Tan comunes son, ante nuestras miradas, que rara vez pensamos en quienes se vieron involucrados con este trabajo y los lugares de procedencia. Vayamos entonces a encontrar el eslabón perdido de la historia; perdón el “adoquín perdido” …
En las provincias y Buenos Aires, aún hay vestigios bien visibles de estas tallas cuadradas y rectangulares de granitos. Muchos vecinos, conscientes de que constituyen parte del patrimonio histórico, vienen manifestándose ante las autoridades, para que no sean reemplazados o cubiertos por el asfalto. Por otro lado, los conductores al volante, intentan evitarlos prefiriendo la capa asfáltica.
Villa Pueyrredón, José Cubas al 3200.
Placas de tamaño no habitual de ver. Barrio de San Telmo, noviembre 2021.
Vereda, cordón y calle, tres modelos de corte. Barrio de San Telmo, noviembre 2021.
El barro virreinal y el transporte fluvial de adoquines
El trazado del casco de la Gran Aldea porteña, trajo consigo un ADN particular. Después de copiosas lluvias con vientos del sudeste, dieron por resultado verdaderos pantanos y fangales. Ni el propio virrey Juan de Vertiz y Salcedo (1778 a 1784), sus antecesores y quienes lo sucedieron en el cargo, pudieron zafar de estas desagradables experiencias. Cada vez que ocurrían, paralizaban la vida pública y la economía.
La falta de piedra en la ciudad colonial, lo motivó para ir a buscar el preciado material rocoso, en la isla Martín García y la Banda Oriental. Así arribaron bloques de forma redondeada e irregular que se afirmaron en la misma tierra.
Sobre llovido, mojado
Quien sucedió en el cargo, al incansable Virrey Vertiz, fue el virrey Nicolás del Campo, también conocido como marques de Loreto (1784 a 1789). Este último, prohibió seguir con la imperfecta y rústica obra del adoquinado. Los motivos eran los edificios. Correrían el riesgo de desmoronamiento por el “traqueteo” constante del paso de los carruajes. Esto repercutía paralelamente, en el ruido que provocaban. Ya se tenía en cuenta, por aquel entonces: la contaminación auditiva. Además, había que comenzar a herrar los caballos, adaptar las ruedas al nuevo pavimento, etc. etc.
Continuaron las marchas y contramarchas muy costosas y desalentadoras. Entre 1822 y 1824, se emplearon técnicas modernas y sistemáticas, de corte cuadrangular, asentados sobre una base de arena. La emblemática calle Florida, fue una de las beneficiadas.
En 1789, la calle Florida (Ciudad de Buenos Aires), se llamó Del Empedrado. En 1971, durante unas obras de remodelación, fueron descubiertos vestigios del antiguo empedrado. Hoy una pequeña muestra de este ancestral afirmado y una placa conmemorativa, luce en el cruce con la diagonal Roque Sáenz Peña y la famosa peatonal.
La explotación en canteras bonaerenses
Las zonas elegidas para la extracción, hoy conforman un circuito turístico muy visitado. Hablamos de: Tandil, Olavarría y Sierra Chica (autódromo Dante y Torcuato Emiliozzi), en la provincia de Buenos Aires.
Dos hechos causaron, en parte, la explotación. El primero, la inauguración del Ferrocarril del Sud 1862 (línea Gral. Roca), con la paulatina expansión de rieles, sus empalmes y fundación de nuevos pueblos. Años después, el fin de la “Conquista del desierto” en 1885.
Estas nuevas canteras provocaron que no se extrajeran más de la isla Martín García y se cancelara la importación proveniente del Reino Unido. Gales e Irlanda llegaron a ser proveedores, en diferentes momentos, pese a la gran distancia. Según los entendidos, estaban mejor cortadas que las nacionales. Pero no fue recomendada, porque se erosionaban con mayor rapidez.
Se sumaron más adelante, otras canteras bonaerenses productoras, pero en estos casos de piedra partida: Azul, Balcarce, Pigüé, etc.
