Primer año de gestión de Rodríguez Larreta
Si bien representa al mismo espacio político que gobernó la Ciudad de Buenos Aires durante los últimos 8 años, se puede afirmar que el primer año de la gestión de Horacio Rodríguez Larreta fue de “transición”. ¿2017 será el año del despegue?
Por Fernando Casasco
La Ciudad se volvió invisible. O casi. Es que el 2016 fue el año de instalación a nivel nacional del “estilo PRO” y del modo gerencial de gobierno a través de la gestión presidencial de Mauricio Macri. En materia económica fue el año de la recesión, la fuerte devaluación de la moneda, el mayor incremento de precios desde 2002 a la fecha, los tarifazos en los servicios públicos y un fuerte aumento de la pobreza.
Todo ello, si bien impactó – y en algunos casos de manera importante – en la Ciudad, mantuvo la gestión del área metropolitana fuera del alcance de los reflectores mediáticos. Como en una coreografía perfectamente diseñada, el Jefe de Gobierno prefirió mantener un perfil subterráneo cuando los conflictos parecían aquejarlo más y, en cambio, mostrarse dispuesto y sonriente frente a cámaras y micrófonos cuando se debían comunicar “buenas noticias” o iniciativas de menor importancia.
Por otra parte, también fue el año en que se concretaron algunas de las promesas de “deudas” que la Nación tenía con la Ciudad, aunque realmente comenzarán a verse cómo funcionan durante 2017: hablamos principalmente del traspaso de la Policía o de los terrenos en los que están enclavadas villas miseria o barrios populares para llevar adelante su tan demorada urbanización.
Repasemos algunos de los temas principales del año que pasó:
Seguridad: sin duda, junto al de la crisis económica, fue una de las claves de la agenda política de 2016 y promete seguir siéndolo en el año que comienza. Recordemos que el año se inició con el anuncio del traspaso de 15 mil efectivos de la Policía Federal al área de la Ciudad y se cerró con la creación de la Policía de la Ciudad, que integrará a los federales traspasados con los miembros de la Policía Metropolitana.
El presupuesto asignado para el área por el presupuesto porteño casi se sextuplicó, saltando de los $5.300 millones para 2016, a los $29.457 millones previstos para el presente periodo.
Tras la aprobación de la ley de creación de la Policía de la Ciudad, se había especulado con la posibilidad de que fuera un civil el que estuviera al frente de la flamante fuerza de seguridad. Pero finalmente se designó como jefe a José Pedro Potocar, quien se desempeñaba como director general de Comisarías de la Policía Federal.
Esta decisión puede tener que ver con la sorda lucha interna que se suscitó dentro de la policía tras la decisión del traspaso, debido a que muchos de sus integrantes se negaban a formar parte de una fuerza de un nivel menor. Por detrás de estas disputas queda siempre la sospecha de las “cajas” que las fuerzas policiales manejan (recaudación propia, que genera recursos no blanqueados) y que sufrirán un “reordenamiento” con la creación de la nueva estructura jerárquica.
Queda claro que el tema de la seguridad representa un claro desafío para las autoridades de la Ciudad. Frente a hechos luctuosos como los que recientemente se vivieron en los barrios de Flores y Mataderos y que suscitaron críticas a la actuación policial, los funcionarios porteños ya no podrán excusarse y adjudicar culpas al gobierno nacional.
Por otra parte, el Jefe de Gobierno ya adelantó que será su responsabilidad poner “orden” frente a las protestas y piquetes callejeros, a fin de garantizar el derecho a circular. Cual será el límite entre el ordenamiento de la circulación vehicular y la represión a la protesta social será un dato a constatar en el año que comienza.
Presupuesto y fondos coparticipables: otro de los datos salientes de 2016 fue la decisión unilateral por parte del gobierno nacional de aumentar los fondos coparticipables que se envían a la Ciudad de Buenos Aires, pasando del 1,4% al 3,75%.
