Convocatoria a niñas y adolescentes para probarse en el equipo de Básquet Femenino

Básquet Femenino en el Club Sunderland
El Club Sunderland – ubicado en Lugones 3161 en el barrio de Villa Urquiza – tiene una historia de casi cincuenta años desarrollando básquet femenino, lo que lo ha convertido en una referencia para la zona. La flamante Subcomisión de Básquet Femenino convoca a niñas y adolescentes a probarse en las distintas categorías. Sandra Naccarato, madre de una jugadora, destaca los valores que transmite la institución y la comunión que se genera entre padres, jugadoras y entrenadores.

Por Mateo Lazcano

Como si fuera un local que reabre su persiana, la llegada de febrero implica para los clubes de barrio el regreso a los entrenamientos y las actividades de las distintas disciplinas. Es un mes de preparación y puesta a punto, en el que se rearman, en muchos casos, los grupos, mientras se espera que marzo traiga el inicio de las competencias oficiales.

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En ese contexto, una de las instituciones más emblemáticas de Villa Urquiza y alrededores, el Club Sunderland, experimenta un momento de cambio con la llegada de una nueva Subcomisión de Básquet Femenino, conformada por madres, padres y exjugadoras.

Ante la vuelta a las prácticas, los directivos reiteran el llamado a las niñas y adolescentes que quieran probarse y jugar este deporte en un ámbito “inclusivo y profesional”.

Varios son los sellos distintivos de Sunderland en esta disciplina. Hace casi cincuenta años que compite en los torneos oficiales, siendo uno de los pioneros en la zona en apostar al básquet femenino de manera exclusiva.

A diferencia de lo que ocurre en el hockey o incluso en el fútbol, el básquet sigue siendo un deporte predominantemente masculino en las últimas generaciones.

Con el fin de reducir esta brecha, la Federación de Básquet del Área Metropolitana de Buenos Aires (FEMABA) dispuso que, a partir de este año, todas las instituciones que jueguen torneos en la Liga deberán contar con un equipo femenino hasta la categoría de menores de 13 años.

Para la institución de Villa Urquiza esto no es una novedad, y por eso adoptó su lema “Sunderland, básquet femenino desde siempre”, honrando a las distintas jugadoras que vistieron la camiseta negra y blanca. Algunas incluso integraron la Selección Nacional.

De cara a esta nueva realidad interna, con el debut de la Subcomisión y este inédito marco organizacional que puso a varios clubes ante la repentina búsqueda de jugadoras, entrenadores e incluso canchas para entrenar, hablamos con Sandra Naccarato, madre de una niña de diez años que integra la categoría U-11 del Sunderland.

“Este es un lugar de inserción e inclusión, ideal para las niñas y adolescentes a la hora de dejar de usar tanta pantalla y ponerse a mover el cuerpo. Además, es un deporte de equipo en el que el club ha tenido una trayectoria muy larga. Realmente cuenta con una importante estructura, con dos Primeras y toda la tira de infantiles, que va desde Sub-7, la categoría ‘Mosquito’, que juega amistosos, pasando por Premini (Sub-9) y Mini (Sub-11). Luego siguen Sub-13, 15, 17, 19 y 21. Son quince años en los que pueden estar en un ambiente realmente bárbaro”, cuenta Sandra.

Por su ubicación en Lugones 3161, Sunderland reúne principalmente a jugadoras de Villa Urquiza y Saavedra. “También hay otras que vienen del Gran Buenos Aires, como Villa Martelli, San Andrés o Ballester”, señala Sandra. Y otras que se acercaron desde otros barrios porteños, atraídas por el buen espíritu que rige en la institución, que cumplió 104 años.

“Nosotros estamos en Agronomía, cerca de Arquitectura, pero allí solo hay básquet masculino. Entonces me acerqué a charlar con el entrenador y le consulté dónde replicaban esto que se daba entre los jugadores de su club, pero para básquet femenino. Y él me recomendó el Sunderland”, indica Sandra, cuya hija lleva ya tres años entrenando en el club de Villa Urquiza.

“En la cancha, todas son iguales, y es maravilloso ver cómo se respetan unas a otras y se apoyan para mejorar. No hay competencia entre ellas, sino integración. La competencia es con el otro equipo, pero también es algo sano, algo que no he visto en otros lados. Te recalcan mucho que estás jugando con el otro equipo, no contra. Entonces tenés amigas del otro lado, que no sabés cómo se llaman, pero estás jugando, porque lo que más importa es el respeto, la integración y el jugar con la otra”, agrega con tono de satisfacción.

Esa armonía dentro de la cancha se traslada al grupo de padres y madres, quienes cumplen un rol fundamental a la hora de garantizar la logística que, cada dos semanas, lleva a las jugadoras a competir como visitantes en sedes de distintos puntos de la Ciudad y el Gran Buenos Aires.

“Todos empezamos y un poco renegamos, porque nos tenemos que levantar temprano un domingo para llevar, sobre todo a las chiquitas, que son las que primero juegan. Pero después le empezás a tomar el gusto, y es realmente un placer. Nosotros también hemos formado un grupo de amigos: tomamos mate, comemos asados, algo que trasciende el simple rol de padres o madres acompañantes”, dice Sandra.
Juegan contra equipos de Berazategui, Pilar o Escobar, por ejemplo. Allí es fundamental la organización y cooperación entre los padres y madres. “En general, los padres se prenden todos, y cuando uno no puede, el otro hace un pool y lleva a su hija y a sus compañeras. Pero, en general, van todos, porque se disfruta; nunca es un problema. También el club pone un micro si la distancia es grande”, explica.

En tiempos de individualismo y mucha competencia social, que lamentablemente llega en muchas instancias a los adolescentes, los clubes de barrio emergen como una contracara de ello, siendo lugares de integración social.

“Las chicas, cuando están jugando, no saben si vienen de un colegio privado top, de una escuela pública o qué dificultades hay en su casa. Todas juegan con una camiseta, un pantaloncito y un par de zapatillas, y hay una integración absoluta. Lo que se busca es eso: que todas estén en el mismo nivel de juego”, destaca. Y en este punto, menciona el rol de las y los entrenadores: “Tratan de elevarlas, de fomentar su autoestima, de que se sientan seguras, porque esto les repercute en su vida. El club las une, las integra y las nivela”.

La nueva SubComisión está compuesta por: María Lidia Baliari (Mari), integrante de Subcomisión de básquet en Sunder en años anteriores, mamá y abuela de varias jugadoras del club. Roberto D’Urso, integrante de Subcomisión de básquet en Sunder en años anteriores, papá de una jugadora de Selección nacional formada en el club. Soledad Arias, ex jugadora de Sunder formada en el club. Silvia García Duperou, mamá de dos jugadoras de Sunder en la actualidad.

Días y horarios de entrenamiento

Martes y jueves. En la cancha de básquet, para entrenar la parte deportiva: Sub-9 y Sub-11: 18 a 19 hs; Sub-13: 19 a 20 hs; Sub-15 y Sub-17: 20 a 21 hs. y Sub-21 y Superior: 21 a 22 hs. En la terraza (preparación física): Sub-13: 18 a 19 hs; Sub-15 y Sub-17: 19 a 20 hs y Sub-21 y Superior: 20 a 21 hs. Los sábados habrá entrenamientos, pero aún no están definidos los horarios.

Aquellas familias que tengan niñas y adolescentes que quieran probarse o dialogar con entrenadores, la SubComisión recomienda concurrir en los respectivos horarios o bien, desde las 17 horas, en los días de entrenamiento. Todo se desarrolla en Lugones 3161, Villa Urquiza.

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