Un fallo ordenó al Gobierno de Rodríguez Larreta a realizar la desabestización en todas las formaciones del Subte y el Premetro porteño. Las tareas ya comenzaron y los metrodelegados denuncian irregularidades.
Por Agustina Cavalanti
Ojos que no ven, subtes con asbesto. Durante nueve años los trabajadores del Subte y el Premetro de la Ciudad de Buenos Aires realizaron el mantenimiento de las formaciones sin tener conocimiento alguno de que cada una de las piezas contenía sustancias cancerígenas. Flotas sin “vida útil” y en desuso fueron compradas en España por Mauricio Macri, durante su gestión al frente del Gobierno de la Ciudad.
Gracias a una denuncia realizada por los propios metrodelegados, nucleados en la Asociación Gremial de Trabajadores del Subterráneo y Premetro (AGTSyP), las formaciones fueron retiradas de circulación a principios de 2018. Y, después de muchas idas y vueltas; de acciones judiciales, paros, reuniones e intensas movilizaciones, finalmente la Justicia de la Ciudad falló a favor de los trabajadores y dispuso medidas cautelares para exigir la desabestización completa del Subte y Premetro de CABA.
Entre los fundamentos de la sentencia se señala que, según la Resolución 823/2001 del Ministerio de Salud de la Nación, “se prohíbe el uso de fibra de asbesto, siendo ésta una sustancia cancerígena comprobada por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer”.
Así, la jueza a cargo del Juzgado de Feria N° 2, Elena Liberatori ordenó al Gobierno de Rodríguez Larreta que en el plazo de diez días realice la toma de muestras de piezas, materiales o componentes sospechados de asbesto en las Flotas Nagoya 300, 1200 y 5000, CAF 6000, CNR Alston, Fiat, General Electric, Siemens, La Brugeoise y Materfer (Premetro).
“Cuando las flotas tienen vida útil contienen piezas con asbesto en estado no friable (que no hay fibra con posibilidades de desprenderse). En el caso de los trenes que están en el subte y que funcionan por fuera de su vida útil, se ubican en la categoría de desgaste, que es peor que la friable porque las piezas ya están en un estado de descomposición importante. Imaginate la tonelada de piezas que tiene cada tren”, dijo Francisco Ledesma, secretario de Salud Laboral y Condiciones en el Medio Ambiente en el Trabajo de la AGTSyP.
Además, Ledesma aseguró que “desgraciadamente el asbesto no está sólo en los trenes, también hay en las instalaciones viejas como escaleras mecánicas, subestaciones de energía, centros de potencia, lugares de ventilación forzada y en los cuartos de bombeo”.
De este modo, la jueza también prohibió la manipulación y espacios sospechados de contener la sustancia cancerígena, como Sector Usina, escaleras mecánicas, cables de alta tensión y señales que corren en paralelo a las vías, “elementos que no solo atañen a los trabajadores sino también al colectivo de usuarios y de cualquier habitante”.
“A medida que avance el proceso de descomposición y las empresas estatales y privadas no hagan un proceso serio de desabestización, todos los pasajeros están en peligro”, agregó el secretario.
Si bien desde SBASE (Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado) habían dicho que desconocían la presencia de asbesto en las formaciones españolas, asumiendo que “el metro de Madrid no vendería vagones con material cancerígeno”, Francisco Ledesma afirmó que tanto SBASE como Metrovías “sabían porque tenían los planos de fabricación de todos los elementos denunciados. De hecho, actualmente no lo niegan, lo dicen en las reuniones”.
Las tareas de desabestización ya comenzaron. Sin embargo, los trabajadores del Subte y Premetro denunciaron irregularidades. “El trabajo es estético y superficial, nada de fondo. Además, no lo hace una empresa autorizada inscripta en la Agencia de Protección Ambiental, sino que son trabajadores administrativos fuera de convenio con Metrovías”, explicó Ledesma.
Y señaló que la desabestización es un paliativo, pero no la solución definitiva. “Tienen que cambiar las flotas de cada línea que tiene asbesto. Exigimos que los trabajadores seamos protagonistas activos porque somos los que sostenemos el servicio y los que sabemos cómo hacer el trabajo para cuidar nuestra salud”.
Esta vez el Gobierno porteño no pudo tapar el sol con la mano y la justicia falló a favor de los metrodelegados. Pero durante una década el macrismo violó el derecho de los trabajadores del Subte y atentó contra su salud y la de cada uno de los pasajeros.