El “loco de la azotea”, impulsor de las huertas agroecológicas en la Ciudad

Huertas urbanas
Logo El Barrio PueyrredónConocido como El Reciclador, Carlos Alberto Briganti promueve prácticas del buen vivir, a través de la producción de alimentos sanos, seguros y soberanos en veredas, balcones, patios y terrazas. Colectivamente, presentó un proyecto de Ley de Huertas Agroecológicas en la Legislatura porteña, pero fue cajoneado en la Legislatura. Entrevista al padrino de la Huerta Vecinal de Villa Pueyrredón.

Por Agustina Cavalanti

De lugar en lugar, de vereda en vereda, de baldío en baldío, de basural en basural, “El Reciclador” de Chacarita, Carlos Alberto Briganti produce alimentos sanos, seguros y soberanos en la Ciudad de Buenos Aires.

bujinkan illa pueyrredón

“Me dicen ‘el reciclador’ porque todo lo que tengo arriba de la terraza, una huerta de 60 metros cuadrados, está hecho enteramente con material reciclado. Todo lo que la gente considera basura para mí es un tesoro invaluable: lo reutilizo y lo pongo a producir alimentos en este contexto urbano de una huerta en la terraza”, dice.

Carlos Briganti trabaja como docente en el Centro de Formación Profesional N° 16: su oficio, enseñar plomería a mujeres. Su hobby, crear huertas urbanas sustentadas con prácticas del buen vivir.

Su primera huerta la diseñó hace 11 años, mientras lxs vecinxs de Chacarita lo miraban como un “bicho raro”. “Por eso me llaman ‘el loco de la azotea’”, se ríe. Pero tiempo después, entendieron por qué lo hacía y la importancia de replicarlo: producía alimentos sin veneno.

“Estamos frente a una manera de producir dañina para los seres humanos, en la Argentina se consumen 500 millones de litros de glifosato. Entonces las huertas agroecológicas vienen a ser un faro para esta forma de producir. Hay una posibilidad de producir agroecológicamente, agroecología es sano, producción sana, sin ningún tipo de pesticida”, asegura.

Actualmente, a través de Acción Huerta Urbana, unas de las “patas” del Colectivo El Reciclador, que promueve la acción solidaria, enlazando vínculos con espacios públicos, escuelas, comedores, colaborando en la creación de huertas comunitarias, lxs huerterxs intervinieron las veredas de la Ciudad: con cubiertas de autos y tierra sembraron plantas y verduras de todo tipo.

“Ya tenemos ocho emprendimientos desde Acción Huerta Urbana que estamos apadrinando en distintos barrios como La Paternal, Malvinas Argentinas, barrio Santa Rita y Burzaco. Diferentes lugares que están replicando esta actividad”, explica.

Así como Villa Pueyrredón, uno de los barrios pioneros en impulsar la alimentación sana, segura y soberana a través de la huerta orgánica vecinal, emplazada en el terreno lindero a las vías del Tren Mitre, sobre Argerich y Curupaytí; y el nuevo emprendimiento de huerta pública comunitaria “La Unión”, que se está gestando también sobre las vías, por calle Larsen al 3200.

huertas en villa pueyrredón

Izquierda: Huerta La Unión, en Larsen y Curupayti. Derecha: Huerta Vecinal, Argerich y Curupaytí.

“Soy el padrino de la Huerta Vecinal de Villa Pueyrredón. Me une un camino muy especial y siempre estoy ahí presente. Para mí una huerta es un estilo de vida, una forma de reconstituir el tejido social entonces pienso que esta salida es colectiva”, expresa Carlos Briganti.

El Colectivo El Reciclador en conjunto con huerterxs de la Ciudad de Buenos Aires y la coordinación de la Legisladora del Frente de Todxs, Cecilia Segura, presentó en la Legislatura porteña un proyecto de Ley de Huertas Públicas Agroecológicas, que sirva como marco regulador de la actividad de lxs huerterxs.

“Quienes practicamos estas artes elegimos un terreno baldío o un basural para producir y, cuando lo tenemos limpio y armado, siempre vienen y nos echan. Entonces entendemos que debemos tener un marco legal, que esta profesión debe ser reivindicada. Ahora en emergencia alimentaria se recurre al lxs huerterxs como medio no solamente de educación sino también de producción de alimentos sanos dentro de la urbanidad”, asegura.

Además, el documento de ley fue consensuado por Inter huertas, una agrupación de huerterxs que tracciona en distintos ámbitos tanto de CABA como del Gran Buenos Aires.

“Entendemos que la problemática del alimento se tiene que discutir con una huerta demostrativa no productiva, donde lxs más chicxs, lxs más grandes, puedan interactuar, ver cómo se produce el alimento, dónde sale y, a partir de ahí, generar charlas y vínculos con la sociedad en ese ámbito particular. Para mí debería ser obligatorio en todas partes del mundo tener una huerta siempre a mano dentro de la plaza, donde cualquier persona sepa que ahí puede ir a huertear. Una actividad muy importante que hace a la emergencia sanitaria, con las prácticas del buen vivir”, manifiesta.

Pero el proyecto de ley está durmiendo en los cajones de la Legislatura porteña. Ni siquiera fue tratado por el parlamento. “Terrenos sobran”, dice Carlos, sólo falta voluntad política.

Aunque no les den respuesta, lxs huerterxs continúan promoviendo la producción orgánica urbana, el alimento sano, seguro y soberano. Parafraseando a Mercedes Sosa, “cuando tenga la tierra, la tendrán lxs que luchan”. Y, en el mientras tanto, seguirán huerteando como hace décadas.

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