Hace más de un año, el Teatro y Centro Cultural más representativo de Villa Pueyrredón se reinventa para seguir adelante y no bajar el telón. El Alambique sacó sus mesas al patio para ofrecer comidas regionales y música, respetando los protocolos vigentes. Además, sumó delivery, take away y streaming en directo o grabado desde el teatro.
Por Agustina Cavalanti
Reinventarse, una palabra que se puso de moda en los últimos tiempos. Volver a crear, idear, diseñar proyectos sobre proyectos, para sobrevivir, para no bajar las persianas. A quince meses del inicio de la pandemia, El Teatro y Centro Cultural El Alambique se readapta cada día para no cerrar las puertas, para mantener viva la cultura, para que no desaparezca el arte, para seguir iluminando al barrio.
Este 2021 el Centro Cultural de Villa Pueyrredón, ubicado en calle Griveo al 2350, entre Caracas y Zamudio, trasladó el bar al jardín, para que lxs vecinxs continúen disfrutando de los espectáculos de música, poesía y magia al aire libre, con unos mates, tragos y cena.
“A mediados de marzo, comenzamos con toda nuestra actividad habitual de talleres, obras de teatro y shows musicales en el patio y sala. Pero como ya todxs conocen, las actividades teatrales están prohibidas desde abril, y este año nos encuentra todavía más débiles para enfrentar el cese de actividades”, se lamenta Susana Romero, una de las fundadoras de El Alambique.
Sin embargo, no baja los brazos y mientras espera que se levanten las restricciones, prepara el equipamiento necesario para realizar streaming, es decir, transmisiones en directo o grabadas desde el teatro, que también se volvieron populares con la pandemia. “Con excelentes resultados de imagen y sonido ya empezamos a ofrecer a nuestrxs queridxs artistas y amigxs que no dejaron de apoyarnos nunca”, expresa Susana. ¿Cómo dejar de apoyar al Teatro ícono cultural del barrio?. “También- cuenta- ofrecemos en nuestro bar comidas regionales en los horarios permitidos, delivery y take away. Lo realizamos con reservas, cupos limitados y todo el protocolo para cuidarnos de los contagios”.
El incentivo para seguir en pie es el sostenimiento de lxs vecinxs. ¿Y los subsidios del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para “acompañar, promover y difundir la actividad de artistas” o para “el pago de servicios y gastos de mantenimiento de espacios culturales, con especial atención a readecuaciones por protocolo Covid-19 vigentes”? Según relata Susana Romero, en lo que va del año presentó un pedido al Fondo Metropolitano de la Cultura, las Artes y las Ciencias para el funcionamiento de las salas, pero al día de la fecha aún no tiene novedades.
“Por el momento sólo recibimos un subsidio para adecuación de salas, el del Instituto Nacional del Teatro (INT), que ya se nos termina. La situación es apremiante, mantener El Alambique tiene un costo mensual muy alto y con las restricciones, acompañamos los decretos Nacionales o de la Ciudad de Buenos Aires”, enfatiza.
En consecuencia, el único ingreso que tienen hoy para sobrevivir es el bar al aire libre. “Nuestros platos son bien criollos, tamales y humitas en chala, locro, empanadas de osobuco y morcilla, guisos de lenteja, mondongo y carbonada, también empanadas y hamburguesas para nuestrxs clientes veganos y cosas ricas como pasta frola, brownie, coco, budines y tortas muy ricas para el cafecito”, describe.
El Alambique está preparado para cuidar a lxs vecinxs. Las mesas se distribuyen con distancia y separadores de nylon, afuera al solcito del mediodía o bajo techo con estufas para invierno. “Cada mesa con carta QR, alcohol y mucho amor”, agrega Susana. Además, en la sala teatral poseen dos equipos de ventilación aprobados por el Gobierno de la Ciudad para la renovación del aire.
“Quiero agradecer en este espacio a todos los vecinxs y amigxs que nos ayudaron el pasado 25 de Mayo compartiendo nuestro locro, tan solidariamente. Agradecer también a nuestrxs profesorxs, artistas, amigxs, familia, comerciantes del barrio, al periódico El Barrio Villa Pueyrredón por estar siempre. Al equipo maravilloso que trabaja a diario en el teatro que le pone creatividad, innovación y mucha paciencia y amor”, expresa Susana.
Hace más de un año que el Teatro y Centro Cultural del barrio lucha para mantenerse en pie porque sin dudas, parafraseando a Soda Stereo, ‘me verás volver, en la Ciudad de la furia’. Mientras tanto El Alambique se reinventa para ganar la pelea y no apagar las luces.
“Nuestro futuro es incierto, como el de muchos rubros, ya que dependemos del avance o retroceso de esta maldita pandemia. Lo único cierto es que queremos seguir estando para el barrio y hacemos todo a nuestro alcance para lograrlo”, finaliza Susana Romero.