Vidal otra vez candidata en la Ciudad

María Eugenia Vidal

El regreso de la hija pródiga

“Vuelvo vencido a la casita de mis viejos…” Enrique Cadícamo
María Eugenia Vidal vuelve a ser candidata en la ciudad donde nació y vio lanzar su figura política al firmamento. Tras su dura derrota de 2019 en la provincia de Buenos Aires, Rodríguez Larreta ve en ella a la persona que le permitirá continuar solidificando su propio proyecto presidencial.

Por Fernando Casasco

Las derrotas duelen y en la política suelen doler el doble. La revancha no siempre está a la vuelta de la esquina y la condena al ostracismo es una espada que pende sobre la testa del o la infortunado/a. La recuperación de una derrota en las urnas depende tanto de la entereza personal del dirigente, su astucia, el contexto social y político (incluidas las propias internas partidarias) y – por qué no – algo de azar.

María Eugenia Vidal tardó un tiempo en asumir su derrota en el intento de ser reelecta gobernadora de la provincia de Buenos Aires. Si su triunfo en 2015 fue una de las mayores sorpresas de la política nacional de los últimos tiempos, su caída cuatro años después se cocinó a fuego lento en la crisis generada por el gobierno de su jefe político, Mauricio Macri y las propias falencias de su gestión.

De poco valió que los miembros del “círculo rojo” sugirieran su nombre como posible reemplazante del desgastado mandatario nacional en una candidatura que evitaría la “tragedia” de un kirchnerismo nuevamente triunfante. Macri prefirió aferrarse al poder hasta el final y tratar de retener todo lo posible su injerencia en la política nacional: esa barca agujereada por la crisis económica y social fue la que terminó hundiendo también a su candidata a gobernadora, pese a la falsa “épica” que el ex presidente intentó impregnarle a la campaña.

El resultado es conocido: Alberto Fernández junto a Cristina Fernández de Kirchner se impusieron por más de 8 puntos a nivel nacional y Axel Kicillof aventajó por casi 1 millón y medio de votos en la provincia a la atormentada Vidal.

Entre el necesario tiempo de digerir la mala experiencia y la magnitud de la pandemia, Vidal prolongó su silencio y su regreso a la política activa se hizo esperar. El reingreso vino de la mano de su propio libro, en el que se marca sus diferencias de criterios con el equipo del ex jefe de Estado. Si bien en su momento esas disputas no se hicieron públicas, los analistas más avezados advirtieron en la toma de distancia un posicionamiento de la ex gobernadora de cara al futuro de la alianza Juntos por el Cambio.

Y ese futuro, en el caso de Vidal, viene de la mano de “la vuelta al pago” que la vio nacer. En reuniones privadas con dirigentes de su espacio dejó en claro que en 2021 no sería candidata en el territorio que le tocó gobernar y en el que vivió casi la mitad de su vida, dejando atrás sus promesas de lealtad al pueblo bonaerense.

Tras los cuatro años en el sillón de Dardo Rocha y la caída en 2019, una posible nueva derrota dejaría su carrera política muy maltrecha. “La chica de Flores de Girondo” (como la rebautizó con su habitual mordacidad el periodista y escritor Jorge Asís) decidió volver a cruzar la Avenida General Paz para encabezar la lista opositora y retomar la senda triunfal.

Los primeros gestos de Vidal para su rentrée fueron evidentes: quitó de su perfil en la red social twitter la frase “Orgullosamente bonaerense”. Trascartón exhibió en sus redes sociales sus fotos de reciente vacunada contra el covid-19 en la emblemática Usina del Arte, del tan porteño barrio de La Boca.

El principal impulsor de su figura es nuevamente el mismo al que la ex gobernadora considera su “padre en la gestión”: Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de gobierno es el que reclutó a la joven politóloga (egresada de la Universidad Católica Argentina) para el Grupo Sophia y para la germinal Creer y Crecer, fundación que luego aportó los equipos técnicos al Pro.

De allí pasó a la Legislatura porteña y en 2007 se hizo cargo del Ministerio de Desarrollo Social en la primera gestión de Macri en la Ciudad. Para 2011 su figura creció tanto que terminó como compañera de fórmula de su jefe político, relegando a otros nombres de peso. Otra vez Rodríguez Larreta estaba detrás de esa jugada.

