Valeria Salech es presidenta de Mamá Cultiva Argentina, una organización que cuenta con profesionales, madres y cultivadores que trabajan de forma voluntaria para difundir información sobre el uso medicinal del cannabis.
Por Mariana Vaccaro
Estaba embarazada de Emiliano y sentía que hacía unos movimientos particulares. En ese momento, Valeria Salech, describía de forma confusa lo que percibía: su bebé se desperezaba, se ponía tenso y se aflojaba. Cuando nació, lo vio moverse así de nuevo: “¡Eso es lo que hacía cuando estaba en mi panza!”, señaló Valeria. La enfermera la miró “con mucha cara de susto”, según recuerda Valeria, y le dijo: “Mami, esto es una convulsión”.
Emiliano estuvo los primeros nueve años de su vida tomando tres anticonvulsivos simultáneamente porque padece epilepsia. A esos fármacos se sumaba medicación psiquiátrica ya que desde muy chico le diagnosticaron autismo. Estaba “dopado y desconectado”, recuerda Valeria Salech.
El día a día de este nene que no hablaba y usaba pañales cambió cuando su mamá descubrió en las redes sociales a una mujer estadounidense que, en un video, mostraba cómo le ponía algo en la encía a su hija mientras tenía convulsiones y eso la calmaba. Valeria se comunicó con ella. La mujer le explicó que se trataba de resina de cannabis. Ese fue el primer paso: tener información, conocer que el derivado de una planta podía servirle a su hijo. Valeria se puso en contacto con cultivadores y agrupaciones cannábicas de Argentina.
Cuando le dio aceite de cannabis a Emiliano, esperaba algún efecto positivo respecto a las convulsiones y se encontró con algo mayor: escuchó que se reía, estaba mirando un dibujo animado en la TV y le causaban gracia los chistes, algo que nunca antes había pasado. Emiliano estaba conectado con el entorno.
“Descubrí al chico detrás de la medicación. Ahora sé qué le gusta, qué no le gusta, entonces, por ejemplo, deja comida o aplaude porque hay milanesas. Antes era como un zombi que parecía que todo le daba lo mismo…Tiene lenguaje, me mira, está conectado y dejó los pañales”, describe Valeria Salech.
La planta
La planta de cannabis tiene mala prensa porque en un uso “recreativo” se fuma. Este sigue siendo un obstáculo a sortear para los familiares y cuidadores de personas con epilepsia y pacientes oncológicos (entre otras afecciones), ya que la marihuana nada tiene que ver con los aceites, resinas y cremas de cannabis que alivian y mejoran la calidad de vida de quienes le dan un uso medicinal.
En relación al tipo de planta de cannabis que se utiliza de forma medicinal, Valeria aclara: “No hay plantas medicinales y no medicinales, todas son medicinales. Depende cada persona si le hace mejor una que otra. No tiene que ver con la patología, tiene que ver con la persona. Las plantas son como individuos y las personas también, hay ahí como un match (una concordancia), se empatan en un momento planta y persona, pero vos no podés saber por adelantado cuál es”.
En una búsqueda de información permanente, Valeria y su familia se volvieron expertos: “Todo eso es un recorrido que tuvimos que hacer con mi marido. Nos empapó de conocimiento y, al empaparnos de conocimiento, ¡nos empapó de poder! Empezamos a ejercer un poder sobre la salud de nuestro hijo que antes no teníamos. Por fin podíamos hacer algo por él”.
El sistema médico
Quienes tienen a cargo personas con discapacidad conocen de las horas que se lleva la burocracia del sistema médico, plantea Valeria. Cuestiona el accionar de muchos médicos que viendo los resultados positivos del uso del aceite de cannabis subestimaron su palabra como madre, como la persona que acompaña a Emiliano desde antes de su nacimiento y es testigo de las transformaciones. “El modelo médico no me representa, no me sirve, me excluye permanentemente a mí y a mi hijo”, sostiene.
Respecto a ello, en qué aspectos notaba que el sistema médico los excluía, respondió: “Cuando le conté a la neuróloga que había hablado con esta mamá de Estados Unidos me dijo ‘No, no, no. No te va a servir, eso no es legal’. Y, cuando volví a ir ya con Emiliano tomando el aceite y diciéndole ‘mirá qué bien que está’ me respondió ‘Y bueno, pero no. Vamos a ver, a ajustar la medicación’. Si no viene de parte de ellos, de lo que es el modelo médico hegemónico, tu verdad no pesa nada respecto a su verdad. Hay una relación de poder muy desigual”.
El relato de Valeria se replica en muchas otras madres que fue conociendo, cuyos hijos e hijas mejoraron su calidad de vida a partir del aceite y que encontraron rechazo en los profesionales que lejos de querer investigar sobre este producto natural y accesible lo negaron, aún viendo sus resultados.
“Somos muchas las que fuimos al consultorio con esta inquietud y salimos expulsadas de ahí, no es que sólo me pasó a mí, le paso a un montón de mujeres, sobre todo de madres. El modelo médico es muy deshumanizante, nuestros hijos son estadística, nos damos cuenta que es poco inclusivo, que es muy paternalista. Es bastante normal esa desvalorización de la palabra de quien está consultando”, advierte Salech.
Mamá Cultiva Argentina
Vio los resultados en la salud de su hijo, pero creyó que lo ético era informar sobre esto a otras familias que pudieran tener algún integrante con una situación parecida a la de Emiliano. Durante una jornada en el Congreso realizada en marzo de 2016, donde diputadas trataban el tema de canabis medicial, Valeria se dio cuenta que casi todos los presentes eran mujeres. Se acercó a un grupo que hablaba de sus hijos y se dio cuenta que había mucha gente que, como ella, utilizaba el aceite en casos de epilepsia. Entendió que debían unirse y compartir esta información con otros: así formó Mamá Cultiva Argentina.
Con el antecedente en Chile, las argentinas crearon esta asociación civil sin fines de lucro, cuyos objetivos son cultivar cannabis medicinal en forma individual y comunitaria, promover políticas públicas que permitan y faciliten su uso y bregar por la libre información sobre el tema y por la accesibilidad sin restricciones económicas para quienes necesitan de esta alternativa.
“Somos una ONG autogestiva con más de 20 voluntarios y voluntarias, todo es muy a pulmón”, expresa Valeria e invita a participar de los talleres que realizan: el próximo es el 13 de noviembre a las 18.30 en el teatro La Comedia, donde un médico junto a integrantes de la organización brindarán información sobre el tema.
La ley
En 2017 se aprobó por unanimidad la ley 27.350 de “Uso Medicinal de la Planta de Cannabis y sus derivados”, esto significó un gran avance. Sin embargo, aún se mantiene una deuda pendiente respecto al tema del autocultivo para poder fabricar el aceite.
En su artículo 8, la ley plantea: “Créase en el ámbito del Ministerio de Salud de la Nación un registro nacional voluntario a los fines de autorizar en virtud de lo dispuesto por el artículo 5° de la ley 23.737 la inscripción de los pacientes y familiares de pacientes que, presentando las patologías incluidas en la reglamentación y/o prescriptas por médicos de hospitales públicos, sean usuarios de aceite de cáñamo y otros derivados de la planta de cannabis, con el resguardo de protección de confidencialidad de datos personales varios de sus artículos”.
Desde Mamá Cultiva se cuestiona que se sigue criminalizando a quienes tienen plantas de cannabis para generar los derivados medicinales.