La Ciudad podrá unificar elecciones con Nación

Aprobación del nuevo código electoral en la Legislatura porteña


En medio de la polémica por el voto electrónico, la oposición acompañó el sistema de Boleta Única (en papel pero que puede incorporar tecnología). Valida que se unifiquen comicios a jefe de Gobierno con las presidenciales 2019. Paridad de género y debates obligatorios, nuevos requisitos. Segundo tramo incluye la creación de un ente regulador de las elecciones y de justicia electoral propia.

Por Gabriel Morini

Con auxilio de la oposición, el oficialismo porteño aprobó un nuevo Código Electoral que le permite la posibilidad de unificar la elección local con las nacionales. Y que valida el método de la Boleta Única (BU), en medio de la polémica por el voto electrónico que encontró desacomodados a referentes anti macristas que la combaten a nivel federal pero que las terminan avalando en los comicios de la Ciudad de Buenos Aires.

Entre otras modificaciones, el nuevo reglamento para los procesos electivos prevé instaurar la paridad de género para las listas de candidatos, el empadronamiento automático de migrantes y la obligatoriedad de los debates entre los postulantes como requisito previo.

En la Legislatura porteña cosechó 49 adhesiones de los bloques Vamos Juntos (PRO), Unidad Ciudadana (kirchnerismo), Socialismo y Bloque Peronista. “Hoy se dio un paso histórico en materia de institucionalidad, saldamos una gran deuda que teníamos con los vecinos de la Ciudad”, aseguró el vicepresidente primero de la Legislatura, el diputado de Vamos Juntos Francisco Quintana luego de que el 25 de octubre quedara ratificado el nuevo Código.

Entre los votos en contra, hubo nueve negativos de los bloques Evolución (que responde al ex candidato a jefe de Gobierno y ex embajador en los Estados Unidos, Martín Lousteau), el Partido Obrero, el de los Trabajadores Socialistas y Autodeterminación y Libertad.

Varios legisladores consideraron que entregarle la potestad al alcalde Horacio Rodríguez Larreta de unificar elecciones con la presidencial del año próximo implica un retroceso a la autonomía porteña que venía desdoblando elecciones (siempre a mitad de año).

Esto implicaba que para los ciudadanos residentes en la ciudad, cada año de elección presidencial concurrieran a los lugares de votación unas seis veces: una para las PASO porteñas; otra para las generales y una tercera para el balotaje (escenario replicado en la paridad de porcentajes históricos entre las fuerzas que impedía una definición en primera vuelta); a lo que se le sumaba las PASO generales, la primera vuelta nacional y un eventual balotaje en las presidenciales, como ocurrió en 2015.

Con una unificación, las autoridades locales como las nacionales quedarían definidas en las mismas jornadas electivas que las nacionales, incluida la definición entre los dos candidatos más votados pero que no alcanzan el porcentaje de umbral para consagrarse en el primer turno.

Desde comienzos de año, voces en la Casa Rosada anticipaban la posibilidad de derogación de las PASO, como camino del oficialismo para mejorar sus chances. Sin embargo, operadores oficiales mostraron como la alquimia electoral de esa herramienta había favorecido precisamente al PRO, y en medio de un clima de atomización de la oposición en varios frentes que no definen como llegaran parados a 2019.

El kirchnerismo se defendió del acompañamiento a la iniciativa del larretismo amparados en que el nuevo sistema de votación garantizaría que exista un soporte en papel del voto y que se deposite en una urna, además de las otras variantes incorporadas al Código Electoral referidas a la paridad entre géneros para las candidaturas a legisladores.

En la otra vereda, algunos referentes de la oposición imaginan que Rodríguez Larreta podrá compartir boleta el año próximo con Mauricio Macri que está lanzado a su reelección a pesar de que los guarismos son a esta altura, y con mucho camino por recorrer, bastante menos optimistas de lo que se preveía.

