En defensa de las identidades barriales

El periódico El Barrio Villa Pueyrredón fue recibido por tres integrantes de la agrupación “Salvemos al barrio”, que junto a “Vecinos de las casas bajas”, está batallando por tener una ciudad más amigable. Osvaldo Saredi fue el anfitrión, junto a su esposa Noemí Espinosa y Nelly De Grande, y conversamos sobre un tema que desde hace muchos meses les preocupa: el proyecto del nuevo código urbanístico.

Por Ignacio Di Toma Mues

Durante la charla se abordaron cuatro temas que están en debate y preocupan, por lo menos en Villa Pueyrredón y Agronomía, hábitat de “Salvemos al Barrio” y de “Vecinos de las casas bajas”: los pasajes; enrase; zonas inundables y la zonificación de la Av. Mosconi.

En el último borrador del proyecto del nuevo código urbanístico, el interior de la macromanzana cuyos límites son las avenidas San Martín, Beiró, de los Constituyentes y Gral. Paz, está definido como unidad de sustentabilidad de altura baja uno (USAB1), que comprende construcciones de planta baja y dos pisos (9 metros sin retiro). Sobre las avenidas las alturas van de 22 metros a 31 metros.

Enrase y pasajes

Nélida nos cuenta que realizaron un relevamiento, junto a “Vecinos de las casas bajas”, en cuatro calles: Vallejos, Gabriela Mistral, Carlos Antonio López y Griveo, desde Av. de los Constituyentes hasta San Martín.

“Sólo en esas cuatro calles existen 226 posibilidades de enrasar edificios existentes con alturas que no cumplen con lo que dispone el borrador del nuevo código”.

Osvaldo – para ampliar el conocimiento de este cronista – se encarga de aclarar el tema de enrase, que es ni más ni menos que la equiparación de alturas con edificios preexistentes, el completamiento del tejido. Existen varias posibilidades de enrase.

“Si entre un edificio y otro tenés tres lotes, el nuevo código permite que en esos tres lotes puedas construir a la misma altura de los preexistentes” nos explica Osvaldo y agrega que si hay un solo edificio, la altura preexistente va disminuyendo hacia el centro de la cuadra, de las esquinas hacia el centro.

Lo concreto es que siempre hay posibilidad de construir más allá de lo que permita el código en esa macromanzana.

En cuanto a los pasajes, calles de corta extensión y de ancho reducido, también hicieron un relevamiento. Analizaron cuadra por cuadra y casa por casa en 23 pasajes. El resultado fue contundente, entre el 93,55% y el 100% de las edificaciones son de planta baja, más uno o dos pisos.

En el informe, que acompaña al relevamiento, solicitan que en los pasajes se tenga como altura límite los 9 metros como el resto de la macromanzana y que no se aplique el completamiento del tejido, el enrase, “con el fin de que no se desvirtúen la significación ambiental de los pasajes, ni la identidad del barrio”.

“En el código no está claro para nada qué es lo que va a pasar con los pasajes. En la Legislatura nos dijeron que eso está en el Ministerio de Desarrollo Urbano, que es el área que lo está analizando. Y se va a analizar manzana por manzana, por eso hicimos el relevamiento que ya presentamos ante la Comisión de Planeamiento de la Legislatura” nos señala Nélida. Y acota que les prometieron que cuando se haga la reunión en el Ministerio los van a convocar.

Cabe destacar que fueron a varias reuniones de la Comisión de Planeamiento en la legislatura, y en una de ellas pudieron exponer, pero los legisladores del oficialismo se limitaron a escuchar. “Ellos te escuchan pero no te hablan” nos acota Osvaldo.

Por otro lado invitaron a varios legisladores a recorrer el barrio. Hace pocos días – una semana antes de esta entrevista – Roy Cortina (Partido Socialista) estuvo in situ palpando la situación, y también vinieron asesores de los legisladores Sergio Abrevaya (Suma+) y Carlos Tomada (Unidad Ciudadana)

“Con Roy Cortina fue una experiencia interesante, fuimos con una arquitecta del grupo que hizo todo el estudio de enrase y lo llevó a las zonas donde se puede enrasar para que vea qué es lo que va a pasar” nos cuenta Noemí.

Avenida Mosconi, ¿casas bajas o edificios de alto?

Un dato importante nos aporta Osvaldo: la avenida Mosconi, al contrario de lo que muchos creen, está consolidada como casas bajas.

“Quizás el vecino de Villa Pueyrredón crea que no están consolidadas las casas bajas sino los edificios de alto. ¿Y sabés por qué sucede eso? Yo me di cuenta haciendo los relevamientos, la mayor concentración está en Artigas y Mosconi, que es donde está el centro comercial y es por donde más caminamos, donde más levantamos la vista. Después el resto es con el auto y no lo ves. Sin embargo Mosconi está consolidada como de casas bajas”.

En el proyecto del nuevo código urbanístico la avenida Mosconi está propuesta como unidad de sustentabilidad alta. “Son 22 metros, más 7 metros de retiro y 2 metros de parapeto, en total 31 metros de alto” nos detalla Noemí. Esta avenida atraviesa a la macromanzana que es de baja altura y de no modificarse su zonificación se convertirá en una muralla que afectará la escala barrial.

