El Jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, envió a la Legislatura un convenio que promueve la construcción de once torres de 16 pisos en un área de 22.000 metros cuadrados del Barrio Parque Central de la Paternal lindante a las facultades de Agronomía y Veterinaria. El proyecto permite además locales comerciales, de servicios y esparcimiento, y aumenta un 20% la capacidad construible establecida en 1997.
Por Ignacio Di Toma Mues
A pesar que hace un poco más de 20 años está autorizada la construcción de once torres de 48,5 metros de altura en el Barrio Parque Central de La Paternal (ex predio del Albergue Warnes), la empresa propietaria SADIA S.A. todavía no realizó ninguna obra.
¿Por qué?, la respuesta quizás esté dada en el convenio firmado entre el Jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta y la desarrolladora representante de la constructora.
Este acuerdo fue enviado a la Legislatura en los primeros días del mes de octubre junto con un proyecto de ley que rezonifica y modifica los usos del suelo que habían sido establecidos en el año 1997.
Recordemos que este predio de 19,5 hectáreas – delimitado por las avenidas Chorroarín, Warnes, de los Constituyentes y vías del FFCC Urquiza – luego de un largo litigio judicial (ver en esta misma nota juicios y convenios) fue rezonificado en cuatro áreas: residencial, equipamiento educativo, comercial y urbanización parque, mediante la sanción de la Ordenanza 52.295 en el año 1997.
El área comercial, un total de 9,5 hectáreas, está ocupada actualmente por dos hipermercados y la zona residencial está integrada por once parcelas: cuatro están dispuestas en forma paralela a las vías del tren, y otras siete sobre la calle Zabala, entre Chorroarín y de los Constituyentes, todas ellas de propiedad de la constructora SADIA. Hoy pastizales alambrados.
El parque “Isla de La Paternal”, que hasta el 2014 ocupaba un total de 7,5 hectáreas, alberga dos escuelas: una secundaria y un jardín de infantes. Y decimos hasta el 2014, porque ese año la Legislatura sancionó la Ley 4.978 que cambió el uso del suelo de un poco más de 12 mil m2 del parque. Lo definió como Equipamiento Especial “Higiene Urbana” que permite la instalación de una Base primaria de recolección de Residuos sólidos urbanos.
En pleno boom de la construcción en la Ciudad de Buenos Aires, en el año 2007, SADIA anunció la construcción de las once torres, en paralelo con un proyecto de la sociedad Carrefour-De Narvaez que incluía shoppings, cocheras y cines en el area del hiper. Pero todo quedó en anuncios.
Con el proyecto de ley y convenio enviado a la Legislatura por Rodríguez Larreta, SADIA obtiene una sustancial plusvalía a cambio de casi nada.
El nuevo convenio reelabora los términos establecidos hace 20 años.
La zonificación del año ’97 le permite levantar edificios (viviendas colectivas) de perímetro libre de 48,5 metros de altura, sin basamentos, con una ocupación del 35% de la superficie y capacidad constructiva por 101.200 metros.
Ahora, se agrega a las viviendas colectivas, la autorización para construir geriátricos, oficinas comerciales y alojamientos turísticos, y habilita basamentos para la construcción de comercios minoristas, gimnasios, casas de fiesta, servicios públicos, establecimientos de sanidad, jardines maternales, y locales de esparcimiento (cines, teatro, etc). Como consecuencia, aumenta la capacidad constructiva total, llevándola a 121.440 metros cuadrados, casi un 20% más.
Hay que agregar que además se elimina la zonificación Equipamiento Especial “Higiene Urbana” y se vuelve a la Urbanización Parque, recuperando una parte importante del parque de la Isla de la Paternal.
¿Por qué este cambio? Cuando en el año 2014 los vecinos y vecinas de La Paternal y Agronomía pidieron que no se reduzca el espacio verde, no fueron escuchados. Sin embargo, para favorecer el negocio privado, lo que hace cuatro años el Ejecutivo porteño sostenía como necesario para el cumplimiento de la Ley de “Basura Cero”, hoy le parece un escollo para el “desarrollo” de la zona. Ya habrá tiempo de cercenamientos.
