Bachillerato Trans “Mocha Celis”: su continuidad en riesgo por falta de financiamiento

Bachillerato Trans "Mocha Celis"
logo-nota-elbarriopueyrredonEl Bachillerato Popular Trans “Mocha Celis” funciona desde 2011 en el edificio de la Mutual Sentimiento en la Comuna 15. Brinda las oportunidades de contención a un sector que suele sufrir discriminación en las escuelas tradicionales. Gays, lesbianas, trans y heterosexuales son recibidos en las aulas de este colegio. Los altos costos de expensas y la falta de financiamiento por parte del Gobierno de la Ciudad ponen en riesgo a la institución.

Por Mateo Lazcano

La política de diversidad de género está cerca de sufrir un duro golpe en la Ciudad de Buenos Aires. El Bachillerato Popular Trans “Mocha Celis” corre riesgo de no poder llevar a cabo en forma completa el ciclo lectivo de 2020 por falta de financiamiento. Por ello, lanza un pedido de ayuda y pide por una respuesta urgente por parte del Gobierno de la Ciudad.

La institución se encuentra en la Mutual Sentimiento, localizada en Av. Federico Lacroze 4181, en la Comuna 15. Se trata de un proyecto autogestionado nacido hace nueve años, referencia en toda América Latina para la comunidad lesbiana, gay, bisexual, transgénero y queer (LGTBQ). Funciona como escuela secundaria pública, gratuita e inclusiva para mayores de 16 años.

Actualmente cursan más de 130 personas, trans y no trans, en un espacio que se asume “incluyente y no excluyente”. La institución, luego de una cursada de tres años, otorga el título de “Bachiller como Perito Auxiliar en Desarrollo de las Comunidades”.

Pese a que esta iniciativa es la primera en el país de este tipo, las dificultades económicas ponen en serio riesgo la continuidad del ciclo lectivo 2020. “La situación es alarmante”, detallaron en un comunicado sus integrantes. Hasta el momento, el pago de las expensas del lugar que oficia como sede del bachillerato se cubría con el aporte de docentes y distintas actividades culturales. Debido al incremento de los costos, “hoy ese dinero resulta insuficiente para cubrir los gastos”, explican.

“Nosotres, al carecer de espacio propio, tenemos que hacernos cargo de pagar expensas”, explica Andrea, una de las referentes de “Mocha Celis”. “Esto es algo que ninguna escuela pública hace”, agrega. La situación se vuelve compleja porque desde la mutual en la que tienen sede la institución, “nos exigen garantizar el pago de la totalidad de las expensas anuales y presentar un plan de sustentabilidad para autorizarnos a comenzar el dictado de clases”.

El bachillerato situado en Chacarita no recibe aporte externo para poder costear los servicios ni lo necesario para el funcionamiento diario. Uno de los factores que explican esta crisis es la falta de respuesta del Ministerio de Educación de la Ciudad. Desde allí, se envían los fondos para pagar los sueldos de 17 docentes y 3 empleados administrativos, cuando hay un total de 50 trabajadores en la escuela.

El Gobierno de la Ciudad se ampara en que la “Mocha Celis” es autogestivo y por esta razón, aduce, no tiene obligación de girar dinero extra. Para sus organizadores esta postura marca una contradicción con la política de diversidad de género que dice tener la Ciudad.

Como contara este periódico en 2014, les estudiantes suelen reconocer la contención que encuentran en “Mocha Celis” y que les permite vencer uno de los principales inconvenientes que tienen en las escuelas comunes: la estigmatización y la discriminación.
Para muches de les alumnes, allí “no los tratan mal” ni profesores ni compañeres, como sucedía en otras experiencias escolares. “Nadie me mira como si fuera un monstruo. Me puedo maquillar y vestir como quiera”, destacaba a El Barrio de Villa Pueyrredón la entonces alumna Sabrina.

Para los integrantes del colectivo trans, que tienen una esperanza de vida de 35 años y sufren enormes dificultades para insertarse en el mercado laboral, pasar por la “Mocha Celis” se convierte en “un camino de inclusión social”, destacan.

Asimismo, aquelles que no integran esta comunidad pero concurren a la institución, encuentran en ella una forma de “entender por qué elles luchan y por qué quieren sus derechos”, contaban entonces a este periódico.

Les coordinadores del bachillerato de Chacarita aguardan en forma urgente novedades que les brinden la tranquilidad de saber que podrán dictar las clases y comenzar su décimo ciclo lectivo. Sus alumnes, además, presentaron una petición virtual para que el Gobierno de la Ciudad se haga cargo del financiamiento. Será este uno de los mayores homenajes que puedan hacerse a la figura de quien da el nombre a esta emblemática escuela.

Mocha Celis era una travesti tucumana que ejercía la prostitución en Buenos Aires. Aprendió a leer y escribir en los momentos en que era detenida por la Policía por su identidad de género. “La Mocha”, a mediados de los años 80, fue asesinada a tiros por las fuerzas policiales, y se convirtió en símbolo para la comunidad trans.


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