Alrededores de la Av. del Fomentista, zona inundable

Nélida nos cuenta que en las manzanas aledañas a la avenida del Fomentista el nuevo código permite alturas mayores, y recuerda la terrible inundación de abril de 2013. Su hija vive en esa zona. “Le entró 1,20 metros de agua dentro de la casa, le arruinó todo. Y están proponiendo alturas ahí, es una barbaridad eso, entonces creo que hay que marcarlo porque se le olvida a todo el mundo”.

En la conversación aparece otro tema, la apropiación de los significados. “Los vecinos y nosotros, cuando decimos no a las torres, estamos diciendo no a los edificios, entonces los funcionarios de manera mediática, porque nos han usado a nosotros también para asesorarse, utilizan los mismos términos: identidad barrial, no a las torres. Entonces cuando dicen ‘no a las torres’, el que está leyendo la nota dice ‘menos mal ya lo logramos’”.

Y Nélida agrega: “Nosotros tenemos que usar también el argumento con el que ellos presentan el nuevo código, que es el de preservar las identidades barriales”.

Sin embargo este nuevo código tiene como objetivo que la ciudad tenga emprendimientos inmobiliarios, cemento para seis millones de habitantes. “Eso es lo que dicen los funcionarios del Gobierno de la Ciudad” nos acota Osvaldo.

Franco Moccia, ministro de Desarrollo Urbano y Transporte, en una nota periodística manifestó que el objetivo es que la ciudad se convierta en más deseable entre las personas que ya la habitan y entre quienes llegan todos los días para hacer sus actividades. “Aunque según el censo somos tres millones de habitantes; la realidad es que 6,5 millones usamos el distrito cada día” aseguró Moccia.

“Moccia es Licenciado en Economía – nos dice Osvaldo – y este tipo está en el área de Urbanismo y Transporte, fijate vos cómo está el transporte, por qué va a andar bien el urbanismo, todo está ligado con todo. Él es el que está promocionando este nuevo código”.

Y aparece otro punto fundamental del nuevo código, la desaparición del FOS, que es el factor de ocupación de la superficie, que limita la parte de la parcela en la que se puede construir. Ya no va a haber espacios libres. Se habla de manzanas en bloque, homogéneas.

“Hacia algún lugar tienen que ir con el cemento, con el emprendimiento. Si dicen ‘no a las torres’, no va más para arriba, tiene que ir para algún lado, entonces sacan el FOS y van hacia lo largo. Esa es la finalidad de ellos, quieren crear emprendimientos inmobiliarios para seis millones de personas” asegura Osvaldo.

“Para llegar a los seis millones de habitantes hay que reducir la cantidad de espacio verde por habitante; los servicios, hospitales y escuelas van a colapsar duplicando la cantidad de habitantes” enfatiza Nélida.

A pesar de las distintas agrupaciones vecinales que se oponen a este nuevo código, su aprobación requiere una mayoría especial de 31 votos, la mitad más uno de la cámara legislativa. El oficialismo supera este número con los propios y lo acrecienta con sus aliados. Es una ley de doble lectura, que debe pasar por una audiencia pública, aunque ésta no es vinculante.

Osvaldo se queja con cierta amargura: “Es injusto, aunque es legal, es constitucional, que 36 personas nos hipotequen el futuro, pero no a nosotros, sino a los que todavía no nacieron, yo siempre digo lo mismo, porque si decís las futuras generaciones, qué sé yo, esos términos están gastados”.

Aunque esta pelea es desigual, sí hubo para el barrio significativos triunfos. Desde el primer borrador del código al actual, que se está discutiendo en la legislatura, han cambiado algunas cosas.

En el primer borrador, sobre la Av. Del Carril se permitían 22 metros, y en las paralelas 16 metros, más los retiros y en el resto del barrio 12 metros. Así las cosas, no se estaba respetando la ley sancionada en el año 2010 que ponía una altura límite de 12 metros.

“Logramos que respetaran la ley y que las laterales y el resto del barrio, en vez de 16 y 12 metros, estén unificados en los 9 metros sin retiros”.

También consiguieron que se cambien las alturas permitidas en las parcelas frentistas a las plazas. “Alrededor de las plazas se proponían 22 metros y ahora se logró que unificaran con los 9 metros del resto de barrio”.

Actualmente están discutiendo la apertura de la calle Zamudio, entre la avenida Beiró y Tinogasta, atravesando el parque de la Agronomía. La postura contraria a su apertura es fuerte en argumentos.

Por último, preguntamos qué piensan sobre el argumento que los funcionarios esgrimen para defender la concentración de las actividades en los barrios, que los vecinos trabajen y realicen sus actividades en cercanías.

“Es retrógrado y muy grave desde lo ambiental, por eso hablan de macromanzanas, sería una ciudad fragmentada, no una ciudad integrada” aseguran estos batalladores vecinos quienes, a pesar de todo, creen que aún no está dicha la última palabra.

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