Las casas chorizo son parte del patrimonio edilicio de la época fundacional. Identificamos algunas sobrevivientes en Villa Pueyrredón, Devoto Norte y Villa Urquiza.
Por María Fernanda Gómez
El recorrido comienza por las puertas de los frentes “más ancianos”. Hace un siglo se abrieron con esperanzas y se cerraron a despedidas. He aquí parte de nuestra historia barrial y como se edificaron. Algunas en impecable estado, otras…
Larsen al 3200
Larsen 3200 en Villa Pueyrredón
La siguiente puerta la decoran 8 florcitas y dos rectángulos dispuestos simétricamente. Su color verde sin brillo es producto del sol de 36 mil atardeceres (100 años). La vieja pared en ochava circunscribe un jardín con plantas comunes de aquellos tiempos: camelias y moreras.
Emilio Lamarca al 5000
Emilio Lamarca 5000 en Villa Devoto
El juego de luces y sombras resalta las imperfecciones de las añejas pilastras. Ambas hojas, de color marrón óxido delatan la ausencia de manija y cerradura. Por sobre una de ellas, un arco con 3 flores deja ver los típicos remaches.
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La historia era: con o sin jardín a la calle
Los 3 ejemplos anteriores de frentes de casas chorizo se advierten con jardín delantero. Este diseño era más barato a la hora de construir. Permitía edificar –allí- de 1 a 3 ambientes más, si mejoraba el poder adquisitivo, la llegada de la parentela de Europa, niños, etc. Al día de la fecha estos agregados son algunos resultados visibles: garaje, negocio, comedor, planta alta, etc.
Griveo al 2200 en Villa Pueyrredón
Un segundo grupo de casas chorizo, se construyó sin jardín delantero, producto de un mejor nivel económico de sus primeros propietarios. Las puertas de ingreso eran de madera.
El armado de las ventanas, celosías, puertas, era artesanal y estandarizado. Tanto el herrero como el carpintero sabían que estas casas contaban con similar tipología, por lo cual el diseño se presentaba con poca variación como se puede observar en las imágenes. Nuestras protagonistas son “primas lejanas” de las viviendas familiares que se construyeron en el imperio romano. Mientras que aquí se adaptaron con varias diferencias como el metraje del frente, profundidad del terreno, etc.
Vocablos y sonidos que las recuerdan
Vestíbulo, cancel, zaguán, cenefa, banderola, postigo, calcáreo, sótano… palabras que definieron su singular uso y modo de vida. La cocina al final de la galería y el baño al fondo (con la cadena unida al depósito de hierro). El chirrido de las bisagras de las puertas de metal, el crujir del piso de madera (de las habitaciones consecutivas), fueron los ruidos que conformaron también la identidad de estas casas.
Calle Iberá en Villa Urquiza
Mención de Honor
Para concluir, quizás el compositor de la letra del tango Nada haya visto en nuestro barrio “el rosal cuando existía”.
(…) Nada, nada queda de tu casa natal
Solo telarañas que teje el yuyal
Y el rosal tampoco existe
Y es seguro que se ha muerto al irte tú
Todo es una cruz (…)
Pasaje Estanislao Zevallos, un recorrido por el hoy y el ayer en Villa Pueyrredón