“En virtud del tiempo transcurrido, surge la necesidad de adecuar la estructura vial y la normativa vigente a los nuevos requerimientos que guían el desarrollo de este sector urbano”, explicita el punto “5” del convenio.
Queda a cargo de la empresa la construcción de las calles para delimitar las edificaciones con el parque, y debe entregar en servidumbre el 40% de la superficie de las parcelas libres de ocupación con destino a espacios de acceso al público.
El Gran Parque del Oeste fue pensado por el higienista Guillermo Rawson allá por el año 1874. Señaló en ese entonces: “un parque es, no digo conveniente, es una necesidad vital (…) para salvar de las epidemias y de la mortalidad excesiva a esta población destinada a ser tan extensa en el porvenir”.
Este parque incluía las tierras del ex Albergue Warnes, del cementerio de la Chacarita, de las facultades de Agronomía y Veterinaria, del hospitales Alvear y el Tornú, de los Clubes Arquitectura y Comunicaciones, del Instituto de Oncología Ángel H. Roffo, entre otros inmuebles.
Un treintena de años después, a principios del siglo XX, en una ciudad con un millón de habitantes, se continuaba con los proyectos de grandes parques para “la salud” de sus habitantes, avizorando el crecimiento demográfico futuro. Hoy el Gobierno de la Ciudad sostiene la idea de duplicar la población de 3 a 6 millones a costa de los espacios verdes.
La comunera de la 15, Camila Rodríguez, crítica del convenio al que hemos hecho referencia en esta nota, manifestó durante la audiencia pública por el proyecto del nuevo código urbanístico: “Como no tenemos diagnóstico, no tenemos una visión de conjunto del colchón verde, que constituye la zona de Agronomía, La Paternal y Chacarita. Cualquiera que lo vea en un mapa se dará cuenta de que ese viejo Parque Central, como bien lo recuerdan los vecinos, que fue ideado por Roca, con más de 60 hectáreas, hoy está absolutamente olvidado por la Ciudad de Buenos Aires”.
Como cierre rescataremos un párrafo del trabajo presentado en el Sexto Congreso Nacional y Regional de Historia Argentina, en Río Cuarto – Córdoba, por la Licenciada Sonia Berjman hace 30 años, en 1987. (Publicado en el portal digital parquechasweb)
“El ansiado proyecto del Parque Agronomía ya constituye otra de las utopías de los porteños. Sin embargo – y paradójicamente – esa misma utopía se superpone al ámbito de la realidad actual, en la que esas tierras son usadas a la manera de un parque semi-público. Resultantes de un complejo proceso del uso del suelo, esos espacios verdes que contienen a las diversas instituciones oficiales, son disfrutados por los vecinos desde hace muchas décadas, con sus añosas arboledas, sus grandes extensiones de césped, sus cultivos y animales al alcance de la vista y de la mano. Sin una planificación general previa, ese sitio conforma un paisaje campestre o rural que se distingue dentro de la artificiosidad de la ciudad y que se ha erigido en uno de los rasgos más fuertes de la identidad barrial”.
Esta utopía, de la que habla Berjman, puede derivar en una “nostalgiosa añoranza”. Mucha agua ha pasado debajo del puente, y seguirá pasando. Y reformulando el título de una película emblemática de Hugo Del Carril en los ‘40, podemos decir que hoy “esas aguas pasan turbias”.
Del hospital pediátrico al “albergue Warnes”
En el año 1951 el Gobierno de Juan Domingo Perón expropió el predio del actual Barrio Parque Central, en la Paternal, para la construcción del Hospital de Niños más importante de Latinoamérica. El Ministro de Salud era el Dr. Ramón Carrillo.
En 1955, tras el golpe de estado de la Revolución Fusiladora, las obras – en su etapa final – se paralizaron. En 1957 el dictador Pedro Eugenio Aramburu transfirió el predio a la entonces Municipalidad de Buenos Aires.
