La cancha de básquet está ubicada en el parque “Paseo del Centenario de Villa Pueyrredón”, lindero a la estación ferroviaria. Vecinos y vecinas, junto a jugadores que vienen de otras zonas, se reúnen a practicar. Participan en ligas y promovieron mejoras en este espacio deportivo público.
Por Juan Manuel Castro
“Acá somos como una familia”, es lo primero que dicen los vecinos, amigos y jugadores de básquet que se juntan en la cancha del parque Paseo del Centenario de Villa Pueyrredón frente a la estación ferroviaria. Son los protagonistas de un proceso de mejora constante que ha vivido este espacio verde.
La historia se puede contar como un largo camino de lazos comunitarios, un caso concreto donde la mejora de un lugar público repercute en la calidad de vida de un barrio, o bien con una cita cotidiana donde prevalecen los momentos de disfrute y deporte.
En general, las prácticas se desarrollan los lunes, miércoles y viernes desde las ocho de la noche. Si bien la cancha está concurrida buena parte del día, al anochecer el lugar se puebla de forma contundente. Hay alrededor de medio centenar de jugadores estables.
Empiezan los piques, el calentamiento, los primeros tiros al aro. Ya se respira un clima ameno y comunitario entre risas y charlas interminables a un costado de las líneas recién pintadas de la cancha, puesta en valor meses atrás.
“Tenemos una dinámica donde todos juegan, tengan experiencia o no. El que entra, juega. Nadie queda afuera. Entrenamos sobre uno de los aros, dejando el otro libre para quienes quieran practicar por fuera de este grupo. Tiramos libre para armar los equipos y así quienes tienen experiencia están a la par de los que recién comienzan. Es un orden que tenemos y nos resulta muy bien”, destacan en VP Básquet, cómo se da en llamar esta comunidad.
Las ganas de entrenar siempre estuvieron, pero las cosas antes eran muy distintas. Mario, uno de los históricos, recuerda: “Yo me acuerdo cuando tenía doce años, no estaban las rejas, el piso era asfalto, el tablero era de madera y el aro estaba muy abajo. Aunque, sí era una novedad tener una cancha de básquet al lado de la estación”.
Por su parte, Mariana, también de la primera camada, cuenta que, dos décadas atrás, la cancha se había hecho la fama de ser “difícil” para jugar, por las condiciones poco auspiciosas del mobiliario. “Era más difícil jugar, algunos tiros que en una cancha en condiciones entraban, acá no. Por eso a mucha gente acostumbrada a jugar en clubes no le gustaba venir. Si jugabas bien acá, la rompías en cualquier otro lado”.
Para poner en contexto, en la Comuna 12 ya había algunos hitos del básquet callejero, como la cancha de la plaza La Copita de Saavedra, dentro del espacio verde del Barrio “1 de Marzo de 1948” en torno a Valdenegro y Paroissien. A esto hay que sumar la Plaza Keneddy de San Martín, cruzando la General Paz. Se trataba de un incipiente circuito deportivo, alimentado por el “boca en boca” y la costumbre de frecuentar los espacios, conocer gente y practicar hasta el cansancio.
Al parque de Villa Pueyrredón llegaron las primeras reformas. “Luego hubo rejas, subieron el aro”, recuerda Mario y agrega: “Los chicos de esa época empezamos a venir más seguido, el lugar empezó a hacerse un nombre porque el mobiliario había mejorado”.
Más cerca en el tiempo, aprovechando las mejoras, varios de los chicos y chicas que se juntaban a practicar crearon un grupo de difusión en la red social Facebook e Instagram. Al “boca en boca” tradicional se sumó esta vía digital, que tuvo su efecto: empezaron a venir jugadores por fuera del barrio y del circuito de básquet local.
Así lo recuerda Jota, quien en esos años vivía en Villa Pueyrredón y luego residió varios años en el exterior: “Tengo 30 años y a los 16 estaba todo enrejado. En esa época veníamos con amigos, saltábamos la reja y pasábamos la tarde jugando. Cuando me fui a vivir afuera me pedían la contraseña del grupo, había prendido y mucha gente se estaba sumando. Se hizo un lugar muy visible”. “La verdad es interesante que venga gente de otros lados. Antes éramos todos de la zona”, agrega.
Por caso, Joe cuenta que tiene “un tren y un bondi” para llegar, pero que nada de eso le resulta pesado porque “vale la pena llegar y divertirse un rato, estar entre más que conocidos, es estar en familia”.
De la mano de este crecimiento, se empezó a consolidar una mística particular, un sentido de pertenencia entre los habitúes. “Decimos Voy a jugar a VP y ya se sabe que estamos hablando de acá”, celebra Mario.
Mariana señala que esta construcción de comunidad se tradujo en una conciencia común para cuidar la cancha. “Muchos de los arreglos los costeamos nosotros para que el lugar esté en mejores condiciones y se pueda practicar de forma más apropiada”.
Cuando se llegó a la discusión por asuntos más estructurales, los jugadores de VP se pusieron en contacto con autoridades de la Comuna 12 (Villa Pueyrredón, Saavedra, Coghlan, Villa Urquiza), encargada del mantenimiento de los espacios públicos locales.
“Hicimos una campaña activa, muy apoyada desde las redes sociales. Gracias a eso hoy tenemos el piso de cemento peinado, los tableros de acrílico, el tamaño de los aros es reglamentario, hay buena iluminación”, señala.
También vale mencionar que en el centro de la cancha hay un par de aros de menor altura que fueron una iniciativa – y son utilizados – por la Escuelita Deportiva Villa Pueyrredón para niños y adolescentes, cuya actividad dio cuenta este medio en varias ocasiones.
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El grupo VP Básquet logró una solidez también en lo deportivo y fue así que empezó a participar en distintas ligas amateur. Una de ellas es Básquet Entre Amigos, promovida por el Club 17 de Agosto, ubicado en el barrio. Se trata de torneos con equipos masculinos de cinco jugadores. “Es una linda experiencia representar lo que consolidamos en esta cancha”, indica Mario.
También han participado en el torneo ABA Femenino y, de hecho, el equipo VP ganó el campeonato del año pasado. “Fue una linda experiencia, acá juegan chicas formadas en clubes y quienes empezaron desde cero en esta cancha. Es muy diverso y participar en estos torneos nos ayuda a crecer a todas”, indica Mariana.
“Hoy el sentido de pertenencia por VP Básquet está presente en el trato cotidiano, en que tenemos camisetas, buzos, barbijos, pero sobre todo en el grupo social que se consolidó, la forma de organizarnos que nos permitió tener estos logros y nos hace pensar en seguir creciendo”, concluye.