El “Club Social y Deportivo 17 de Agosto de Villa Pueyrredón (que nació con el nombre de Club Barrio 17 de Octubre) está próximo a cumplir 70 años. Franco Plescia es profesor de futsal y nieto de uno de los fundadores, que fuera integrante del “Defensores Argentinos” equipo de fútbol que dio paso en 1951 a la creación del club de la mano de Eva Perón. En esta charla repasa aspectos fundamentales del pasado y el presente de la institución.
Por Mateo Lazcano
Los clubes de barrio se ven hoy como grandes íconos, ya constituidos y con una presencia solemne. Pero como todo, tienen un momento de creación, que en ocasiones proviene de hechos fortuitos y en otros, es el proceso de una “evolución” de algo más chico a algo más grande.
Así sucedió con el club “17 de agosto”, el más grande de Villa Pueyrredón. Franco Plescia tiene 35 años. Hoy es profesor de futsal, pero en su sangre corren muchas historias vinculadas con la génesis de esta institución. Él es nieto de Juan Carlos Franzoni, uno de los socios fundadores del club, que nació en 1951 como “Club Cultural y Deportivo 17 de Octubre”, y rememora aquellos comienzos, en base a recuerdos que le transmitió su abuelo o sus vivencias personales de varias décadas en el club.
“En casa siempre crecí con el club, mi mamá, mi tío, toda la vida diaria fue siempre alrededor de ese lugar. Mi abuelo vivía al lado de la institución, en una casa que todavía está, pegadita al kiosko Vicenzo. Atrás había un potrero, y por eso formó un equipo de fútbol con dos amigos: Ángel Santín y Carlos Caubarrus”, explica Franco.
Ese equipo, llamado “Defensores Argentinos”, sería el predecesor del “17 de Octubre”, que después del derrocamiento del peronismo pasó a llamarse “17 de Agosto”. El rol clave para lograrlo lo tendría Isaías Santín, papá de Ángel, que tenía un fuerte vínculo con Eva Perón. La convenció a ella de la necesidad de que el Ministerio de Obras Públicas encare la construcción del club en terrenos de la Corporación de Transporte de la Ciudad de Buenos Aires. Elías, español y de origen anarco sindicalista, fue dirigente de la Unión Tranviarios Automotor y tesorero de la CGT.
“La idea fue siempre tener una institución deportiva y social, algo más grande que aquel equipo de fútbol”, aporta. Los socios fundadores, adolescentes de 17 años, se vincularon con personas adultas, que empezaron a integrar las primeras comisiones directivas. “Era toda gente de barrio, que trabajaba en forma permanente para el club y para sumar deportes. Había de todo, la pileta ocupaba toda la manzana y había hasta polígono de tiro”, cuenta Franco.
La coexistencia con la fábrica Grafa y el barrio 17 de octubre fue clave, ya que “era todo uno”, cuenta el actual entrenador de futsal. “Todos se conocían con todos, la gente salía de trabajar, se encontraba en el barrio y venía al club”.
Durante décadas el “17 de agosto” fue sumando socios y nuevas conducciones, pero los socios fundadores, Santín, Caubarrus y Franzoni nunca se desligaron del club, y estuvieron siempre. Los tres ya fallecieron. “Fueron super respetados. Me acuerdo el tiempo que conviví con mi abuelo durante los años ‘90, que lo veía en el buffet. Si bien no ocupaba cargos en la Comisión, siempre se consideraba lo que planteaban”, sostiene Franco.
Los fundadores tienen una placa que los recuerda desde el año 2001, por su aporte para la creación del “17 de agosto”. “Está junto a la de quien era un socio que murió en la guerra de Malvinas, Ángel Omar Vassallo (leer Hundimiento del Belgrano: a la memoria de Ángel Omar Vassallo)” señala Franco.
El presente del club
Este octubre, el club cumplirá 70 años. Mientras sufre como todas las instituciones el impacto de la pandemia y el prolongado cierre de 2020, mantiene sus actividades en otro formato. El futsal, por ejemplo, se mudó al Parque Sarmiento, donde se entrena al aire libre. En esta categoría, el “17 de agosto” posee un destacado rendimiento.
“Somos reconocidos en todo el país. En 2019, ganamos la Copa de Oro de AFA, la más importante de todo el país y segunda de Sudamérica. Hay que considerar que clubes de barrio de la zona como nosotros, Pinocho, y El Talar, compiten de igual a igual con Boca, River, San Lorenzo, que tienen otro nombre, otra infraestructura y presupuesto. El club hace 20 años que está en primera división de la AFA, y tiene más de 300 pibes practicando futsal”, precisa Franco.
Las otras actividades son básquet, patín, gimnasia artística, boxeo, el gimnasio y la pileta, y todas ellas reúnen, junto al futsal, más de 1200 deportistas. “El club tiene una función clave en estos tiempos de pandemia, en la que hace un equilibrio importante desde la actividad física y el deporte con el encierro y el aislamiento”, señala.
En cuanto a lo edilicio, el “17 de agosto” inauguró hace poco el vestuario de pileta, que era muy esperado por las y los socios, ya que hasta entonces había un único vestuario para todas las disciplinas. “Se hizo en un terreno que estaba sin uso, quedó muy lindo”, cuenta Franco. A esto se suman un gimnasio de futsal, otro de básquet, un gimnasio cubierto de gimnasia deportiva, un quincho con un salón, una cancha de pasto sintético que se alquila, el solarium, y la pileta, claves para teñir de azul y blanco a esta zona de Villa Pueyrredón.
“Hay un gran sentido de pertenencia que queremos transmitir. Por ejemplo, aunque no se pueda pagar la cuota, incentivamos que sigan viniendo, es importante que sigan ligados. Son pocos los clubes de barrio con estas dimensiones y espacios, y está bueno poder mantenerlos”, cierra el nieto del socio fundador, profe de futsal en el club, que aspira a mantener el legado de su abuelo y tantos otros que forjaron este emblema del barrio.
Club 17 de Agosto, un ícono de la Argentina peronista en Villa Pueyrredón