Hecha la ley, hecha la trampa, en las huertas urbanas porteñas

Huertas urbanas
Mientras la gestión porteña amenaza con desalojar las huertas realizadas por vecinxs en las veredas de la Ciudad, “apadrina” el uso de una plaza en beneficio de un restaurante. Desde el Colectivo de huerterxs urbanxs “El Reciclador” ya habían alertado que la ley de Agricultura Urbana habilitaba “entre líneas” la utilización de terrenos públicos con finalidad de lucro privado.

Por Agustina Cavalanti

Con una diferencia de tan solo tres días, en enero, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires mandó a desalojar las huertas que habían construido lxs vecinxs en las veredas de la Comuna 15, mientras firmaba un convenio para “apadrinar” la huerta urbana del restaurante Don Julio (Chico S.R.L.) en la plazoleta “Luna de Enfrente” de la Comuna 14. ¿Con qué necesidad? ¿Otra vez marketing? ¿Otra vez negocios?

En diciembre de 2020 la Legislatura porteña aprobó la Ley de Agricultura Urbana, un proyecto que muestra un avance en relación con la promoción de prácticas agroecológicas, pero esconde “bajo la manga” la posibilidad de lucrar con los terrenos públicos.

El artículo 8 manifiesta que: “Toda persona humana o jurídica de carácter público o privado puede solicitar permiso de uso de espacios en los terrenos aptos incluidos en la nómina del artículo 7°, para desarrollar una huerta pública – comunitaria”.

La norma, ideada por el diputado Roy Cortina, desencadenó polémica entre redes y colectivos de huerterxs urbanxs de la Ciudad de Buenos Aires que decidieron no acompañar la presentación porque sabían que, tarde o temprano, se utilizaría para negociar con el espacio público.

“Nosotros presentamos otro proyecto, la Ley de Huertas Públicas Agroecológicas. El Estado era quien gestionaba el espacio público y las huertas demostrativas. La ley de Agricultura Urbana no deja ni reglamentado ni dicho de qué manera sería esa concesión: es una atribución o un poder demasiado grande que se le concede a un privado”, expresó Agustín Reus, Licenciado en Economía Agraria y huertero urbano de “El Reciclador”, el Colectivo que lidera Carlos Briganti.

Según el Observatorio del Derecho a la Ciudad, el día 8 de enero la Comuna 14, presidida por el comunero oficialista Martín Oscar Cantera, firmó un Convenio de Colaboración con Chico S.R.L, para la puesta en “Valor, Mantenimiento, Conservación y Limpieza del Bien Público denominado ‘Huerta Urbana – Plazoleta Luna de Enfrente’”, ubicada en las calles Soler y Gurruchaga.

“Chico S.R.L. tendrá las siguientes atribuciones: podrá publicitar su acción en los medios de comunicación; y podrá colocar dos carteles donde conste su colaboración. En el Proyecto se habla de que la refuncionalización del espacio verde requiere el desmonte de todo el equipamiento existente, así como también, del solado de caucho en el sector de juegos infantiles”, señala el Observatorio.

Y denuncia una serie de irregularidades, como el incumplimiento de la Ordenanza N° 43794, donde se dispone que los convenios de colaboración deben ser aprobados por la Legislatura porteña; la Ordenanza 46229, que establece “no se podrá otorgar concesión, cesión, transferencia de dominio, tenencia precaria, permiso de uso ni cambio de destino de todo espacio destinado a parque, plazas, plazoletas y de todo otro espacio verde de uso público, que se encuentre parquizado, jardinizado o no, perteneciente al dominio público municipal”. Así como la violación de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires y al Plan Urbano Ambiental.

“Se utiliza el concepto de ‘apadrinamiento’. Es decir, la Comuna ‘apadrina’ un espacio público cedido a esta parrilla, con las mejores intenciones de producir hortalizas y entregarlas a ONG y comedores, pero nos llama la atención los mecanismos ocultos y extraños en el proceso abierto a la comunidad de ceder un espacio público para fines de uso privado ya sea con lucro o sin fines de lucro”, aseguró Reus.

Asimismo, lxs integrantes del Colectivo El Reciclador tuvieron un comienzo de año muy movilizador. El 11 de enero el Gobierno porteño intentó desalojar las huertas que lxs vecinxs de Chacarita habían construido en las veredas sobre la calle Roseti al 1000, en la Comuna 15.

Unos días después, el Gobierno de la Ciudad intimó a la huerta hecha con neumáticos reutilizados que mantienen lxs vecinxs en César Díaz al 3300 (Comuna 11). Gracias a la lucha vecinal, al apoyo de organizaciones, redes y colectivos de huerterxs, las huertas instaladas en la vía pública no pudieron ser desalojadas.

“La huerta en la vereda es un acuerdo entre el frentista, que es quien la cuida, quien la reproduce, quien la mantiene. El Ministerio de Espacio Público e Higiene nos dijo que, si bien no había desalojo, debíamos llegar a un acuerdo. Quedamos en tener una reunión para presentar propuestas”, dijo Reus.

Y manifestó que las propuestas de Inter-huertas y el Colectivo El Reciclador, a través de Acción Huerta Urbana, consisten en mostrar que no existe interrupción alguna, que las huertas se hacen de una manera estandarizada, que están correctamente colocadas, sin interferir el tránsito de ninguna persona y sin interrumpir ningún acceso peatonal ni de automóviles.

Actualmente Acción Huerta Urbana viene desarrollando y acompañando el proceso de aprendizaje de huertas en espacios abiertos y públicos: plantan en veredas. En total son 25 huertas que ocupan más de 800 cubiertas, en diferentes comunas con una participación íntegra de vecinxs, llevadas adelante al cabo de un año.

Actividades de índole barrial y vecinal.

Aquí sí hay una puesta en valor para producir alimentos. “La huerta es planteada como una huerta que reutiliza los materiales, que genera un beneficio ambiental enorme, que reduce impacto y además produce un montón de alimento y produce también una reconstrucción del tejido social. Las veredas están más limpias, unidas con vecinxs, se genera conciencia ambiental con separación de residuos”, enfatizó Agustín Reus.

Aunque el oficialismo haya impulsado una ley para la agricultura urbana, queda en evidencia que la agroecología, el acceso libre a los alimentos y la justicia social ambiental, no son temas que le ocupen siquiera un reglón en la agenda. Las huertas urbanas siguen siendo autogestionadas por vecinxs y el reglamento que las podría llegar a alcanzar todavía no existe.

En la nota anterior, inmediata a la sanción de la Ley de Agricultura Urbana, finalizo con algunos interrogantes que hoy se pueden responder: ¿el Gobierno de la Ciudad respetará los espacios que ocupan lxs huerterxs urbanos? No. ¿Mejorará su trabajo? No. ¿Les otorgará presupuesto? No. ¿Lxs enmarcará en una política estatal? No.

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