Coincidiendo con gobiernos de la Generación del ´80, se tuvieron en cuenta para las avenidas y calles más transitadas, el adoquinado de granito. Se incorporaron inclusive, piedras más grandes llamadas “trotadoras”. Estas facilitaron el cruce de los peatones (de cordón a cordón). Asimismo, se emplearon, para el tránsito vehicular.
“Trotadoras” diseñadas para el paso de los vehículos. Acompañan a la fotografía, dos dibujos que precisan un corte transversal de la calle y el otro, diferentes tamaños utilizados.
En aquellas calles con menor caudal de tráfico, el pavimento fue de asfalto. En el caso de los suburbios con tráfico liviano, fue la piedra quebrada conocida como macadán (1).
Sí, a los adoquines de madera
La foto, tomada para esta nota, muestra en primer plano, parte de una colección privada de adoquines de madera, gentileza @pulperiaquilapan
Los “ensayos de laboratorio” se hicieron en la misma vía pública: a “prueba y error”. Desde 1888, la municipalidad celebró un contrato con la Sociedad Franco Argentina de Afirmados de Madera para la pavimentación. Los adoquines fueron de pino colorado de Suecia y pino Tea, sobre la av. de Mayo. Ante el rápido deterioro de estas maderas, fueron suplantados por adoquines de algarrobo, quebracho, etc. Prestaron así una solución más económica y duradera en reemplazo de los primeros, conjuntamente con la reducción del ruido ambiental. Llegaron a exportarse a Europa (Inglaterra e Italia).
Adoquinado de algarrobo compartiendo espacios con vías del tranvía, Plaza de Mayo. Foto archivo, Museo de la Ciudad.
Un plan sistemático involucró a los propietarios
En la primavera de 1881 se sancionó la Ley de Adoquinado, la cual unificaba las leyes de pavimentos y aguas corrientes. Los propietarios de casas o terrenos debían abonar un porcentaje del valor total del adoquinado respectivo. El resto, era costeado por la municipalidad.
Calidad y buen precio
En 1883 llegó a Tandil el ferrocarril. Las entrañas del sistema serrano, como el cerro Leones, La Movediza, Vicuña, Aurora y Azucena, se convirtieron -parte de ellas- en adoquines, cordones, granitullo, bloques para ornamentar los edificios, etc. Precio-calidad, generaron toneladas de material que partieron a Buenos Aires, La Plata, entre otros lugares. El resultado de la “piedra labrada”, es llamado técnicamente “rocas de aplicación”. La dura tarea la fueron integrando inmigrantes italianos, españoles y yugoslavos. Trajo consigo un desarrollo social, paralelo a la agricultura y ganadería. Pero a su vez, hubo otro grupo humano de trabajo, que lo hizo cumpliendo una condena.
Los presos también lo hicieron
En marzo de 1882, se inaugura una modesta cárcel con paredes de piedra, rodeada de un foso. Se construyó en Sierra Chica (a 12 kilómetros de Olavarría). Los condenados, tomaron contacto con importantes yacimientos de granito, en interminables y agotadoras jornadas de trabajo.
Orígenes de Sierra Chica. Dibujo del coronel Manuel Olascoaga, del libro: Estudio topográfico de la Pampa y Rio Negro 1880. Sitio elegido para construir la cárcel.
Hacia 1911, comienza la fabricación de adoquines y pedregullo, en una fábrica instalada en esa zona, por los señores Lundberg y Petersen. Aquí se incorporaron a 320 presos. Cabe señalar, que una roca se transforma en piedra, después de su extracción y tras su preparación para el consumo industrial en la construcción.
Palabras fuera de nuestro uso habitual
Nos referimos a algunos de esos vocablos que tienen que ver con las especialidades del trabajo en cuestión.