Esto implica un incremento para el año que pasó de unos 17 mil millones de pesos extra. Frente a los reclamos del resto de las provincias, bajo el argumento de no haberse seguido el procedimiento dispuesto por la Constitución Nacional y de discriminar a otras jurisdicciones, el Ejecutivo Nacional hizo una rectificación parcial del decreto, por el cual sólo se asignaban fondos específicos para el traspaso de efectivos policiales. Para el ejercicio 2017, el monto de coparticipación federal que le corresponde a la Ciudad representa el 21,5% de los ingresos calculados en el presupuesto porteño, porcentaje que duplica el promedio de años atrás.
Muerte en la noche: cinco jóvenes murieron por ingesta de drogas sintéticas y deshidratación tras una fiesta electrónica realizada en el predio de Costa Salguero en el mes de abril, en una nueva tragedia que afectó a la noche porteña. El fiscal del caso, Federico Delgado, sostuvo que durante la fiesta de Time Warp se montó “un dispositivo de libre venta de drogas” llevado a cabo por los propios organizadores de la fiesta, y que este se constituyó “como puente para el consumo de agua”, todo con complicidad estatal, mediante la Agencia Gubernamental de Control (AGC) y la Prefectura.
En la causa hay 41 procesados, entre ellos cinco inspectores de la AGC. La reacción del Gobierno de la Ciudad fue la de clausurar el local y prohibir la realización de fiestas electrónicas hasta la aprobación de una ley que regule estos eventos masivos.
En septiembre, la Legislatura aprobó la norma que incluye la creación de un Registro de Productores de este tipo de fiestas, regula la cantidad de asistentes en función del espacio y el tipo de evento y el número de inspectores en función del número de asistentes.
La caída de Lopérfido: el ministro de Cultura porteño, Darío Lopérfido, abandonó su cargo en julio pasado. Atrás quedó una polémica que comenzó en el verano, cuando el funcionario – que continúa al frente del Teatro Colón – se convirtió en un abanderado del negacionismo respecto a los crímenes de la pasada dictadura, reavivó la teoría de los dos demonios y equiparó al peronismo con el nazismo “sin matar judíos”.
La polémica en que se embarcó le valió la firme oposición demostrada por la comunidad artística y organismos de Derechos Humanos, hasta que el Jefe de Gobierno no soportó más la situación y lo despidió. Su reemplazante, el compositor Ángel Mahler, no trajo demasiadas novedades en la gestión cultural, aunque sí un perfil más bajo en las declaraciones.
Siempre es hoy
El pasado nos define, pero el presente y el futuro nos reclaman. Por ello, el Jefe de Gobierno tiene todas sus expectativas y proyectos puestos en este 2017, como el año del gran salto que debería dar su gestión. Al la gestión autonómica de la seguridad, se suma la decisión de la administración porteña en avanzar en grandes obras que le cambien definitivamente el perfil a la Ciudad de Buenos Aires.
Entre las obras que se prevén para los próximos meses se encuentran: la urbanización de las Villas 31 y 31 bis (que deberían concluir en 2019), además de las villas 20, barrio Rodrigo Bueno y Villa Fraga (playón de Chacarita); la construcción de la Villa Olímpica para los Juegos Olímpicos de la Juventud de 2018, en parte del área comprendida dentro del Parque de la Ciudad (las residencias luego serán destinadas a viviendas populares); el trazado del Paseo del Bajo, un corredor que unirá la autopista Bs.As.-La Plata, con la zona del puerto y la Autopista Illia; la creación del Parque de la Innovación, en los terrenos expropiados al Tiro Federal, en el barrio de Nuñez; la reconstrucción y reformulación del espacio del Autódromo Oscar y Juan Gálvez; entre otras.
Y todo ello sin perder de vista que el 2017 es un año electoral, en el que el proyecto de Cambiemos a nivel nacional necesita reeditar la victoria conseguida en 2015, para lo cual cuenta a la Ciudad de Buenos Aires como un bastión fundamental.
De ahí que las próximas acciones del gobierno de Rodríguez Larreta impactarán no sólo en su propio futuro político, sino que tendrán incidencia en la correlación de fuerzas a nivel país en los tiempos que vienen.