Mordillo, de Villa Pueyrredón a la eternidad. Simplemente hasta siempre!

Guillermo Mordillo
Guillermo Mordillo, dibujante del humor sin palabras. “No utilizo palabras. Chistes sin palabras, ideas sin palabras. Es como la música, es un idioma universal. Hasta en la Argentina me entienden”. Falleció el sábado 29 de junio a los 86 años. Había nacido en Villa Pueyrredón – su querida Villa Pueyrredón – el 4 de agosto de 1932.

Por Ignacio Di Toma Mues

Guillermo Mordillo, dibujante humorístico, nació el 4 de agosto de 1932 en la calle Argerich, en el barrio de Villa Pueyrredón. Falleció en la noche del 29 de junio en Mallorca, España. Le decían el “maestro del silencio”.

No utilizo palabras. Chistes sin palabras, ideas sin palabras. Es como la música, es un idioma universal. Hasta en la Argentina me entienden”.

En diciembre de 2012, presentó “Mordillo. De Villa Pueyrredón al mundo” en el Museo del Humor en su sede del Edificio de la Munich, Av. de los Italianos 851, Costanera Sur. Una muestra que recorría los 50 años de su carrera con producciones que publicó en más de 15 países. “Las ideas son mariposas que pasan por el aire, las atrapás y listo” decía Mordillo.

En esa ocasión recordó su infancia en Villa Pueyrredón, y su amistad con el gran bailarín de tango Juan Carlos Copes. “Yo soy un chico de barrio que jugaba a la pelota en la calle con un señor que se llama Juan Copes. Algunos días atrás, hablé con un amigo que jugaba con Copes al fútbol y se acordaba de la patada que le dio en el estómago”.

Guillermo Mordillo DibujoHincha fanático de Ferro. “Yo me fui de la Argentina con la mentalidad de un hincha de Ferro. Con la ambición de jugar y me salió bien“.

Y contó como nació esa pasión futbolera. “Mi mamá me hizo hincha de Ferro porque un domingo me dijo Che, si yo fuera hincha de un club, los domingos tendría algo de qué ocuparme y yo le dije mamá, de soltera vivías en Caballito y tenés ojos verdes. Tenés que ser hincha de Ferro. Entonces, llegaban los domingos y mi mamá me preguntaba cómo habían salido en los partidos”.

Guillermo Mordillo DibujoEste cronista estuvo presente en la charla que dio en diciembre de 2007 en la exposición “Humor tendido” que realizó en el Centro Cultural Casa Carnacini de Villa Ballester, localidad de la Provincia de Buenos Aires donde vivía su hermana Teresa. De esta charla rescatamos algunas de sus definiciones:

“No utilizo palabras. Chistes sin palabras, ideas sin palabras. Es como la música, es un idioma universal. Hasta en la Argentina me entienden”.

“Hasta los 12 años copiaba los dibujos de Disney. Tardé 25 años en tener estilo propio. Esto viene con el tiempo y mucho trabajo”.

“Escribo ideas, hago pequeños bocetos y a partir de eso voy haciendo el dibujo. No tengo facilidad para dibujar pero tengo ganas. En cualquier profesión hay que tener ganas”.

“Trabajo muy lentamente, un dibujo me lleva 2 o 3 días… Cada dibujo me lleva toda la vida”.

“Algunos dicen que no hago actualidad. El hilo conductor de mis dibujos es la soledad. La soledad es ancestral, actual y futura”.

“Soy autodidacta. Pero nadie es autodidacta. Todos los dibujos que he visto me han enseñado. Se aprende viendo”.

“El humor siempre estuvo presente en mi. Me hace falta el humor, justamente porque me tomo las cosas a pecho”.

“Estoy en el planeta, no pienso en el país que estoy. Hasta en China trabajé”.

“Cambiaría la palabra querer por creer: creer los unos en los otros. El hombre debe creer en el hombre”.

En abril de 2007, Walter Vázquez, eximio dibujante, amante de las historietas y vecino de nuestro barrio, escribió un artículo sobre él en nuestro periódico: “Mordillo: un vecino eterno”. En la nota, Walter cuenta sobre Mordillo y Villa Pueyrredón, sus inicios y su partida.

“En principio la casa de la calle Argerich, donde nació el 4 de agosto de 1932. Barrio de casas bajas, tranquilo, sereno, con árboles, la vía del tren, los potreros a un lado, el fútbol en las calles (jugaba picaditos con Juan Carlos Copes, famoso bailarín de tango a nivel mundial)”.

“Está también la casa donde vivió toda su infancia y adolescencia, en la calle Cabezón, lugar que lo vio nacer como dibujante. Allí realizó sus primeras historietas para niños (“Fosforito”, con guiones de Aldo Camarotta); ilustró cuentos infantiles (todo para Editorial Codex) y comenzó a desenvolverse en el campo del dibujo animado. En los años ‘50 llegó a montar un estudio de animación publicitaria junto con el dibujante Ubaldo Galuppo, en la calle Hidalgo N° 618, en el barrio de Caballito”.

“El año 1955 fue el año de la partida hacia otras latitudes del joven Mordillo (tenía solo 23 años). Por insistencia de su colega Jorge Caro, viajó a Perú, donde vivió un buen tiempo”.

“Luego el destino lo llevó a los Estados Unidos, para entrar después a Europa por España, y viajar a París, Mallorca, Mónaco… La historia de Mordillo es muy extensa, llena de anécdotas y vivencias más que interesantes, sobre todo para los amantes del humor gráfico y la historieta”.

“Nunca más volvió a vivir en Argentina, pero sí viene religiosamente casi todos los años, de visita. ‘La infancia es la patria de uno’, repite Mordillo. Con unos recuerdos de infancia tan bellos y agradables (como sus trabajos), y tan ‘a flor de piel’, no hace falta decir qué clase de persona es Mordillo, el humorista gráfico más conocido y querido – literalmente – en el mundo entero.”

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