Club “El Trébol”, el gran espíritu de potrero y barrial de Parque Chas

Club El Trébol de Parue Chas
Parque Chas tiene una destacada institución social y deportiva. Su cancha está en medio de la plaza Exodo Jujeño, lo que hace que cualquiera que pasa por allí sienta al club como propio y colabore ante cualquier necesidad. Con el verde y amarillo como color, hace un culto del sentido de pertenencia.

Por Mateo Lazcano

El corazón deportivo de Parque Chas tiene un nombre, una figura y colores bien definidos. El hecho de ser uno de los barrios más pequeños de la Ciudad de Buenos Aires no lo excede de contar con su emblemático club, y hacer gala de un sentido de pertenencia por él. Desde 1943, “El Trébol” cumple ese destacado lugar, oficiando de punto de encuentro social y del deporte para gran parte de sus vecinos y vecinas.

bujinkan illa pueyrredón

La institución está localizada en Gándara 2840. Los colores verde y amarillo lo acompañan en sus 78 años de historia, cumplidos el último 21 de septiembre. El club es un poco más joven que Parque Chas (1925), aunque puede decir con orgullo que nunca cambió de locación. Se inició con el básquet y el fútbol, y un matrimonio ofreció su vivienda como sede oficial, que con el correr de los años sería cedida a “El Trébol”.

Como pocos clubes, esta institución tiene su cancha en medio de la plaza Éxodo Jujeño, situada enfrente de su sede social. “Eso da un gran sentido de pertenencia, porque los pibes del barrio juegan en El Trébol, y pasan los vecinos y alientan, aún a pesar de no ser socios. O se muestran predispuestos a colaborar”, relata Jorge Princic, presidente del club.

Canchita en la Plaza Éxodo de Jujuy
Para Princic, la clave para lograr esto es pensar a “El Trébol” como una comunidad más que como un club. Distintas escenas cotidianas presentadas por su presidente lo ejemplifican. “Hace poco se rompió el arco de fútbol. Inmediatamente preguntamos quién tenía materiales para arreglarlo, y colaboraron vecinos.Para la pintura y el mantenimiento presta su ayuda gente que tal vez no es socia pero le interesa que la cancha luzca bien, incluso por iniciativa de ellos muchas veces”, explica.

En lo deportivo, desarrollan actividades como taekwondo, boxeo y fútbol infantil, estas dos últimas forma mixta. Unos 140 chicos forman parte de las tiras de juveniles futboleras, mientras que casi 50 chicas hacen lo propio, un fenómeno que, afirma, se disparó en los últimos cinco años, llegando a costumbres que eran clásicas de los hombres: se anotan entre grupos de amigas para empezar a entrenar juntas.

“Viene gente de Agronomía, Villa Pueyrredón, Villa Ortúzar pero también desde Palermo”, destaca Jorge. Y el hecho de contar con la cancha al aire libre le permitió a este club de Parque Chas ser uno de los primeros en retomar las actividades en la pandemia.

“Siempre nos dijeron en tono de cargada que nuestra cancha era una plaza, un potrero. El año pasado se tuvieron que guardar esas palabras porque gracias a eso, pudimos volver rápido”, reflexiona el presidente. Actualmente, con una situación sanitaria mucho mejor, han vuelto los torneos, las competencias y las actividades en forma casi habitual.

Como todo club que cuenta con fútbol infantil, debe hacer frente a la presión de algunos de los padres de los chicos que entrenan, que genera daño psicológico en ellos y rompe la armonía que pretenden dar en la conducción de “El Trébol”.

Al respecto, Princic tiene una postura tajante. “La gente que viene acá sabe cómo somos. Yo digo muchas veces, si querés salir campeón, ponete a entrenar vos. El 90% lo acepta, pero tenés de todo. Por suerte a ese grupo que siempre está, la misma gente lo obliga a bajar los decibeles porque terminan aislados”.

Esa idea de apuntar a la formación y el desarrollo técnico por sobre el resultado es uno de los lemas que, desde su punto de vista, llevan a cabo los y las distintas profes de “El Trébol”. “Buscamos dar una base social, explicando lo que está bien y mal, y sabemos que es importante predicar con el ejemplo, con nuestro comportamiento en la cancha”.

La solidaridad, tanto propia como hacia el resto, es otro elemento que buscan llevar a cabo en este club de Parque Chas. Colaboran con las iniciativas del colectivo barrial “El Laberinto de Chas”, como donaciones de juguetes o alimentos. Hacia adentro, el directivo sostiene que hay una política de no exclusión por motivos económicos que se aplica, por ejemplo, ante la compra de indumentaria que suelen tener las distintas disciplinas.

“Muchas veces pasa que hay pibes que no tienen para pagarse la ropa. Y por supuesto no va a quedar sin ella. Los ayudamos con rifas, haciendo vaquitas o poniendo nosotros el dinero, porque así debe ser un club, nadie puede solo”, precisa.

Uno de los hitos del sentido de comunidad de “El Trébol” se da con el viaje anual que parte de sus integrantes hace a San Clemente para fin de año. “Vamos como 100 personas. Se busca un hotel económico y se alquilan los micros para pasar unos días y reforzar este sentido de pertenencia y vínculo social que nos da el club”, expresa Jorge.

“La cancha era de tierra en un comienzo y los arcos eran de madera”, reseña el presidente de “El Trébol”, quedándose con la que dice es la imagen que marcó los 50 años que lleva de socio, y agrega al respecto una anécdota muy pintoresca: “En los partidos, para patear los corners, había que detener el tránsito”.

Si se piensa que hoy siguen siendo sus vecinos quienes se encargan del mantenimiento cuando se precisa, puede concluirse que aún con la cancha en mucho mejor estado, con una pequeña grada y con una masiva presencia de chicos y chicas, esta institución mantiene el espíritu de potrero y unidad barrial que lo acompaña desde 1943.

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