La jugada es más política: Rodríguez Larreta podría traccionar mayores favoritismos a la boleta nacional, a la inversa de lo que se especula habitualmente sobre el efecto derrame de las candidaturas nacionales. El ejemplo para Cambiemos fue María Eugenia Vidal, cuyo triunfo en 2015 en la Provincia de Buenos Aires tuvo mayor cantidad de votos que el de Macri en territorio bonaerense, pero que sin dudas sirvió para potenciar la candidatura del exjefe de Gobierno para entrar mejor posicionado al balotaje.

El texto aprobado habilita al Poder Ejecutivo de la Ciudad a fijar la fecha de la elección, dejando abierta más no obligando a la posibilidad de que se puedan celebrar los comicios de manera unificada con otras provincias y la Nación, lo que en la actualidad no ocurre dado que, por ley, deben ser separadas.

Además, prescribe que los candidatos a la jefatura de Gobierno están obligados a realizar un debate público “dentro de un marco democrático, republicano y neutral”, en el cual se puedan expresar “las diferencias políticas” y exponer “las propuestas y programas de gobierno a fin de que los/as ciudadanos/as puedan conocerlas”.

Para la paridad, la norma señala que todas las agrupaciones políticas “deben conformarse utilizando el mecanismo de alternancia por género, de forma tal de no incluir a dos personas de un mismo género en orden consecutivo”. Lo harán de manera intercalada.

Uno de los ítems que dejan un interrogante flotando e hicieron llover críticas a los referentes de la oposición que acompañaron la iniciativa es que agrega la modalidad de votación a través de una Boleta Única en papel con chance de incorporar nuevas tecnologías, no se especifica cuáles.

Especialistas en diseño institucional de elecciones asimilaron este sistema al voto electrónico, mundialmente dejado de lado por inseguro en los resultados y manipulable. El gran debate sobre este punto quedó trunco en el Senado con la reforma electoral que impulsaba el macrismo y que encontró su tope no sólo en el peronismo, sino también en la justicia electoral que veía de reojo la posibilidad de incorporar tecnología que no ofrece las garantías necesarias en materia de seguridad e infalibilidad, como ocurre con el vetusto y primitivo sistema de papeletas, más allá de las pequeñas irregularidades que forman parte del folclore habitual.

El nuevo Código comenzará a utilizarse de manera parcial en 2019, en tanto que estará plenamente vigente en 2021 y contempla, además, la creación de un Instituto de Gestión Electoral y estará a cargo de administrar las elecciones en el distrito, y de un Tribunal Electoral, destinado a dirimir conflictos que puedan surgir en los comicios. Algo así como la propia Cámara Nacional Electoral que hoy tiene la potestad de definir la legalidad de los comicios en todo el país, como última instancia revisora.

La definición que terminó votada por amplio margen en la Legislatura llevó más de dos años de discusión, con la presentación de 42 proyectos distintos para darle a la Ciudad su primer código en materia electoral. Del original al votado el pasado 25 de octubre, se hicieron 90 modificaciones.

Lo novedoso del Instituto de Gestión Electoral es que se presupone autárquico y estará a cargo de la distribución y control de los aportes de campaña en lo que refiere a fondos públicos. Lo mismo será el encargado de proveer la logística para cada proceso electoral. El director lo propondrá el Ejecutivo pero lo deberá validar la Legislatura, y tendrá una vigencia en el cargo de 5 años, lo que lo deja más allá del ciclo político que lo designe. Sólo podrá tener una reelección.

La boleta Única tendrá el nombre impreso de la agrupación política, el cargo al que se aspira, los postulantes, foto, fecha de elección y otros requisitos. El flamante Tribunal Electoral estará compuesto por el juez electoral de la Capital Federal acompañado de otros jueces porteños: uno designado por la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario y otro por la Cámara del fuero Penal, Contravencional y de Faltas. Estas últimas cuestiones quedarán para el segundo tramo de aplicación de la ley, es decir que no serán operativas para el calendario 2019.

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