Clubes de barrio: “Comité de crisis” para sobrevivir durante la pandemia

Clubes de barrio
Logo El Barrio PueyrredónLa pandemia agravó la situación económica que presentaban las instituciones deportivas de la Ciudad. Las tarifas de servicios apremian, y muchos de ellos afrontan el pago de sueldos, con todas las actividades suspendidas. Con un inusual consenso político y gubernamental, se conformó un comité de crisis para tratar la situación, y una de las reuniones del mismo se dio en Club El Talar, en el barrio de Agronomía.

Por Mateo Lazcano

Los Clubes de barrio ante la pandemia

La pandemia se ha ensañado con fuerza con la gran mayoría de los sectores de la vida social y económica. Sin embargo, ha provocado un daño bastante mayor en algunos que, por las características de su actividad, no tuvieron forma de reabrir en estos meses, y que debieron afrontar pagos de servicios, impuestos y sueldos dependiendo exclusivamente de la buena voluntad de sus asociados.

Se trata de los clubes de barrio, pilares de la vida social y deportiva de las distintas zonas de nuestra ciudad, entre ellas la Comuna 12 y 15. No resulta sencillo generalizar lo que sucede en todas estas instituciones: varía su tamaño, disciplinas que se practican y hasta su administración. Sin embargo, en líneas generales presentan un panorama común: la pandemia agravó las dificultades económicas e hizo imperiosa la ayuda para garantizar, en muchos casos, su subsistencia.

Los clubes de barrio interrumpieron todas sus actividades en el fin de semana del 15 de marzo, aún antes de que se dispusiera el aislamiento obligatorio. En ese momento, se realizó una reunión para crear un espacio que permita definir medidas que ayuden a las instituciones a atravesar la crisis que comenzaba a desarrollarse.

El objetivo fue que hubiese una amplia representación. Como un gesto en este sentido, participaron los legisladores Claudio Morresi y Matías López, miembros de la Comisión de Deportes de la Legislatura porteña y del Frente de Todos y Juntos por el Cambio, respectivamente.

Allí quedó conformado el “Comité de Crisis” para dar seguimiento a la problemática, con presencia del Ministerio de Turismo y Deporte de la Nación y la Subsecretaría de Deportes porteña.

“La intención fue analizar y realizar seguimientos y proponer en conjunto medidas para garantizar la continuidad de tantas instituciones”, afirma Gustavo Naistat, prosecretario del Club El Talar, ubicado en Nueva York 2960, entre Nazca y Argerich, en el barrio de Agronomía.

“Los clubes, que antes nos encontrábamos solo en la competencia, empezamos a vincularnos para pensar una solución común a esta problemática generalizada”, aporta el dirigente.

Como primer paso, se declaró la “Emergencia Sanitaria y Económica” en estas instituciones. Y acto seguido, lograron que la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires aprobara un subsidio extraordinario de 60 mil pesos para los clubes. El mismo llegó a cerca de 200 instituciones inscriptas en el Registro de Instituciones Deportivas. “Ese dinero nos dio bastante aire”, reconocen Julia Vázquez y Diego Rivera, miembros de la Comisión Directiva del Círculo Penacho Azul de Villa Urquiza.

“Los principales gastos que tiene que solventar el club son el pago de servicios, de impuestos, de cobertura médica y seguros”, agregan. El “Penacho”, de todos modos, logró hasta ahora evitar la crisis que viven otras instituciones deportivas. “Siempre hubo un fondo de reserva, y hasta ahora con el mismo y el subsidio hemos podido sobrellevar la situación”, agregan sus directivos. El club de Villa Urquiza tiene las casi 10 actividades que brinda tercerizadas, por lo que no tuvo que verse ante la dificultad del pago de sueldos de entrenadores.

