Huerta Vecinal: un proyecto comunitario del que brotan frutos en cuarentena

Huerta vecinal
logo-nota-elbarriopueyrredonA mediados del año 2018 un grupo de vecinos y vecinas, militantes de la Unidad Básica Rodolfo Walsh, iniciaron el proyecto de la Huerta en un espacio verde lindero a las vías del ferrocarril Mitre en Villa Pueyrredón. Hoy, en plena cuarentena, siguen brotando sus frutos.

Por Ignacio Di Toma Mues

Enrique Legarreta, de oficio jardinero, es parte integrante de los impulsores del proyecto de la huerta vecinal de Villa Pueyrredón, ubicada en un espacio verde lindero a las vías del ferrocarril Mitre, en Curupaytí y Argerich.

Enrique nos regaló por las redes sociales unas fotos de la huerta en días de cuarentena. Pareciera que está esperando que vuelvan los buenos tiempos de gente trabajando la tierra. “Huerteando”.

Huerta vecinal

Nuestro medio entrevistó en agosto de 2018 a los “instigadores” (permítaseme esta expresión) de este proyecto comunitario. “Empezamos a pensar un proyecto sobre ocupar el espacio público, reflexionar sobre qué comemos, o qué cosas vienen en las verduras cuando las compramos”, reflexionaba Enrique.

“Viene la familia joven, con chicos, los abuelos con los nietos, las parejas que llevan años viviendo en el barrio, una linda mezcla” se entusiasmaba Cecilia Gregoratto.

“Pensar la alimentación desde el lugar de las necesidades humanas, poniendo el eje en lo humano y no en el capitalismo. Hoy nos alimentamos de lo que es rentable, a eso responde el sistema agroalimentario argentino”.

Y planteaban que “cultivar es plantar una semilla, cuidarla, verla crecer y después alimentarte de eso. Aunque forme un 1% de lo que es tu alimentación, es un trabajo colectivo, en conjunto, y es un aporte a la gran necesidad de alimentos que tenemos”

“Tenemos plantado perejil, chauchas, y también rabanitos. Dependiendo la lluvia, brotan en quince, veinte días. El invierno es de hojas como lechuga, acelga, puerro, las cebollas, las remolachas. En primavera tenemos tomate, berenjena, brócoli… es lo más colorido” explicaba Enrique.

En las fotos que mencionamos al principio de la nota, se ve la huerta iluminada con el templado sol de otoño, que a veces se niega entre las nubes. Estará, imagino, esperando que vuelvan para agitarle sus entrañas y recoger sus frutos.

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