Algunos recuerdan todavía que hace diez años la funcionaria no pudo votarse a sí misma en la fórmula que compartió con Macri, debido a que contaba con domicilio en el bonaerense partido de Morón, donde residía con su por entonces esposo Ramiro Tagliaferro y con sus tres hijos. Esa condición de bonaerense por adopción la llevó a iniciar en silencio su camino hacia la gobernación, el que se vio coronado en 2015. Pero ahora, todo eso es historia pasada.

Claro que el retorno de Vidal a la Reina del Plata no está completamente asfaltado. El primer obstáculo fue la líder del ala dura del Pro y de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich. La ex ministra de Seguridad exhibía desde hace tiempo su voluntad de postularse como candidata a diputada por la Ciudad de Buenos Aires, incluso si eso la llevaba a enfrentar en las PASO a una lista patrocinada por el jefe de Gobierno.

Bullrich creía contar para eso con el aval de Mauricio Macri, quien en cada intervención pública aparecía como el más cercano al accionar de los “halcones” en contra de las “palomas”, como se caracteriza a los dirigentes de Juntos por el Cambio más predispuestos a buscar acuerdos con el Gobierno nacional.

El empuje de aquellos, sobre todo en las críticas a la gestión oficial de la pandemia, obligó incluso a Rodríguez Larreta y a los suyos a endurecer su discurso frente al gobierno de Alberto Fernández. La reacción porteña contra medidas como la suspensión de clases presenciales u otras restricciones envalentonó aún más a los “duros”, que creían llevar la delantera en las posturas más recalcitrantes.

Pero a la hora de contar los porotos, Rodríguez Larreta cercó a su rival interna. En un gesto trascendente para el futuro de la alianza opositora, Mauricio Macri se declaró prescindente en el armado de las listas electorales para 2021 y partió de paseo a España y las costas mediterráneas, no sin antes denunciar una supuesta “persecución” del gobierno por el fallo en la causa Correo Argentino.

No solo eso, el ex jefe de Estado delegó en Rodríguez Larreta la tarea de ordenar la oferta electoral macrista para las PASO. Cuando Bullrich miró hacia atrás, se dio cuenta que sólo contaba para la batalla con el apoyo de la ubicua Florencia Arietto, el diputado insultador Fernando Iglesias, el bailarín Maximiliano Guerra y poco más. Fue entonces que tomó la decisión de su “renunciamiento”, aunque advirtió que en 2023 puede volver con más bríos en busca de puestos importantes.

Ahora Vidal y Rodríguez Larreta se dedicarán al proceso de “seducción” interna a todos los sectores que componen Juntos por el Cambio que culmine en la entronización de la ex gobernadora como candidata “de consenso”. Claro que el arma más seductora radica en la lapicera del Jefe de Gobierno: se trata de los puestos en las listas de candidatos.

De los ocho diputados de JxC que deben renovar su banca, solo tendrían su lugar asegurado Juan Manuel López y Paula Oliveto, de la Coalición Cívica. Hay que ver si el mencionado Iglesias se termina colando por el sector de Macri-Bullrich, mientras que Carmen Polledo tendría un regreso asegurado a la Legislatura, por pedido del ex presidente.

Otros nombres que se barajan para la Cámara Baja son los de los operadores larretistas Fernando Straface y Bruno Screnci, los radicales Juan Nosiglia y Carla Carrizo, Graciela Ocaña por Confianza Pública, el socialista Roy Cortina y Gerardo Millman, mano derecha de Bullrich.

Para los que no ingresen en la nómina el “premio consuelo” sería la lista para la Legislatura porteña. Algo ya acordado es la posibilidad de que en las PASO la lista encabezada por Vidal compita con otra que llevará a su frente al ex ministro de Economía Ricardo López Murphy, con el objeto de aglutinar a sectores liberales distanciados del macrismo.

En fin, en la lista sábana puede caber un amplio abanico de posibilidades. Lo importante es que a su frente aparecerá la recuperada figura del macri-larretismo… aunque esta vez vuelva de capa caída.

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