Hace diez años se agruparon para defender la identidad de Villa Pueyrredón y Agronomía. Hoy son amigos, continúan luchando por las casas bajas y acompañan cada movilización de vecinos autoconvocados de distintas partes de la Ciudad.
Por Agustina Cavalanti
Desde el año 2009, Marta Antar, Osvaldo Saredi, Claudia Smith y Horacio Rogers se autoconvocaron junto a otros vecinos para defender las casas bajas de Villa Pueyrredón y Agronomía. Con una incansable lucha lograron que la Legislatura apruebe dos leyes: la 3447 y la 3952, y limite los permisos de construcción en altura. “Salvemos al Barrio” y “Vecinos por las casas bajas” consiguieron parar 13 obras.
Pero en 2018, el Gobierno de Rodríguez Larreta votó la modificación del Código de Planeamiento Urbano en la Ciudad de Buenos Aires. La sanción de la nueva norma los reencontró con más intensidad, en cada esquina, en cada obra, agrupándose con vecinos de otras comunas, trabajando en conjunto para que no desaparezcan las casas bajas. Batallando para salvar la identidad de los barrios.
“Nuestro desafío es poder cambiar algunos puntos del código”- dice Osvaldo, quien nos abre las puertas de su casa para hacer la entrevista. En la mesa despliega papeles, carteles, fotos y maquetas. “Esto le mostramos a los vecinos para informar y concientizar. No importa la ideología partidaria, nos va a afectar a todos”, asegura.
Marta y Horacio se conocen hace 30 años de trabajar en las cooperadoras de los colegios. “El proyecto comunitario siempre nos unió para la lucha”, afirman. Y a la charla se suma Claudia: “Queremos que Villa Pueyrredón continúe siendo un jardín” (haciendo referencia al escudo del barrio).
Irónicamente, los cuatro perciben que Rodríguez Larreta los unió como vecinos.
Hecha la ley, hecha la trampa
Para los vecinos autoconvocados, los barrios de casas bajas (planta baja y dos pisos) son el resultado del esfuerzo y la morada de varias generaciones, que comenzaron a destruirse luego de la sanción de los últimos códigos, el urbanístico y el de edificación.
– Para el barrio se puso una zonificación determinada “USAB 1” (Unidad Sustentable Baja), que son 9 metros. Pero nos encontramos que existe una trampa: el enrase- relata Osvaldo.
– Es decir, en cuadras donde se encuentra un edificio aislado se habilitan construir dos más, entonces en los casos de contar con tres edificios en una cuadra, la misma quedaría invadida por nueve edificios. Y ellos dicen que esto no va a modificar la identidad barrial – agrega Horacio.
Ante la posibilidad de enrase, cuentan que realizaron un relevamiento en toda la macro manzana comprendida entre las avenidas San Martín, Gral. Paz, De los Constituyentes y Francisco Beiró.
El resultado fue que, por enrase, se permitiría construir más de 500 nuevos edificios de 18 metros de altura en una zona catalogada como USAB 1, en Agronomía y Villa Pueyrredón.
– El enrase se contradice con la protección que otorga el mismo código a esta zona de casas bajas, la que en su mayoría define como Unidad Sustentable Baja- aclara Osvaldo.
“No queremos una ciudad homogénea”
Actualmente los vecinos de “Salvemos el Barrio” y de “Vecinos por las Casas Bajas” elaboraron un proyecto de Ley conjuntamente con las asesoras de los diputados del Frente de Todos Paula Penacca y Javier Andrade.
En el documento, además de exigir se deje sin efecto los enrases en las zonas catalogadas USAB 1 (planta baja y 2 pisos) y USAB 2 (planta baja y 2 pisos, con un retiro de 3 metros), solicitan que el tramo de la calle Artigas, desde la Avenida Mosconi hasta la calle Cochrane, sea redefinido como USAB1.
El proyecto justifica: “La calle Artigas en el tramo comprendido desde la Avenida Mosconi hasta la calle Concrane, fue catalogada en el nuevo código Urbanístico como USAB 2, lo que representa una altura aproximada de 23 metros. Autorizar alturas de más de 23 metros, representa edificios equivalentes a 7 u 8 pisos, lo que significa una gran exigencia en la prestación de los servicios básicos (cloacas, electricidad, agua), y todo tipo de perjuicios que son originados por el exceso en la densidad habitacional y de personas, agravado por el hecho de no haber tratado la actualización del Plan Urbano Ambiental, como lo establece la ley marco cada 5 años”.
