El triunfo mundialista grabado a flor de piel

Tatuajes mundiales
A un mes del histórico triunfo albiceleste, la demanda de tatuarse en la piel referencias sobre la Copa del Mundo de Qatar no cesa. Lionel Messi, la Copa y las tres estrellas son los protagonistas exclusivos. Manny Scotellaro, creador del estudio Eshu Bodyart en Villa Urquiza, nos cuenta su experiencia.

Por Juan Manuel Castro
Urquiza se Organiza

Un día para recordar toda la vida, un grito inoxidable de pasión, una alegría a la que todavía no se describió con todas las palabras. Argentina ganó la Copa del Mundo en una de las finales más impresionantes del deporte de todos los tiempos. El festejo no se quedó atrás, con millones de almas en las calles, cábalas insólitas y promesas por cumplir, algunas de ellas ligadas a lo imborrable: grabar sobre la piel este momento maravilloso.

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Ahí es donde entra la labor en Eshu Bodyart, un estudio de tatuaje y piercing que funciona en el barrio de Villa Urquiza. “Fue todo una locura”, dice a este medio Manny Scotellaro, artista de la perforación (piercer) y fundador de este negocio.

En la actualidad, es el responsable del local y también se dedica a los trabajos vinculados a la perforación. Además, el lugar cuenta con dos tatuadores: Nacho, dibujante y estudiante de diseño gráfico, y Fabi, quien aparte es profesora de bellas artes.

Con las vertientes de ambos artistas se abarca desde la concepción del arte digital hasta los conceptos más tradicionales o analógicos, reflexiona el Manny. “Ambos son artistas versátiles, que pueden trabajar un tatuaje con realismo en blanco y negro, pasar a siglas o trabajar una manga (brazo) con motivos maorí o samoano, que llevan su complejidad compositiva”, destaca.

Con este grupo, en el local de Villa Urquiza se sale a la cancha frente a la enorme expectativa y demanda de la gente por estampar en su piel un pequeño fragmento de esta gran experiencia colectiva que fue el Mundial de Qatar 2022. Un pedacito de cielo para llevar con uno mismo, una certeza de que todo fue real, un amuleto ante los tiempos inciertos.

Si levantar la Copa del Mundo es un evento único y excepcional, hacerlo en pleno verano lo es todavía más. Por las condiciones climáticas del país anfitrión se decidió posponer la fecha del torneo, lo cual implicó un cambio en el almanaque mental de los futboleros.

Con el diario del lunes, eso también repercutió en quienes desde hace un mes hacen extensas colas en busca del turno para ese tatuaje soñado. “Se mezcló el fin de año y la copa, que siempre se juega a mitad de año, esto fue especial. No dimos abasto”, asegura el referente de Eshu.

“El mundial nos superó. Como la final se jugó poco antes de navidad, se juntó todo. Para esa época la gente se suele regalar tatuajes, por alguna promesa o compromiso, por haber logrado algún objetivo o que alguna situación se haya resuelto de una forma apropiada. Son muchos los motivos y el fin de año es un momento emblemático que eligen para eso”, asegura.

Así, en una misma fila había promesas por doquier. Quienes querían perpetuar en su piel algún hecho destacado de su vida como el nacimiento de un hijo, una vivencia o logro o simplemente experimentaron el “es ahora o nunca” empujados porque el calendario se quedaba sin espacio.

A la par, se sumó a la cola el largo número de cabuleros que hicieron promesas de todos los tipos y colores, a medida que Argentina iba avanzando en la copa. Ni que hablar del tipo de ruegos hechos durante la final indescriptible ante Francia, con la atajada del “Dibu” Martínez y los penales incluidos.

Con los guantes puestos (de látex, no de arquero), la dupla tatuadora de Villa Urquiza hace frente a distintos pedidos, pero hay una idea fuerza que los une de forma ineludible. Lionel Messi, la Copa, las tres estrellas son los protagonistas exclusivos, más allá de técnicas, tramas, tipos de líneas a utilizar.

“Las franjas, la bandera con la copa, las estrellas. Es todo muy variado lo que vienen a pedir para tatuarse”, asegura Manny.
A más de un mes del triunfo legendario, la locura sigue siendo total: “Seguimos teniendo un remanente de esos pedidos. Realmente hay mucha gente que sigue pidiéndolo”.

El desborde de trabajo y festejo con sorpresa, y la cantidad de personas que eligen a Eshu como el sitio para tatuar su piel, algo a perpetuidad, es un desafío para “cada día, superarse tener una excelencia de trabajo, atender mejor a la gente. Muchas veces la cantidad de trabajo nos supera, pero cumplimos”.

Manny inició en su carrera como perforador (piercer) hace 22 años en la Ciudad de Buenos Aires. Durante una década trabajó en distintos locales, en muchos de los cuales estuvo al frente de la administración. Adquirió experiencia en ambos sentidos.

Parte de esta década formativa la vivió como un trotamundos, asentándose y trabajando de forma temporal en distintas ciudades: “Estuve en Europa, Centroamérica, Estados Unidos. Me profesionalicé con los viajes. Mucho se lo debo a haber trabajado en Holanda”.

“La experiencia en esos 10 años de viaje tuvo que ver con que trabajé para otras personas. Muchas veces fui encargado de las tiendas. Tuve ese trabajo. Hoy en día como dueño me es mucho más fácil desenvolverme porque muchas nociones administrativas las adquirí en esa época”, asegura.

Así nace Eshu, fundado en junio de 2010. “Luego de esos 10 años de profesión, tuve la necesidad de dejar de viajar, encontré el local justo, cerca de casa, fuera de los radares de los centros comerciales”, destaca sobre el comienzo.

Desde entonces, en Eshu han pasado una gran cantidad de tatuadores. “Siempre hubo gente con la pasión por el tatuaje en las venas, para poder dar lo mejor a los clientes”, concluye Manny, referente de este negocio de Villa Urquiza, el lugar donde se cumplen las promesas mundialistas, donde la copa se lleva para toda la vida.

Eshu en redes @eshu.bodyart.

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