Marcela De Grande, vecina de Villa Pueyrredón, lleva a escena Con Canto de Cigarras, un unipersonal que cruza objetos e identidad. Una propuesta que pone en juego la memoria desde la mirada de la infancia. Desde Villa Urquiza hasta Berlín, su obra ha recorrido escenarios de todo el mundo.
Por Agustina Cavalanti
Desde su regreso a Buenos Aires en el año 2000, Marcela De Grande vive en Villa Pueyrredón. Es traductora, dramaturga y actriz, egresada de la Facultad de Letras en París. Su recorrido artístico está profundamente marcado por la memoria, la identidad y una sensibilidad que abraza lo político desde lo humano. Junto a otros artistas, fundó en plena crisis del 2001 el Centro Cultural El Colectivo, en Villa Urquiza, que este año celebra su 25° aniversario.
En abril de 2024 estrenó Con Canto de Cigarras, un unipersonal escrito e interpretado por ella misma, con dirección de Germán Rodríguez y coacheo en teatro de objetos de Hernesto Mussano. Una propuesta escénica que fusiona teatro y teatro de objetos, tejida a partir de una interpelación: ¿qué es la identidad?
“La escribí después de ver el documental Acá estamos, de Paula Romero, donde 24 nietos y nietas recuperados por Abuelas de Plaza de Mayo relatan cómo fue el proceso de recuperar su identidad. Me conmovió, pero también me llevó a ver la profundidad y complejidad de este asunto que nos toca a todos”, cuenta Marcela.
Nacida en 1973, la actriz reconoce las huellas de la dictadura en su historia personal. Con Canto de Cigarras es una obra íntima que pone literalmente sobre la mesa diversas preguntas sobre nuestra historia. “Nadie salió indemne de esos años de miedo y represión”, afirma.
“Traté de que no sea una obra que revuelva el puñal en la herida. Hay lugar para la risa, para la ternura… y para el llanto. Todo eso es parte de la vida, ¿no?”, enfatiza.
Con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro – «una de las entidades más transparentes y eficaces del país», afirma – la obra ha tenido un recorrido itinerante por Brasilia, París, Berlín, Barcelona, otras ciudades de Francia, y distintos puntos del AMBA, en escuelas, teatros, y espacios de defensa de los Derechos Humanos en clubes.
“Es lindo tener una obra que puede ir a todas partes. Aunque no la escribí pensando en eso, hoy siento que le da un sentido fuerte a mi quehacer artístico: que la obra vaya adonde la necesitan para seguir contando, buscando y afirmando el Nunca Más”, relata la autora.
Respecto al Instituto Nacional del Teatro, manifiesta que “es una aberración que hoy el Gobierno quiera desfinanciarlo, cuando es un ente autárquico, nunca han hecho nada desde los poderes públicos para gestarlo. Es un espacio fundamental para el teatro argentino, que construyeron los propios actores, directores y gestores teatrales”.
Marcela destaca que las funciones fuera del país fueron especialmente emotivas. “Fue emocionante hacerla en lugares donde el público ni siquiera sabía que habíamos pasado una dictadura. Y también fuerte, en espacios donde argentinos y argentinas hoy denuncian con fuerza lo que pasa acá, los niveles de violencia, la indiferencia frente a la desigualdad”, asevera.
Si bien la autora confirma que la obra no tiene (por ahora) fechas programadas en la Ciudad de Buenos Aires, asegura que, probablemente en junio, vuelva a escena en el Centro Cultural El Colectivo. “El 13 de junio se presentará en El Taller, espacio cultural de Lanús. Las novedades se pueden seguir en Instagram, en la cuenta @degrandemar”.
El espacio El Colectivo, por su parte, sigue siendo un refugio artístico y comunitario. “En este contexto, por más que parezca una frase hecha, estos espacios no violentos, creativos, donde podemos imaginar que la humanidad tiene algo para dar, se han convertido en lugares para recargar energías, militar otros valores y saber que no estamos solos”, resalta.
Además de los talleres y una programación de conciertos y teatro, todos los meses se realiza “La Peña”, un encuentro gratuito donde circula música, poesía, teatro y mucho afecto. La programación se difunde por redes sociales. El sábado 31 de mayo, por ejemplo, se presentó el cantautor Alejandro del Prado.
“Los vecinos y vecinas se acercan a los talleres y a la peña. A veces les cuesta más confiar o animarse a ver algo de música o teatro que no conocen, pagar una entrada para algo que no sale por la tele o no tiene publicidad masiva. Nuestra idea siempre fue invitarlos a ver cosas de calidad en el barrio. Las puertas están abiertas”, invita.
“Hay muchos debates sobre la función del arte: puede ser un medio de superación personal, un puente a la relación social, una herramienta de denuncia política, una oportunidad de aprendizaje y reflexión, un motivo para juntarse a comer y conversar, un acceso a lo simbólico y a lo inconsciente. Yo lo vivo como una voluntad de descubrir o crear belleza. Y luego, como escribió Dante, ‘la belleza despierta el alma para actuar’. La emoción nos moviliza y nos confirma que estamos vivos”, concluye Marcela De Grande.
Centro Cultural El Colectivo,, Iberá 4896, Villa Urquiza
Instagram: ccelcolectivo
