Un traspaso rezagado aún
en etapa de planificación

La anunciada transferencia de los efectivos de la Policía Federal a la órbita de la Ciudad de Buenos Aires fue una de las primeras medidas de gobierno conjunta de la alianza Cambiemos con dominio en ambas jurisdicciones. Un reciente informe a la Legislatura dio cuenta de lo embrionario de la medida anunciada, que esconde, en la práctica, una asombrosa complejidad. Suspicacias y cifras detrás de una de las decisiones de mayor impacto en la seguridad ciudadana.

[ Detalle del paso a paso de la transferencia
de la policía a la ciudad ]

Por Gabriel Morini

A seis meses de la aprobación por ley del traspaso oficial de la Policía Federal a la órbita de la Ciudad de Buenos Aires, subsisten más interrogantes que certezas. El anuncio se concretó, en los papeles, en mayo pasado cuando el ministro de Justicia y Seguridad porteño, Martín Ocampo, y su par de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, oficializaron, con la firma del acuerdo, la transferencia de 18.430 efectivos, a los cuales se sumarán 1.067 uniformados más el 31 de diciembre.

En el camino quedaron varias cuestiones por resolver, la mayoría de las cuales fueron señaladas en la última audiencia a la que concurrió el jefe de Gabinete porteño Felipe Miguel, quien afirmó que el traspaso facilitará “una mejor estrategia para prevenir y combatir el delito”. Pero en la práctica, el avance denota complejidad.

El funcionario explicó ante los legisladores que “se coordinó una agenda en común con la Nación y la provincia de Buenos Aires para instrumentar un operativo de control poblacional conjunto”.

“Es muy importante que todos los efectivos tengan las mejores herramientas, los mismos patrulleros inteligentes, y los mismos sistemas de comunicación y monitoreo, lo que permitirá que las fuerzas de seguridad brinden el mejor servicio. Estamos comprando chalecos antibalas, municiones y armas, y poniendo más policías en la calle», aseguró en su informe periódico ante los diputados porteños, a fines de junio.

Además, destacó la implementación del mapa del delito, los trabajos para disminuir el narcotráfico y el plan de seguridad en las villas porteñas. Todos han sido caballitos de batalla del PRO en sus anuncios de gestión en la Ciudad, aunque sus resultados aún restan verificar. La Legislatura tomó nota de la mora e hizo foco en el “plan”.

La instrucción de la transferencia iba de la mano con la creación de una ley de seguridad pública – se estima que será aprobada antes de fin de año -, lo que en teoría permitirá equiparar los sueldos de ambas fuerzas (Metropolitana y Federal), pasar todos los agentes a la órbita del Banco Ciudad, con lo que en los formalismos, la Federal de la Ciudad dependerá en forma completa del Gobierno porteño.

Es uno de los dramas actuales. Los Federales, con el pase, quedaron bajo el mismo régimen de sus ahora pares de la ciudad. Mejores condiciones laborales pero limitaciones para realizar adicionales, una de las principales fuentes de ingreso de los policías, en una metodología que habilitaba los turnos a destajo pero que permitían mejores condiciones salariales en el neto de bolsillo. Eran como horas extras por custodias o tareas adicionales. Sin ese plus, muchos policías vieron sus salarios diezmados. Y un malestar se adueñó de lo que, en principio, apuntaba a ser una buena noticia por la diferencia sustancial en equipamiento y entorno laboral que caracterizó la creación de la Metropolitana.

De acuerdo al plan inicial, pasará la gran mayoría – no toda – de los integrantes de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana (16.409 hombres), 1.377 efectivos de la Superintendencia de Bomberos, 55 de Policía Científica, 113 de Investigaciones Federales, 63 de Tecnologías de la Información y Comunicaciones y 5 de Aviación Federal.

En total son 18.021 uniformados, a los que también se agregan 407 que están fuera de servicio y dos en disponibilidad para totalizar 18.430 uniformados.

Asimismo, entre los 16.409 hombres de la Superintendencia de Seguridad Metropolitana hay 12.220 que integran las 54 comisarías y las 8 circunscripciones, mientras que los restantes 4.189 vienen de áreas como Policía de Tránsito (55 efectivos), División Destacamentos (412), Unidades Federales de Tránsito (129). También aparecen en el diseño oficial, 471 efectivos del Cuerpo de Prevención Barrial, aunque no incluye a los uniformados que prestan servicio de Policía de Prevención Barrial que están en las Villas 20 de Lugano, 15 Ciudad Oculta, 21-24 de Zavaleta y 31 y 31 bis de Retiro.

