“Estamos en esta plaza y en las plazas de todo el país para poner un límite a esta provocación”


Cientos de miles de manifestantes se congregaron en la Plaza de Mayo. Las columnas de partidos políticos, movimientos sociales y sindicales, junto a los organismos de derechos humanos colmaron la Av. de Mayo, y las Diagonales Sur y Norte, llegando hasta la Av. 9 de julio. Los organizadores calcularon una multitud de 500 mil personas.
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(EBVP) Un cartel sobre el escenario era el símbolo de este acto convocado por las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y las Abuelas, junto a los organismos de derechos humanos: “Señores jueces NUNCA MÁS. Ningún genocida suelto. 30.000 desaparecidos presentes”.

En el escenario estuvieron representantes del CELS, de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, H.I.J.O.S. Capital, Asamblea Permanente de Derechos Humanos, Movimiento Ecuménico de Derechos Humanos, Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Fundación Memoria Histórica y Social Argentina, Asociación Buena Memoria, Comisión Memoria, entre otros. Además de referentes del periodismos y artistas.

La emoción fue subiendo en intensidad a la vez que las Madres y las Abuelas iban subiendo al escenario, y esa emoción fue también la que transmitieron las oradoras: Taty Almeyda y Nora Coriñas, de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, Estela Carloto de Abuelas y Lita Boitano, por Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas.

Leyeron un documento consensuado en conjunto por los organismos de Derechos Humanos, pero Nora Cortiñas, hizo un alto y leyó un texto de su inspiración, antes de proseguir con la lectura estipulada.

“Por los niños que fueron entregados a familias desconocidas quiero y queremos justicia. Por las madres y los hijos e hijas que fueron arrojados vivos al mar como destino final quiero y queremos justicia. Por los que fueron torturados, asesinados y enterrados en tumbas desconocidas, quiero y queremos justicia. Por las familias a las que la desaparición de sus hijos e hijas les troncharon su vida quiero y queremos justicia.” Y antes de continuar, con humor dijo “estoy muy excitada como verán”.

Los jueces de la Corte Elena Highton de Nolasco, Carlos Ronsenkratz y Horacio Rossatti, que aplicaron la ley denominada del “2×1” en el caso del represor y torturador del Hospital Posadas Luis Miña, recibieron una silbatina estruendosa.

Luego de la lectura del documento, las Madres y Abuelas le pidieron a la multitud que levantaran sus pañuelos blancos y la Plaza de Mayo se emblanqueció, se convirtió en la Plaza de los Pañuelos.


Documento conjunto de los organismos de Derechos Humanos leído en el acto por el #NuncaMás

En esta jornada histórica el pueblo y los Organismos de Derechos Humanos reunidos en esta plaza decimos bien fuerte NUNCA MÁS.

NUNCA MÁS impunidad.
NUNCA MÁS torturadores, violadores y apropiadores de niños.
NUNCA MÁS privilegios para los criminales de lesa humanidad.
NUNCA MÁS terrorismo de Estado.
NUNCA MÁS genocidas sueltos.

No queremos convivir con los asesinos más sangrientos de la historia argentina, ni que nuestros hijos y las futuras generaciones tengan que hacerlo. Nuestro pueblo, ejemplar durante tantos años en su defensa de la memoria, no merece ser condenado al olvido.

El miércoles pasado, cuando la Corte Suprema de Justicia aprobó por mayoría el vergonzoso fallo que beneficia con el 2×1 al genocida Luis Muiña, abrió la puerta a la impunidad.

Los responsables de tamaña decisión son los jueces Carlos Rosenkrantz, Horacio Rosatti y Elena Highton de Nolasco. Al día siguiente del fallo, los abogados de los represores se agolpaban en los tribunales para pedir el privilegio para sus defendidos.

Hay que recordar que el 2×1 fue una ley que solo estuvo vigente entre 1994 y 2001 y que nació como una necesidad para descomprimir la situación en las cárceles, por entonces superpobladas de personas privadas de su libertad sin sentencia, por demoras de la propia justicia.

Hasta hace una semana, era indiscutido que esta ley no regía para los crímenes de la dictadura, ya que no estaba vigente durante su comisión ni durante su juzgamiento.