Los marroneros: partían las piedras con una maza de 10 kilos denominada “marrón” (conocido vulgarmente como “maza”). Los patarristas: agujereaban la piedra para colocar las cargas de dinamita. Los zorreros: manejaban las zorras que bajaban la piedra desde los cerros. Los picapedreros: analizaban la veta y usaban una maza de 4 kilos, cuñas y escarpelo. El refrendador, se encargaba de perfeccionar el corte.
Hablando de colores y texturas
Si observamos en diferentes calles, nos percatamos no sólo de una variedad de cortes que asombran. Estos presentan colores y combinaciones de minerales que la misma naturaleza conformó en su composición. Los colores más comunes, están a simple vista: desde una paleta de grises al negro y en otros casos rosados. Por ejemplo, el granito negro de Balcarce, tiene el grano fino. Los granitos rojos han sido extraídos de Sierra Chica.
Cantera productora de bloques de granito rojo. Foto: Dirección Provincial de Minería y Universidad Nacional de la Plata.
En la variedad “gris plata”, oriunda de Tandil, uno de sus componentes es el mineral cuarzo. Le otorga mayor resistencia al desgaste, con gránulos que van desde los pequeños a los grandes.
Dicho sea de paso
- En la ciudad de Tandil, hay un pasaje llamado Cerro Granito.
- El oficio milenario de la explotación de la piedra incluyó –lamentablemente- exigencias sin límites a los obreros. Generaron con el tiempo, fuertes conflictos gremiales en Argentina. La huelga más extensa ocurrió entre 1908-09 conocida como “Huelga Grande”. Se llevó a cabo por la Sociedad Unión Obrera de las Canteras. El pedido se concentraba en tener descanso dominical, 8 horas de trabajo, supresión de la moneda interna de la cantera, etc.
- La historia comercial de la obtención del granito, es muy amplia. Existen datos documentados y fotográficos, como el libro de 184 páginas: “Leyendas de Ladrillos y Adoquines”, declarado de interés cultural por la Legislatura porteña en 2017.
- También los arqueólogos han estado trabajando en distintas excavaciones en el suelo porteño (casas, corralones, calles, etc.). Recuperaron y analizaron este material lítico, que es “un libro abierto” con ayuda, por supuesto, de ciencias auxiliares como la geología.
- No podía faltar un grupo compuesto por dos guitarras y un cantor, denominado “El empedrado tango”. Ni tampoco una composición musical: “Tango para la calle empedrada”. Este tema acompaña el final de la nota en un video, con una destacada fotografía.
Quizás, sea probable que nuestra mirada se detenga, mientras se espera el cambio de luz del semáforo, ante la pregunta: ¿quién te habrá tallado y de dónde has venido?
A propósito, si deseas compartir algún dato afín o si eres geólogo o geóloga, puedes escribirnos a continuación de la nota en un espacio diseñado para esto. ¡Gracias!
Sobre la autora de la nota: María Fernanda Gómez (@destinosantelmo) Técnica en turismo, Universidad del Salvador. Guía de turismo, Instituto Superior Perito Moreno. Ciudad de Buenos Aires.
FUENTES
- Estudio petrográfico de rocas graníticas. digital.cic.gba.gob.ar
- “El adoquinado y su evidencia arqueológica”. Federico I. Coloca. 2013
- pcr.org.ar/nota/obreros-picapedreros
- historiasolavarria.blogspot.com/2019/01/la-carcel-de-sierra-chica-1882-1941
- “Rocas de aplicación en la provincia de Bs. As”. sedici.unlp.edu.ar
patrimonioba.blogspot.com/2016/11/14-11-2016-historia-del-empedrado-de.html
(1) El Macadam es una roca machacada y empaquetada mecánicamente a través de apisonadoras, unidas por medio de piedra fina y agua. Tiene su origen en el nombre de quien lo inventara, el ingeniero escocés: John Loudon McAdam (1756-1836).
Agradecemos el asesoramiento e inestimable colaboración de las profesoras Estela Santillán, Luján Tanco y el señor Alberto Guerrero, de la ciudad de Pigüé.