PaW Depp, vecina influencer de Villa Pueyrredón difusora de la cultura coreana

Paw Deep
PaW Depp, vecina de Villa Pueyrredón, se dedica a crear contenido en redes y participa en espectáculos en vivo. En esta nota cuenta cómo fue su acercamiento a la cultura coreana. “Me empecé a relacionar con el Centro Cultural Coreano en América Latina que tiene sede en Buenos Aires”.

Por Juan Manuel Castro

Bailarina, influencer en redes sociales, conductora radial, telonera musical ante miles de personas. Así de multifacética es la vecina PaW Depp, quien cuenta con un largo trayecto artístico gracias a la difusión local de la cultura coreana. “El K-Pop me marcó mucho, porque mi vida dio un gran giro, el escenario empezó a ser una segunda casa”, afirma.

bujinkan illa pueyrredón

Esta joven de 28 años crea contenido digital de forma constante en redes sociales como Instagram, YouTube o TikTok, seguidas por miles de usuarios. Algunos de sus videos con coreografías, trivias o humor, superan las 20.000 visitas.

Paw Deep
“Siempre fui en búsqueda de nuevas oportunidades y proyectos”, cuenta PaW a este medio y recuerda que todo comenzó a muy temprana edad: “Yo creo contenido online desde mis 11 años. Primero, eran ediciones o Fan Arts de artistas que seguía. Luego, cuando comencé a bailar, era contenido relacionado a mis bailes y a la cultura coreana”.

A los 11 años también comenzó a tomar clases de actuación y baile y, cuatro años más tarde, “ya estaba dando shows de K-Pop en eventos”. Desde la adolescencia utiliza el nombre PaW Depp: “Es mi Yo artístico. Surge por mi fanatismo por el reconocido actor Johnny Depp”.

Hay una situación clave de aquel momento iniciático: “En un evento de animé (series animadas japonesas) escuché mi primera canción de K-Pop. Luego de escucharla, saqué una foto, con baja calidad en esa época, para buscarla luego en YouTube. Fue un viaje de ida”.

Resultó ser el tema “Mirotic” del grupo DBSK. Ya con esa puerta abierta, PaW recuerda: “Aprendí rápidamente a diferenciar el idioma coreano de otros idiomas asiáticos. Me empecé a relacionar con el Centro Cultural Coreano en América Latina que tiene sede en Buenos Aires y empecé a mirar K-dramas, es decir, telenovelas coreanas, donde conoces más sobre las tradiciones, culturas, idioma, comidas y K-beauty. Hoy en día el kimchi, que es una comida fermentada, es un plato común en nuestra dieta diaria”.

Aparte, en esos mismos eventos de cultura popular japonesa empezó a ir vestida como un personaje del videojuego llamado Vocaloid. Se le dice hacer “cosplay”. La elección tenía sentido: “Eran personajes que bailaban”. “Luego ya empecé a dar shows de K-Pop como Paw”, recuerda.

Con ese espíritu curioso y voluntad de ir al frente, consolidó esta personalidad en redes, que ha despertado el interés de seguidores de distintos segmentos. “La idea inicial era poder difundir lo que hacía mientras me divertía. Hoy sigue siendo la misma idea, acercar información y contenido sin límites”, reflexiona.

El presente encuentra a PaW atareada desde varios frentes. Por un lado, se licenció en Relaciones Públicas e Institucionales y trabaja en una empresa de investigación de mercado. El universo que ha construido le ha traído otras tantas alegrías.

“Gracias al K-Pop pude conocer a personas maravillosas. Con un grupo mixto del que formo parte llamado LMENTS Music fuimos teloneros en el concierto de GOT7 (grupo de K-Pop) en el Directv Arena cuando vinieron a Argentina. Cantamos y bailamos abriendo su show, un momento único”.

Cuenta que condujo un programa de radio en Vorterix, llamado Stan K-Pop junto a Jósema, un artista venezolano que está residiendo en Argentina. “Recuerdo cuando en el programa audiovisual en Vorterix, pude entrevistar a dos grupos de K-Pop que vinieron de Corea y fue algo único”.

“Hace unos años – señala – pude dar una charla en el Senado de la Nación Argentina sobre la Oleada Hallyu, es decir, sobre el movimiento de la cultura coreana hacia otras partes y principalmente como este fue creciendo en el país”.

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Y afirma: “El K-Pop me marcó mucho, mi vida dio un gran giro”. Eran shows los fines de semanas y vida de oficinista los días de semana. Me permitió conocer otras provincias de Argentina, conocer a artistas coreanos en persona, y entrevistarlos. Comencé a conducir eventos, hacer shows, a que el escenario sea una segunda casa, y la comodidad que siento allí arriba es increíble”.

Más allá de toda esta experiencia, PaW continúa formándose para mejorar: “Actualmente me estoy formando en canto, voy con Valeria Rinaldi, oriunda de Villa Pueyrredón y de Villa Urquiza, una gran profesora de canto, realmente en un año me hizo encontrar mi voz, estoy muy contenta del progreso que tengo con ella, y de todo lo que tiene para enseñarme”. Agrega que está con muchas ganas de proyectos nuevos “participar de grupos e impulsar más a Latinoamérica el contenido artístico, y quien no dice hasta Corea”.

Hace cinco años que es vecina de Villa Pueyrredón. Si bien nació en la Ciudad de Buenos Aires, vivió muchos años en Monte Grande. Sobre lo que le gusta de este barrio, afirma: “Todo. La gente, las estructuras, la vibra, los negocios, todo es muy lindo y cómodo acá. Antes de la pandemia me iba a las 7 de la mañana para ir a trabajar y volvía a ultima hora de la noche de la facultad, y siempre me cruzaba con vecinos paseando sus perros, lo que hace que sea un entorno muy cálido”.

A futuro, dice que le gustaría “empezar a hacer más covers, no solo de baile, sino también de canto, colaborando con diferentes artistas, referentes del mundo del K-Pop”. “Me gustaría poder llegar a la gente, en el sentido que sepan que pueden contar conmigo, conversar conmigo e inducir a más personas al mundo del K-Pop. Yo logré cumplir muchos sueños gracias al K-Pop y a la dedicación, y espero poder seguir creciendo como creadora bajo esos lineamientos”, concluye.

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