“El taller de teatro propone volver a jugar
y a perder el miedo a equivocarse”

Se graduó como profesor de Artes en Teatro en la Universidad Nacional de las Artes; dirigió una compañía teatral llamada “Carpe Diem” y participó en la lucha por la recuperación del ex Cine Aconcagua. Hace 10 años es profesor de teatro en la Escuela Media N° 3 “Antonio Devoto”. En diálogo con El Barrio Villa Pueyrredón, Norberto Martínez, nos cuenta su labor como docente.

Por Mailén Maradei

En un día donde todo parece estar tranquilo en la Escuela Media Nº 3 “Antonio Devoto” ya que en el mes de febrero es época de exámenes y asisten pocos chicos, Norberto Martínez saluda y conversa con quien se encuentre por el pasillo.

Tras charlar con algunos alumnos, se despide de ellos y comienza la entrevista. “Me divierte estar con los chicos y a esta altura del año, donde aún no comenzaron las clases, ya los extraño. Me gusta innovar y trató de que la clase no sea solo venir, darla e irme porque me divierte mucho lo que hago”, confiesa Norberto sobre su dinámica para trabajar con sus alumnos.

Norberto trabaja desde el 2005 en la escuela secundaria Antonio Devoto, allí dicta clases para chicos de primero y segundo año. “Los chicos disfrutan mucho las clases de teatro y cuando falto me retan. Teatro es una materia que tiene una cuota intimista porque los alumnos cuentan cosas que por ahí no se animaron a contar nunca porque en este espacio se siente seguros para decir lo que piensan o sienten”, cuenta.

Además de ser un espacio de reflexión, el taller de teatro también pretende ser una llave para incentivar la imaginación y conectarse con la mirada del otro. “Vivimos en un mundo tecnológico donde todo se resume a mirar una pantalla. La tecnología refuerza la despreocupación por los demás, la oportunidad de hablar y de mirarse los ojos. La mirada del otro es muy coercitiva porque los chicos se sienten juzgados por esa mirada pero creo que ellos necesitan ser mirados y perder ese miedo por eso el taller de teatro propone volver a jugar y a perder el miedo a equivocarse”, sostiene.

La imaginación juega un rol clave en el proceso de creación de una escena por eso Norberto resalta: “Siempre les digo a los chicos que hagan una improvisación en base a un elemento y a los diez minutos, tienen unas escenas impresionantes. En las escuelas, teatro se enseña para desarrollar las aptitudes que el alumno ya tiene y además, yo apunto a formar un grupo, un equipo de trabajo porque el teatro es un arte grupal”.

La imaginación va acompañada de la improvisación, un elemento importante que Norberto utiliza con sus alumnos para que se conozcan a nivel corporal y encuentren una dinámica de grupo. “Trabajo mucho con ejercicios y fusión de escenas en base a temas que les voy dando. Les doy una obra de teatro y sobre esa base, los chicos hacen improvisaciones”.

Durante ese período – nos cuenta Norberto – va registrando cada escena y la apunta en un anotador para desarrollarla en la muestra de fin de año que sus alumnos realizan desde hace dos años.

“El año pasado, cuando les propuse hacer una muestra de fin de año a los chicos de segundo para mostrar lo que trabajamos en las clases, enseguida protestaron y dijeron que no querían actuar frente a sus compañeros, entonces se me ocurrió hacerla con sus padres y aceptaron. Además de lo pedagógico, esta obra tuvo un toque de ayuda porque juntamos alimentos no perecederos para donar. A modo de entrada, cada persona que venía, tenía que traer un alimento no perecedero”, cuenta Norberto sobre la experiencia de la muestra de teatro 2017.

“La experiencia fue muy buena, los chicos estuvieron fascinados y yo salí más que satisfecho con el resultado porque el día de la muestra fue mágico. Todo lo que salió mal en el ensayo, en la muestra salió bien. Los chicos que tenían vergüenza, ese día se soltaron y estuvieron geniales. Creo que esa experiencia, los chicos no se la van a olvidar porque los padres aplaudían con ganas, se reían y estuvieron sorprendidos por el nivel de trabajo que hicieron”.

La repercusión de las muestras que realizó Norberto llegó a oídos de sus colegas, quienes le pidieron hacer una sorpresa para los alumnos el próximo Día del Profesor. “Los profesores me están pidiendo actuar así que vamos a hacer una escena corta para el Día del Profesor y la idea es hacer todos los años una muestra nueva con los chicos de segundo año”, anticipa Norberto sobre sus próximos pasos en el Antonio Devoto.

El proceso de gestación de la muestra incluyó algunos contratiempos pero lo que prevaleció es la actitud de los chicos y el esfuerzo que puso cada uno para realizarla. “Me tuvieron que operar y no pude venir a dos ensayos y los chicos le pidieron permiso al director para ensayar. Eso fue un orgullo para mí”, cuenta y apunta: “Me siento orgulloso de ser profesor del Devoto porque es una escuela que me permite hacer las muestras de teatro y me apoya mucho. También, me gusta mucho trabajar con adolescentes porque tienen la cabeza abierta”. Norberto, por otra parte, destacó el apoyo que recibe del Director del “Antonio Devoto”, Marcelo Mazzeo, y de su Vice, Félix Abán.

El compromiso, la pasión con que realiza su trabajo y el cariño que Norberto les brinda a los chicos y al taller de teatro se denota apenas pisa el umbral de la puerta del Antonio Devoto. Aunque lleva diez años trabajando allí, parecerían más. Sin embargo, el camino para llegar a lanzarse a dar clases de teatro ocurrió de forma abrupta.

Tras el cierre de la fábrica Adidas, lugar donde trabajaba como empleado, decidió lanzarse por sus sueños y ya casado y con dos hijas, se anotó en el Profesorado de Teatro la UNA (Universidad Nacional de las Artes, la ex IUNA).

“A veces las crisis ayudan. Yo trabajaba en la fábrica de Adidas y si no hubiera cerrado, seguramente seguiría trabajando ahí aunque no me gustara lo que hacía. Esa crisis me hizo pensar que tenía cuarenta años y no tenían ningún oficio ni profesión, entonces decidí anotarme en el profesorado de teatro. Ya casado y con dos hijas, iba a estudiar a Constitución y a La Boca porque el profesorado se dictaba en dos sedes”, recuerda Norberto.

A la par que estudiaba en el profesorado, Norberto Martínez comenzó a armar una pequeña compañía teatral “Carpe Diem” y en 2010 pusieron en escena la obra “Made in Lanús” de Nelly Fernández Tiscornia.

Luego, cada integrante de la compañía tomó rumbos distintos y no pudieron volver al escenario con otra obra pero una gota de esperanza asoma sobre los pensamientos de Norberto que espera el regreso de la compañía a las tablas.

“Estoy pensando en poner en escena ‘Los Siete Pecados Capitales’ o en escribir una obra con dos personajes por una cuestión de comodidad y economía porque es complicado hacer coincidir horarios y lugares para ensayar con seis personas así que por ahí me siento a escribir una obra sobre la vida de una pareja. Ya tengo algunas escenas armadas y tengo que terminar eso. Es un proyecto en gestación”, cuenta sin dar muchos más detalles.

Tras haber conversado con el Barrio Villa Pueyrredón, Norberto se dirige hacia el patio para seguir conversando con sus alumnos y para seguir cultivando esa calidez que tiene con ellos.

error: Contenido protegido!