Y continúa: “La Avenida Mosconi atraviesa la macro manzana que está definida como USAB l, según lo legislado por el actual código urbanístico queda definida como USAA (Unidad Sustentable Altura Alta 32 metros de altura), lo hace con una disrupción tal del tejido que consideramos imprescindible disminuir su altura a USAB 2 significaría cortar por la mitad a modo de muralla a esta Macro Manzana, ya que esta avenida no es circundante”.
– El oficialismo es muy verticalista y vota a favor de sus negocios, como los parquímetros, el código, la playa de acarreo…No queremos una ciudad homogénea – suma Osvaldo.
Talleres a cielo abierto
Luego de que en diciembre del año pasado se aprobara la modificación del Código Urbanístico y la creación del nuevo Código de Edificación, los vecinos se movilizaron rápidamente.
– Los Legisladores se sacaron una “selfie” el día de la votación, fue una burla hacia los vecinos. Sentimos que nos humillan – dice Claudia.
A lo largo de 2019 organizaron “talleres a cielo abierto” para informar a los vecinos y decir “no a la construcción de edificios y sí a la mantención de la identidad de los barrios de casas bajas”.
– Estuvimos trabajando en la esquina de Carlos Antonio López y Artigas; en Roosevelt y Triunvirato, en la plaza Martín Rodríguez. Fuimos a radios abiertas – dice Marta.
– En Chacharita, en el Centro Cultural el Alambique, en cuanta oportunidad hemos tenido. La gente apoya y desconoce totalmente la problemática. Ya juntamos 5 mil firmas – agrega Horacio.
– Muchos nos decían “yo voté a este gobierno, pero no para esto, donde firmo”- remata Osvaldo.
Como agrupación ya denunciaron varias construcciones ilegales y aseguran que hoy en día cuando empieza una obra se ponen “en alerta”.
– Nos especializamos en “Código QR” (se ríen).
Los barrios unidos jamás serán vencidos
Los vecinos de Agronomía y Villa Pueyrredón no solamente trabajan en pos de modificar los códigos urbanísticos. En los últimos años, acompañaron distintas luchas de agrupaciones de otras Comunas. Con compromiso y solidaridad se unieron a grupos de vecinos que defendían su barrio de forma independiente.
– Acompañamos la lucha de la pileta del Álvarez Thomas; peleamos por la apropiación de las tierras de Villa Urquiza; por la no privatización del Parque Sarmiento; contra la construcción de las torres en la Isla de La Paternal, la playa de acarreo (en el parque de la estación de Villa Pueyrredón) y la apertura de la calle Zamudio. También estuvimos en los ruidazos y participamos en la olla popular en Villa Pueyrredón – relata Marta.
Así, agrupados con vecinos, vecinas e instituciones del barrio de Saavedra, Belgrano “R”, Coghlan y Colegiales diseñaron un documento, abierto a incorporar más barrios y nuevas problemáticas, dirigido a los candidatos a Jefe de Gobierno, legisladores y asesores.
“No queremos vivir en departamentos de 18 metros cuadrados. No queremos vivir en barrios donde no se consiguen vacantes en las escuelas, donde el hospital público o privado esté colapsado sin posibilidad de respuesta, y desde los cuales viajar sea toda una odisea. No queremos barrios que se inunden, ni barrios con privilegios que a otros se les niegan”, escriben.
Juntos piden el reintegro total de la administración, sobre la pileta de natación, a la Cooperadora de la Escuela Coronel Ignacio Álvarez Thomas; que no se permitan más ventas de tierras públicas; que se preserven los espacios verdes públicos existentes; que se garantice la provisión adecuada y con valores accesibles de los servicios públicos; que se solucione al problema de las inundaciones, entre otros.
– Es fundamental la conexión que estamos teniendo con todas las organizaciones de los barrios, porque cada uno por su cuenta va formando grupitos para defenderse. Después de tantos años nos conectamos y empezamos a presentar cuestionamientos en común – dice Claudia.
Y Osvaldo cierra:
– Nosotros no estamos ajenos a las necesidades de la Ciudad, pero hay que transmitir que necesitamos un amparo urgente y que los legisladores tomen conciencia. Siempre la balanza se inclina para los emprendimientos inmobiliarios y para agregar más cemento.