Por su parte la familia Etchevarne comenzó un juicio para la restitución del inmueble que había sido de su propiedad al no haberse cumplido los fines por el cual fue declarado de utilidad pública y expropiado.
Los edificios del “frustrado” hospital pediátrico se convirtieron con el paso del tiempo en el “Albergue Warnes”. En 1957, una villa de emergencia del barrio de Saavedra se incendió y sus habitantes fueron trasladados a ese lugar.
Casi 700 familias vivían en estado de mucha precariedad al momento del desalojo a finales de 1990.
El Intendente Carlos Grosso fue el encargado de borrar estos edificios – símbolos de lo que debió ser y el odio antiperonista no permitió – de la geografía capitalina.
Los habitantes del “Albergue Warnes” fueron trasladados al barrio Ramón Carrillo (toda una ironía más que un homenaje) en Villa Soldati, construido especialmente para ellos, con grandes deficiencias estructurales.
Juicios y Convenios…
En el año 1975 la Corte Suprema de Justicia de la Nación ordenó la restitución del predio a sus antiguos dueños, que debieron esperar hasta el año 1998. Mientras tanto el litigio continuó, por un lado por la restitución del predio, y por otro en el fueron civil y comercial federal por los daños y perjuicios ocasionados por la no restitución del bien.
Ambos tuvieron sentencias firmes a favor de los herederos de la familia Etchevarne en 1982, quienes solicitaron una indemnización de 25 millones de dólares. Por su parte la Municipalidad de Buenos Aires pretendía la devolución de lo abonado por la expropiación.
El primer Jefe de Gobierno de la Ciudad, Fernando De la Rua, para concluir esta situación, firmó sendos convenios en junio de 1997. Uno de ellos con los herederos – que ya tenían un comprador – para formalizar los términos de la restitución del predio de 19 hectáreas. En este acuerdo se establecieron las compensaciones que incluyeron la rezonificación y la cesión a la Ciudad de 7,5 hectáreas para la creación de un parque.
Otro se firmó con el comprador: Carrefour SA, empresa que tomaba a su cargo el monto indemnizatorio del juicio. El Gobierno porteño ratificó el compromiso en cuanto al cambio en el uso del suelo y la rezonificación para su urbanización y la de las zonas aledañas, “revirtiendo el deterioro y aislamiento de los barrios de Agronomía y La Paternal”.
La multinacional francesa a su vez se comprometió a construir el viaducto de la Av. Chorroarín y vías del ferrocarril Urquiza, las calles y luminarias, y una escuela secundaria con una inversión máxima de un millón de pesos (en ese tiempo, convertibilidad mediante, equivalentes a un millón de dólares)
Estos dos convenios eran anexos de la Ordenanza 52.295, publicada en el Boletín Oficial del 27 de marzo de 1998, que estableció la nueva zonificación en el Código de Planeamiento Urbano (U26 “Barrio Parque”).
El predio se dividió en cuatro sectores: Urbanización Parque (7,5 hectáreas, que pasaron al dominio público); Área Residencial (2,2 hectáreas); Área Comercial (9,5 hectáreas) y Área Equipamiento Educativo (0,3 hectáreas)
Carrefour hizo el túnel, pero se generó un conflicto con la escuela. Por la crisis económica y social desatada en diciembre de 2001, y la híper devaluación en los primeros meses de 2002, la construcción se demoró, y Carrefour sólo admitía contribuir con la inversión comprometida en el convenio, que era de un millón de pesos.
Esta situación devino en otro convenio, favorable a Carrefour. El 4 de diciembre de 2003 la Legislatura aprobó el acuerdo firmado por el entonces Jefe de Gobierno porteño, Aníbal Ibarra.
La escuela estaba presupuestada en 1.800.000; de los cuales la multinacional francesa aportaría 1.400.000. “Entendiendo las Partes que cualquier costo por encima de la inversión comprometida por Carrefour SA en la presente cláusula, será a exclusivo costo y cargo de Gobierno de la Ciudad”.
La Escuela Media N° 1 D.E. 14 “Federico García Lorca” se inauguró finalmente en octubre de 2005.