Que quede claro: los delitos de lesa humanidad no son delitos comunes, no prescriben y no son anmistiables. La Corte Interamericana de Derechos Humanos niega la posibilidad de aplicar beneficios como el 2×1 a estos crímenes atroces, tal como señalaron los jueces Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti, que votaron en disidencia.

Los genocidas, a 41 años del golpe, siguen sin confesar el destino de nuestros hijos e hijas. Y todavía hay más de trecientos hombres y mujeres que viven bajo una identidad falsa. Todos nosotros continuamos buscándolos.

La Corte pretende soltar a Jorge “El Tigre” Acosta, jefe del grupo de tareas de la ESMA; a Alfredo Astiz, famoso mundialmente por desaparecer a las Madres de Plaza de Mayo y a las monjas francesas; a Miguel Etchecolatz, mano derecha de Camps, asesino de la Noche de los Lápices y apuntado por la segunda desaparición de Jorge Julio López; al capellán Von Wernich, culpable de secuestros, tormentos y homicidios y, aun así, nunca expulsado de la Iglesia Católica. Y también pretende liberar a cientos de genocidas más que caminarían por las calles al lado nuestro, al lado de todos ustedes.

Madres, Abuelas, HIJOS, Familiares, sobrevivientes, las víctimas del terrorismo de Estado debimos esperar muchos años hasta tener respuestas del poder judicial. Siempre luchamos respetando la ley, nunca hicimos justicia por mano propia. Por eso, este fallo es un insulto a nuestra historia.

Los apropiadores de los nietos y nietas están pidiendo la libertad anticipada, sin haber purgado sus condenas por los gravísimos delitos que cometieron. Y esto no sólo es riesgoso para nuestros nietos sino para toda la sociedad.

Estamos hablando de los responsables del genocidio, de asesinos que terminaron con las vidas de miles de hombres, mujeres y niños, que desaparecieron sus cuerpos, tirándolos al río en los vuelos de la muerte o enterrándolos como NN en fosas comunes.

Estamos hablando de violadores de mujeres, de embarazadas; de carceleros que hicieron parir a nuestras hijas encadenadas, en salas de tortura, y que luego se robaron a sus bebés; de ladrones de niños que hasta hoy les ocultan su origen.

Estamos hablando de los que volvieron a desaparecer a Jorge Julio López; de militares, policías y civiles que perpetraron los crímenes más aberrantes de nuestra historia.

Afortunadamente, la sociedad ha reaccionado con firmeza. Numerosos jueces rechazaron los pedidos de reducción de pena y excarcelación a muchos de los represores condenados por delitos de lesa humanidad. Hoy mismo, los legisladores aprobaron una ley que busca frenar la aplicación del 2×1 a genocidas y represores. Estas decisiones nos llenan de esperanza y gratitud. Necesitamos que los representantes de los tres poderes del Estado tomen el reclamo del pueblo reunido en esta plaza. Que cada uno desde su espacio realice las gestiones y acciones pertinentes para dar vuelta este fallo antidemocrático y pro dictadura.

Por eso, este acto hoy nos convoca a todos y todas. Los organismos de derechos humanos no estamos solos como en épocas aciagas. Nos acompañan referentes de la cultura, del deporte, de la educación, de las organizaciones sociales y sindicales, de distintos signos políticos y partidarios. Pero, fundamentalmente, acá está el pueblo. Un pueblo más sabio, más comprometido, más fuerte para resistir a estos embates que nos retrotraen a un pasado siniestro y que quieren consolidarse como presente y futuro.

Porque lamentablemente la dictadura no es un hecho de un pasado lejano. Los hijos, los nietos, los bisnietos del pueblo argentino serán afectados con estos nuevos vientos de impunidad.

Sabemos que la democracia se construye entre todos, todos los días.

Sumemos fuerzas en esta lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia.

Que la corporación judicial nos escuche, porque no claudicaremos en nuestro reclamo nacional e internacional por la defensa de los derechos conquistados.

Porque haremos oír nuestra voz en todo el mundo. Aquí estamos, en esta plaza y en las plazas de todo el país, alzando nuestra voz contra el olvido, para poner un límite a esta provocación y gritar, con toda la fuerza:

SEÑORES JUECES: NUNCA MÁS. NINGÚN GENOCIDA SUELTO.
30 MIL DETENIDOS DESAPARECIDOS ¡PRESENTES!

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