Apertura de sesiones de la Legislatura Porteña|
El Jefe de Gobierno porteño inauguró un nuevo periodo de sesiones ordinarias en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. Durante su discurso hizo hincapié en las “transformaciones” que lleva adelante su gestión. Las obras públicas, la educación y la seguridad, fueron sus caballitos de batalla. Pero, ¿todo lo que reluce es oro?
Por Fernando Casasco
El escenario era propicio. Por primera vez desde que gobierna la Ciudad, el macrismo iniciaba un ciclo legislativo con mayoría propia en el recinto, gracias al contundente respaldo recibido en las elecciones del año pasado. En ese marco, el jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta brindó un discurso en el que repasó todos los “logros” de su gobierno, sin demasiado espacio a la autocrítica ni a la definición sobre algunos problemas cruciales de los porteños.
Uno de los puntos en los que hizo un mayor énfasis el mandatario local fue en la que denominó “la mayor transformación educativa de los últimos 50 años”. Destacó que los docentes iniciaron las clases en tiempo y forma, el 1 de marzo, pese a que aún continúan las negociaciones paritarias del sector. Según Rodríguez Larreta, el dato representa “la responsabilidad y el compromiso de toda la comunidad educativa por cumplir los 190 días de clase”.
Además, subrayó la implementación de la jornada extendida en sexto y séptimo grado de las escuelas de jornada simple; la construcción de 52 nuevas escuelas; la puesta en marcha de la “Secundaria del Futuro”; y el envío a la Legislatura del proyecto de creación de la primera Universidad Pública de Formación Docente de la Ciudad.
Otro de los ejes principales del discurso del Jefe de Gobierno fue el de la seguridad. Aseveró que el objetivo principal de su gestión es “sumar más policías a las calles, bien entrenados y equipados con la mejor tecnología”. Indicó que desde la creación de la Policía de la Ciudad unos 4 mil uniformados se sumaron al patrullaje en las calles, al tiempo que destacó el equipamiento “de última generación” con el que cuentan. Y reclamó la participación de los vecinos en la denuncia de hechos violentos, para conformar el Mapa del Delito.
En materia de vivienda y hábitat, remarcó uno de los beneficios que traerá aparejado la organización de los Juegos Olímpicos de la Juventud: los 1.050 departamentos que compondrán la Villa Olímpica y que podrán ser adquiridos por vecinos de la ciudad mediante créditos especiales. También se comprometió a otorgar unos 20 mil créditos para la casa propia hasta 2019.
Y aseguró que se avanza en “la integración de las villas a la Ciudad para que sean un barrio más”, con la construcción de viviendas en la Villa 20 de Lugano; y obras en la Villa 31 de Retiro, la Villa Fraga de Chacarita o el Barrio Rodrigo Bueno.
Obras para todos
Fiel al apotegma macrista, Rodríguez Larreta se ufanó de realizar “obras en todos lados” y reformuló un viejo concepto del Justicialismo: “Para cada vecino hay una obra en marcha, para cada necesidad hay una obra”, sentenció. Obras sí, derechos no, podría haber sido el cántico de un hipotético coro oficialista.
Entre las obras más importantes enumeradas por el Jefe de Gobierno se encuentra la eliminación del 90% de los pasos a nivel ferroviarios (sumando los viaductos de los ferrocarriles Mitre -ramal Tigre-, San Martín y Belgrano Sur y el soterramiento del ferrocarril Sarmiento) y el Paseo del Bajo. Por todo ello pidió “disculpas” a los vecinos por los inconvenientes ocasionados.
Aulas tormentosas
Pero pese al denodado esfuerzo del Jefe de Gobierno por mostrar una ciudad casi idílica, los conflictos continúan y en algunos casos se multiplican. En materia educativa la afirmación de que las clases comenzaron en tiempo y forma pasó por alto el hecho de que apenas un par de días después los gremios docentes llevaron adelante un paro por 48 horas en reclamo de solución al diferendo salarial.
