Memoria colectiva en Agronomía, a 40 años de la recuperación de la democracia

Memoria Colectiva en Agronomía
Como cada 24 de marzo, la Comisión de Derechos Humanos de la Facultad de Agronomía organizó un acto en el Bosque de la Memoria (espacio lindero a las vías del tren Urquiza). La comunidad educativa, familiares y vecinxs compartieron testimonios, historias y recordaron a lxs detenidxs desaparecidxs por el terrorismo de estado.

Por Agustina Cavalanti

De fondo se escucha ‘Juana Azurduy’, una de las canciones prohibidas por la dictadura. Mientras tanto, llegan trabajadorxs, estudiantes, familiares, amigxs y vecinxs. Se encuentran en el Bosque de la Memoria, sobre las vías del tren Urquiza. Un espacio cubierto de árboles nativos que recuerdan cada estudiante detenidx desaparecidx por el último golpe militar. Un lugar diseñado con senderos, bancos, placas informativas y carteles, que invita al descanso, la reflexión, el homenaje y la formación en Derechos Humanos.

Este 24 de marzo es particular porque coincide con los 40 años de la recuperación de la democracia. Comienza el acto. Estudiantes de todas las agrupaciones sostienen las banderas con los nombres de lxs 32 desaparecidxs de la Facultad. En las sillas, madres y abuelas levantan carteles con las fotos de sus hijxs/nietxs detenidxs desaparecidxs. Sin dudas, este momento estimula la memoria colectiva y la transmisión de generación en generación, en una Facultad tradicionalmente conservadora.

Memoria Colectiva en Agronomía
Habla la decana de Agronomía, Adriana Rodríguez, ante la comunidad educativa, familiares y vecinxs del barrio. Se refiere a la conmemoración de las cuatro décadas de la restitución democrática: “40 años que no fueron fáciles: hubo levantamientos militares, hiperinflación, crisis sociales, económicas, dos atentados terroristas, adelantamiento de las elecciones, y hace muy poco, el intento de asesinato a la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández. Muchos hechos todavía impunes, esperando que se haga justicia y se encuentre a lxs responsables”.

“Las democracias son frágiles – continúa Rodríguez- y se están creando nuevos métodos para ponerlas en jaque. Por eso es tan importante esta conmemoración porque la democracia se construye en sociedad y la responsabilidad que tenemos en la Universidad es con nuestrxs estudiantes, que tiene que ser construida y trabajada día a día. La forma en que se organiza la universidad es política, por lo tanto, es el lugar donde la política se pone en juego con discusiones enriquecedoras y construyendo consensos. Eso debemos ejercitar porque la única forma de mejorar nuestra democracia es con más y mejor política y trabajo por los derechos humanos como nos enseñaron las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”.

Luego, se acercan todas las agrupaciones estudiantiles que, pese a sus diferencias políticas, se unen al reclamo de Memoria por la Verdad y la Justicia. El micrófono queda abierto para todas las personas que quieran expresar su testimonio, contar historias o simplemente gritar: “30 mil compañerxs destenidxs desaparecidxs presentes, ahora y siempre”.

En el acto está presente Elsa Pavón, cofundadora de Abuelas de Plaza de Mayo y mamá de Mónica Grispon, estudiante de Facultad de Agronomía detenida desaparecida por el terrorismo de estado. Mónica y su compañero Claudio Logares se habían exiliado a Uruguay para escapar de la persecución de militares genocidas. En Montevideo fueron secuestradxs y desaparecidxs el 18 de mayo de 1978. Tuvieron una hija, Paula Logares que sobrevivió y fue la primera nieta restituida por la Justicia y la Genética de Abuelas. Ahora está sentada al lado de Elsa.


“Es un día de memoria, estamos acá para conservar la memoria y trabajar por el Nunca Más”, expresa Elsa Pavón y dedica unos minutos para recordar a Chicha Mariani, fundadora de Abuelas de Plaza de Mayo.

“Les quería contar que en La Plata hay una casa que se llama Mariani-Teruggi que ha quedado como el día que fue bombardeada por las fuerzas conjuntas de nuestro país. Fue creada por Chicha Mariani, como espacio para la memoria y para buscar a Clara Anahí, la beba de tres meses que se llevaron luego de matar a sus padres. Y que hasta hoy estamos buscando”, dice. La casa convertida en sitio de la Memoria abierto a la comunidad se encuentra en la calle 30 entre 55 y 56. Allí se produjo uno de los operativos más sangrientos de la dictadura y sus huellas aún están visibles.

“Chicha creó Abuelas para la búsqueda de nuestrxs nietxs y para pensar en la identidad. A partir de Abuelas, en el mundo entero se empezó a hablar y cuestionar la identidad, quienes somos y de dónde venimos. Día tras día seguimos trabajando por la memoria para pedir verdad y justicia. Para saber. Todavía no sabemos. Yo como mamá me niego a ponerle palabras a las cosas en este terreno. Mi hija está desaparecida, no está de otra manera”, enfatiza.

El encuentro finaliza con el descubrimiento de la placa con el nombre del Centro de Estudiantes “Gabriel A. Porta”, estudiante que trabajaba en el área de publicaciones del Centro y que fue detenido desaparecido por el terrorismo de estado.

Pero antes de marchar a la plaza, familiares, vecinxs, docentes y estudiantes recorren ‘El Altillo’, el primer espacio para la memoria de la Universidad de Buenos Aires, una foto viva que resguarda material documental con pintadas políticas de los turbulentos años `70 y la historia de lxs estudiantes, no docentes y docentes desaparecidos de la Facultad de Agronomía.

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