Aquellos que sí tienen este escollo, recurrieron a distintas herramientas. Una fue el cobro de “cuotas solidarias” para reponer lo que no ingresa de las cuotas sociales mensuales. De todos modos, en las instituciones consultadas resaltan que el vínculo entre los asociados y los clubes se mantiene aún sin actividades.

“Cada disciplina está en contacto con los chicos y chicas que entrenan. Algunos nos mandan la foto en la puerta, con el portón cerrado y diciendo cuánto extrañan ingresar. O muchos padres preguntan qué se necesita, se ponen a disposición”, destacan desde “Penacho”.

“Los clubes no han dejado de lado su rol social, y acompañan a los que lo necesitan. Colaboramos con los adultos mayores, creamos espacios virtuales, entregamos alimentos y ofrecemos las instituciones para campañas solidarias”, señala por su parte Naistat de “El Talar”, también integrante de la Red que nuclea a estas instituciones deportivas.

Aquellas de hasta 100 empleados, asimismo, fueron incorporadas al Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), y se implementó el Programa de Recuperación Productiva para los clubes grandes. Sumado a ello, se impidieron los cortes de luz, gas, agua, telefonía, Internet y TV por cable para este tipo de instituciones.

No obstante, la crisis está lejos de poder solucionarse, y ante ese motivo el Comité continúa buscando más medidas de ayuda. “El principal problema es la muy baja tasa de formalidad que las instituciones deportivas tienen, en relación a los papeles y su situación jurídica”, cuenta Mariano Espósito, miembro de la Unión de Clubes de Barrio de la Ciudad de Buenos Aires.

Esta situación impide hacer eficiente, y sobretodo agilizar, cualquier tipo de ayuda estatal. “No sabes ni cuántos clubes son ni cuánto presupuesto precisás, y tener tantos fuera del registro impide saber con precisión el universo para abordar en una política pública”, agrega.

Por eso, el pasado 26 de mayo se hizo una nueva reunión del Comité de Crisis. Fue en la sede del Club El Talar. Allí se abordaron varias cuestiones, entre ellas, cómo hacer llegar la ayuda a los clubes que están fuera del registro oficial. Uno de los caminos esbozados fue incentivar un período de gracia para que los mismos se pongan al día con los organismos oficiales, pero mientras tanto comiencen a percibir los subsidios.

“El objetivo es que no cobren siempre los mismos y el resto no, porque eso agranda mucho la brecha entre los clubes registrados y los que no lo están”, detalla Espósito de la Unión de Clubes.

La cumbre de “El Talar”, en tanto, planteó también los inconvenientes relacionados con deudas acumuladas y problemas estructurales en las sedes deportivas. “Las próximas medidas deben apuntar hacia la implementación de tarifas sociales que morigeren el precio a pagar por los servicios públicos. Aquí nuevamente reaparece el inconveniente de la falta de registro de muchos de los clubes antedicha, que les impediría acceder a los beneficios.

Por este motivo, comenzó una mesa de diálogo con el Ente Nacional Regulador del Gas (ENERGAS), que incluyó a estas instituciones deportivas en la Comisión de Usuarios de Entidades de Bien Público con las que busca reglamentar la Ley 27.098 para conseguir un cuadro tarifario diferencial en las mismas.

Otras de las peticiones elaboradas tras la reunión fueron: un segundo subsidio por parte de la Ciudad, condonación de dudas y ventanilla única en la Inspección General de Justicia, para resolver trabas burocráticas.

La actualidad de los clubes no deja de lado el futuro. El retorno a las actividades está en la cabeza de los directivos, y por ello también se empezaron a elaborar los protocolos para los regresos, aunque aguardan con premura las decisiones del Gobierno nacional y porteño.

“Sabemos la responsabilidad que implica abrir en estas condiciones. Pero estamos preparados para asumirla”, destacan desde el Club Penacho Azul, dando voz, tal vez, a gran parte de los clubes de barrio de la Ciudad que anhelan esos fines de semana de competencia y sobretodo, encuentros.

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