Además, aparecen la Dirección de Orden Urbano y Federal (190), División Perros (148), la DOUCAD, que muchas veces intervienen en espectáculos deportivos (1.492 policías), Policía Montada (210), Departamento Guardia Infantería (108), Departamento Control Comando 911 (293) , Departamento Seguridad en Espectáculos Públicos (21), Conductas Delictivas en Espectáculos Deportivos (38) y de la División Centro de Orientación a la Víctima, entre otros.

A todos estos números cuyo desplazamiento original está previsto, se estima que los 1.097 policías que se sumarán a fines de 2016 reforzarán las comisarías en las que haya personal de Gendarmería Nacional (34ta., 36ta. y 52da.) y Prefectura Naval (24ta., 30ma. y 32da), ya que esas fuerzas volverán para esa fecha a cuidar la zonas de fronteras y las zonas marítimas para dar por finalizado al Operativo Cinturón Sur, creado en 2012 por la entonces ministra de Seguridad Nilda Garré. Darle de baja para fines de 2016 es el anhelo del PRO.

Entre las áreas de bomberos pasarán los cuarteles, la división alarmas, Defensa Civil, Inspecciones y Siniestros, pero no lo harán los destacamentos (Nueva Pompeya, La Boca, Retiro, Villa Urquiza, Palermo, Autopista, Liniers y Villa Devoto) ni el área de Emergencia Ambiental.

De la Superintendencia de Policía Científica son traspasados Medicina Legal, Fotografía, Rastros e Ingeniería Vial Forense, mientras que de Investigaciones Federales aparecen Homicidios, Delitos Contra Menores, Delitos Contra la Salud, Sustracción Automotores, Robos y Hurtos y Plantas Verificadoras.

De Tecnologías de la Información y Comunicaciones también estarán en la órbita de la Ciudad Tecnologías en Seguridad Ciudadana, Planeamientos Buenos Aires Ciudad Segura, Soporte Tecnológico Comando 911 y Control de Seguridad de Video e Información.

Asimismo, habrá también traspasados de la Superintendencia de Aviación Federal, ya que la Ciudad recibirá dos helicópteros de la Federal (Operaciones Aéreas de Helicópteros, Mantenimientos Aeronáuticos de Helicópteros y Agrupación Servicios).

Hasta ahora, se ha aplicado la parte del acta que garantiza que ambas jurisdicciones (Nación y Ciudad) se comprometen a realizar “los mayores esfuerzos” en aras de garantizar la correcta prestación del servicio de seguridad pública. El gradualismo del pasaje ha dominado el escenario.

El apoyo a nivel nacional viene siendo el principal sostén que evita una crisis de gobernabilidad, como la que evidencian la policía bonaerense y las locales, que a partir de diversas irregularidades, han motivado intervenciones en algunos municipios donde su accionar ha rozado lo delictivo, o han quedado comprometidas en investigaciones federales.

Lo que más preocupa a las fuerzas traspasadas es la facultad de la Ciudad de readecuar la normativa que las rige en relación a la operatividad de los efectivos comprendidos en el traspaso. Aun dentro del plazo de la denominada “etapa de transición”, los resultados han quitado de agenda pública la efectividad de la medida o sus eventuales obstáculos.

El incremento de secuestros es una marca indeleble de las rebeliones subterráneas de las fuerzas de seguridad. Sirven – más allá de la cobertura mediática – para percibir el pulso de las modificaciones estructurales de los sistemas de seguridad. En la provincia de Buenos Aires han causado estragos en el manejo político de las fuerzas de Seguridad con efectos en la propia integridad de la gobernadora María Eugenia Vidal.

En la Capital Federal, aunque con mucha menos incidencia, han marcado un parámetro preocupante para los niveles de incidencia que esta problemática ha tenido en los límites metropolitanos. Aunque penoso el dato es certero: es infinitamente más sencillo planificar y llevar a cabo un secuestro en zonas del conurbano que lograrlo con éxito en los límites de la General Paz. Esto no sin ayuda interna o externa o de alguna fuerza de seguridad. O de inteligencia.

No será sino en mayo de 2017 cuando los verdaderos efectos del traspaso podrán ser percibidos a nivel institucional, con una evaluación del éxito o fracaso de la implementación de la medida, una de las deudas de la autonomización porteña.

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