El Gobierno de la Ciudad ofrece a los maestros apenas un 12% de aumento, muy por debajo de las expectativas inflacionarias (que rondarían el 19% para 2018), e incluso por lo ofrecido por otras jurisdicciones como las provincias de Buenos Aires (15%), Santa Fe (16%) o Córdoba (15% mas cláusula gatillo). El hecho de que las clases hayan comenzado en la fecha prevista se debió a una concesión de las organizaciones docentes más que al avance en la discusión paritaria.
Por otra parte, la implementación de la “secundaria del futuro” sigue siendo objeto de debate. Tras las tomas de decenas de colegios durante el año pasado, la jueza Cecilia Molica Lourido viabilizó el reclamo de la comunidad educativa para que el Ministerio de Educación brinde más información sobre la infraestructura edilicia de las 19 escuelas seleccionadas como “prueba piloto” para la nueva modalidad y la previsión presupuestaria para su implementación.
El Ejecutivo sigue afirmando que se encuentra entre sus potestades avanzar con las reformas, pese a la oposición de docentes y alumnos. De hecho, la cartera educativa elaboró un protocolo para evitar futuras tomas de colegios, el cual hace responsables a los padres de los estudiantes de los hechos ocurridos en eventuales protestas.
Otro de los reclamos que se hizo visible en el propio recinto de la Legislatura durante la exposición del Jefe de Gobierno, fue la falta de vacantes en las escuelas porteñas. Son entre 12 mil y 15 mil los niños que no pueden asistir a escuelas públicas por falta de cupos. El mayor faltante se da en las salas de entre 45 días y 3 años. Los miembros del colectivo Vacantes Para Todos en las Escuelas Públicas afirman que el presupuesto necesario para construir las escuelas faltantes equivale a un tercio de lo gastado por el Gobierno de la Ciudad en materia publicitaria.
También hay que anotar en este rubro la oposición de los gremios docentes al cierre de los institutos de formación, para unificar todas las carreras dentro de la nueva universidad que se pretende crear. O el descenso de la inversión educativa del 27 al 17% del presupuesto global en los 10 años en que la ciudad ha sido gobernada por el macrismo.
A curarse a otra parte
La idea, no por ser antigua, deja de ser efectiva. Ante una crisis, conmoción interior, o simplemente la necesidad de ajustar las arcas estatales, siempre está a mano la posibilidad de echarle la culpa a los extranjeros. La xenofobia suele germinar rápidamente en procesos políticos dominados por partidos de derecha, aunque no es exclusividad de ese sector político.
La mecha la prendió el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quien pretende cobrarle a los extranjeros no residentes por atenderse en los hospitales de la provincia. Desde el Gobierno nacional salieron a apoyar la medida de Morales, a través del jefe de Gabinete Marcos Peña, quien resaltó que “Argentina reclama hace tiempo la reciprocidad; en la ciudad de Buenos Aires hace rato se da este debate”.
Si bien en su discurso ante la Legislatura Rodríguez Larreta habló de “una Ciudad de puertas abiertas al mundo”, lo cierto es que el PRO siempre tuvo a los migrantes en la mira. Ya el actual Presidente de la Nación había hablado de “una situación injusta” cuando se le preguntaba por los extranjeros o los habitantes de otras provincias que se atendían en hospitales porteños.
Pero, ¿cuánto hay de cierto y cuánto de prejuicio en dicha situación? De acuerdo con los datos de 2012 (los últimos publicados por el Gobierno de la Ciudad) la cantidad de personas residentes en otro país que fueron internadas representaron menos del 0,1% del total de las internaciones.
En cambio, los datos oficiales muestran que algo más de la mitad de las consultas en los hospitales porteños son realizadas por habitantes de la ciudad, mientras que el 40% de los pacientes proviene del Conurbano bonaerense.
Por ello, cada tanto se hace necesario leer la Constitución Nacional, que en su artículo 20 afirma que “los extranjeros gozan en el territorio de la nación de todos los derechos civiles del ciudadano”. Recordatorio para gobernantes olvidadizos o que pretendan lanzar cortinas de humo.