Entrevista a Basilio Sioutis:
“Queremos juntar todo lo disperso”

El ex comunero de la 12, Basilio Sioutis, no abandona la participación en las luchas vecinales. Mientras protesta por la construcción del túnel en Balbín y las vías, hace un balance de su gestión comunal. También analiza la política macrista y autocrítico dice que lo que se le opuso fue “muy malo”. Y habla del reciente movimiento “El Hormiguero”, con el que quieren, gracias a las alianzas, colocar tres legisladores en 2017.

Por Mateo Lazcano

En cada lucha vecinal, ante cada medida o intento de medida que los distintos gobiernos tomen y considere que afecte a sus barrios, allí está él. Sean unos pocos o masivos, sean de aquellas en las que participan “los mismos de siempre” o las que reúnen a vecinos particularmente afectados en una cuestión, se hace presente.

Y aunque vaya menguando la concurrencia a las reuniones o protestas, o se vayan cerrando los caminos de reclamo, siempre está poniéndole el cuerpo con su verba disparadora.

Esta activa participación en las luchas vecinales lo coloca a Basilio Sioutis, pese a no pertenecer a los partidos políticos más poderosos, en uno de los personajes políticos más conocidos en la Comuna 12.

Hace ya un año culminó su mandato como Comunero. Había accedido como único representante de Proyecto Sur en la Comuna 12, aunque rápidamente se abrió de tal partido.

De esos cuatro años, Sioutis recuerda: “Fue un aprendizaje espectacular, una experiencia positiva desde todo punto de vista. Un crecimiento como persona, como vecino. Tener un puesto público votado por la gente es una de las más grandes cosas que puede pasarle a alguien, lo guardo como algo muy importante. Aunque claramente nos hubiera gustado hacer mucho más”.

La verba de Basilio ya está encendida, y continúa: “Si la Ley 1777 (Ley de Comunas) se hubiera cumplido, nos daba un espacio de participación espectacular, donde el comunero hasta pasa desapercibido porque tiene el Consejo Consultivo, que es un articulador de políticas públicas. Tendríamos que avanzar en Presupuesto Participativo votado por las comunas, con grandes asambleas, para ver adónde va la plata, que se divida por comunas, con Presupuesto propio. Que las comunas puedan ejecutarlas de forma transparente. Ahí se vería otra forma de armar políticas públicas con sentido, no esta cosa de ‘yo hago un túnel porque quiero’. Nosotros por ejemplo habíamos presentado propuestas de generar trabajo para los pibes de la comuna desde la propia comuna”, dice con un tono de lamento.

Las críticas de este vecino de Villa Urquiza no son solo para el PRO. Enfatiza en que su primera votación al arribar a la Junta Comunal fue para que las comunas tengan un espacio deliberativo con reuniones abiertas con vecinos.

“La perdimos 6 a 1, ni el Frente para la Victoria nos votó”, explica con picardía. Y agrega que ese “pacto” fue una tendencia que se marcó en todo el período, por lo que no consiguió instalar el debate sobre la participación que deseaba, como sí sucedió en la Comuna 15, donde era mayoría la oposición al PRO.

“A vos te dicen ‘venite’ a participar de la comuna, y ¿cómo hacés? El Consejo Consultivo es interesante, pero lo vaciaron” refuerza su argumento Sioutis.

A la hora de dejar de hablar sobre el pasado y meterse en el presente, Basilio Sioutis continúa con las vehementes críticas que lo caracterizan. “Hay que sacarse de encima al macrismo urgente, doce años van a ser mucho y la Ciudad no sufrió una transformación más que en lo estético. Buenos Aires necesita resolver temas como transporte público, la basura, salud, educación, los sueldos de los estatales. El macrismo no representa a estadistas que piensan la Ciudad a futuro sobre lo público, son gestores de negocios”, manifiesta.

E intenta instalar un debate: “Este año se votó un presupuesto de 170 mil millones de pesos. ¿Y adónde va la plata de los porteños? ¿En cortar el pasto? ¿En armar un gimnasio en una plaza? Hay que volver a discutir completamente la Ciudad. No tercerizar la poda de un árbol, sino dar trabajo genuino mediante la experiencia de las cooperativas de los pibes que están trabajando en los movimientos sociales. Los compañeros nuestros del Movimiento Popular “La Dignidad” están haciendo veredas y obra pública en la Villa 31”, describe mientras guiña varias veces el ojo saludando a vecinos que lo reconocen.

Sobre la política en la Ciudad, Sioutis es crítico de las agrupaciones opositoras. Reconoce que lo que se le opuso al macrismo hasta ahora “fue muy malo, el campo popular no presentó una buena alternativa”. “Nosotros hacemos nuestra autocrítica”, cierra el excomunero.

Pensando a futuro, reconoce que está “en la búsqueda de juntar todo lo disperso, todas estas luchas que vamos llevando en las distintas comunas. Hay luchas sectoriales que no se transmiten en frentes políticos de unidad, y vamos por ello”, agrega.

En relación a esto entonces, Basilio trae una novedad: la reciente conformación de un movimiento llamado “El Hormiguero”.

“Las hormigas son colaboradoras, y cuando uno toca el hormiguero salen todas de cabeza. Es una figura interesante”, explica. Y detalla hacia donde apuntan: “el Frete para la Victoria en la Ciudad está listo, lo otro es una competencia entre la derecha clásica del PRO y la derecha moderna de ECO. Nosotros creemos que queda en el medio un espacio, que sea un poco menos duro que el Frente de Izquierda con las políticas de alianzas, donde se puede construir algo. Estamos en esa búsqueda”.

Actualmente, “El Hormiguero” está conformado en nueve de las quince comunas.

Los objetivos de este movimiento son muy próximos: colocar dos o tres legisladores en 2017. Para ello “tenemos que laburar mucho de acá a marzo, armando el partido que siga la línea de ‘El Hormiguero’, que es el ‘Frente de Izquierda Popular’”, dice Sioutis. Y sostiene que están en conversaciones con ex comuneros de Proyecto Sur, kirchneristas alejados y los integrantes de Patria Grande.

Pero 2016 no termina para Basilio. El cierre de esta edición lo encuentra en una de esas luchas. Junto con un grupo de vecinos, se oponen a la construcción de un túnel en la Avenida Balbín y las vías del Mitre. Pese a las adversidades judiciales, promete no declinar.

“Vamos a abrir las calles (actualmente cerradas por la construcción, interrumpida por un amparo) y hacer un paso peatonal. Queremos una Navidad sin vallas”, cierra. Y allí estará, seguramente, poniéndole el cuerpo.

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