorporan las mujeres.

El canto que se apaga y vuelve a resurgir

Cuando llega la década del cincuenta, el carnaval era sinónimo de bailes multitudinarios en grandes clubes (como los famosos bailes de Carnaval del Club Comunicaciones), de fiestas populares, de grandes agrupaciones barriales de murga con más de un centenar de personas cada una, de cánticos que criticaban al gobierno y hacían denuncias sociales.

Si bien era difícil de extinguir este movimiento cultural, el golpe militar de 1955 intentó, como las siguientes dictaduras, cooptar la expresión y el aglutinamiento popular. Así, dispuso un edicto policial para controlar el uso de disfraces, ya que un ladrón podría esconderse tras una máscara, por lo que era necesario sacar un permiso en la comisaría (este edicto estuvo vigente hasta hace pocos años).

En 1976, la última dictadura militar, decreta la eliminación de los feriados de carnaval. Además, se limitó la libertad de expresión, no solo de las canciones murgueras sino que se aplicó a todos los medios existentes. En la Ciudad de Buenos Aires no se presentó ninguna murga durante tres años consecutivos: ’81, ’82, ’83.

Una lenta recuperación de la fiesta de carnaval empieza de a poco con el gobierno democrático.

(Archivo EL BARRIO VILLA PUEYRREDON – Por Mariana Vaccaro)

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