“La recompensa está cuando
suceden las cosas…”

COMUNA 12 |


Entrevista a Marcela Laksman y Susana Romero del Alambique |


El Centro Cultural Alambique cumplió tres años en Villa Pueyrredón. Marcela Laksman y Susana Romero, creadoras de este espacio, dialogaron con El Barrio Villa Pueyrredón.

Por Ignacio Di Toma Mues

A mediados de 2014 abría sus puertas el Centro Cultural El Alambique. En una casona sobre la calle Griveo, entre Zamudio y Caracas, Marcela Laksman de Villa Pueyrredón y Susana Romero de Villa Urquiza, recrearon este espacio de arte y cultura, donde se desarrollan obras de teatro, musicales, muestras, charlas y talleres.

“El proyecto – dice Marcela – lo fuimos armando a medida que fue pasando el tiempo, está todo por hacer, hicimos mucho, tenemos un montón de camino recorrido, pero en realidad lo vamos construyendo día a día, con nuestras ideas y nos retroalimentamos con la gente que viene, que nos va aportando y consideramos que esto no se termina, no es algo que empieza y se acaba, se construye todo el tiempo con el intercambio con el otro, nos parece que en eso va la cultura”.

Respecto a la repercusión en el barrio, Marcela se muestra muy contenta: “sentimos que se va instalando en el barrio, los vecinos nos van conociendo, al espacio y a nosotras, las chicas del alambique como nos dicen a veces, nos preguntan qué hay, nos visitan”.

Los comienzos no fueron fáciles, Griveo estaba cortada por la obra del túnel de la Av. de los Constituyentes, y todo inicio es una caja de Pandora: “faltan cosas – apunta Susana – y a pesar del poco tiempo, porque empezamos de la nada, podemos decir que nos conocen bastante, pero falta que nos conozcan más en el barrio, que nos tengan más en cuenta, que piensen en el Alambique como qué hago este fin de semana, pero me parece que esto se logra con el tiempo”.

Ambas destacan a los artistas que han participado y la calidad humana de la gente. Y reconocen que el primer día que ingresaron a esta vieja casona de Villa Pueyrredón pensaron que se estaban metiendo en un lío bárbaro pero placentero.

“Pensé – reflexiona Susana – que iba a ser todo placer, no que íbamos a trabajar de lunes a lunes, que no íbamos a tener descanso…(risas), eso no se nos ocurrió, se trabaja mucho, pero la recompensa está en el show, en el evento, cuando suceden las cosas, algunas cosas que se pueden hacer con gente del barrio es muy placentero”.

“Si tu pregunta era si sabíamos en lo que nos metíamos – acota Marcela – la respuesta es no! (risas)… claramente no y nos sorprendemos y lo disfrutamos día a día, la realidad es esa, es mucho trabajo, es poner el hombro desde todo punto de vista, pero muy contentas, y nos emocionamos, nos conmovemos, cuando vemos que el otro puede realizar sus sueños, nosotras a partir de la realización del deseo del otro generamos nuestro propio deseo, y la satisfacción de brindarles un espacio para que puedan desplegar sus alas”.

El Alambique logró que Villa Pueyrredón ingrese en el circuito del teatro independiente porteño. La sala tiene capacidad para 150 personas, iluminación, ambiente climatizado, una iniciativa compleja y arriesgada.

“Nosotras pensamos, como espectadoras, cómo nos gustaría que nos reciban, a qué tipo de lugar nos gustaría ir, y generamos este espacio desde ese lugar. Queremos brindarle a los vecinos lo mismo que nos gustaría que nos den, un buen trato, un lugar agradable y que el artista que venga esté cómodo, que tenga las luces, que no se muera de frío ni de calor” asegura Marcela.

Susana agrega que esta decisión de poner el teatro primero las llevó a buscar un lugar en Palermo y otras zonas hasta que Marcela le dijo: “y por qué no en el barrio, si en el barrio tenemos los hijos, los amigos, es nuestro barrio”.

La época del sinceramiento – como le gusta decir a los funcionarios del PRO – trajo aparejadas distintas dificultades a las salas teatrales y centros culturales: aumentos en las tarifas de luz, gas y agua. Y el Alambique no es la excepción.

“La verdad que fue un cimbronazo – afirma Marcela – sigue siendo un cimbronazo, y realmente consideramos que esto no tiene que ir en detrimento ni de la calidad, ni del precio de las entradas, tuvimos que duplicar o triplicar el esfuerzo, trabajando más, generando más eventos, para muchas veces solventar los gastos”.

Y agrega que: “nosotros pertenecemos a una asociación de teatros independientes, hicimos nuestros reclamos donde correspondía, participamos en proyectos en la legislatura, lamentablemente nada de eso funcionó, nada sirvió, pero seguimos resistiendo, esperando que tengan una consideración, con los vecinos en especial y con lo que es este proyecto en particular, nosotros no tenemos ningún tipo de subsidio ni subvención y es muy difícil, es muy esforzado, pero consideramos y apostamos a que esta situación se pueda revertir de alguna manera para poder estar un poco más tranquilos”.

La asociación de teatros independientes, ARTEI, a la cual pertenece el Alambique, nuclea a todos los teatros independientes de la ciudad y se reúnen semanalmente donde se trabaja la problemática del sector.

“Acompañan en el proceso de las habilitaciones, hay abogados, asesoramiento, tratamos de trabajar en bloque todos los teatros porque inclusive hay teatros que están cerrando, teatros que pagan alquiler, y alquiler y tarifazos es insostenible, y una sala que se cierra, es una sala que no se vuelve a abrir en otro espacio”.

También se refirieron al programa Proteatro del Ministerio de Cultura de la ciudad. El Alambique está inscripto. Los subsidios especiales por el tarifazo eran para los teatros que ya estaban cobrando subsidio de sala.

“Había que cumplir un requisito que nosotras no teníamos, de todas maneras ese subsidio, que lo anunciaron en abril (del año pasado) lo cobraron recién hace un mes, digamos que de mucho no sirve, pero en realidad nunca tuvimos expectativa, no pusimos esto para conseguir subsidios” comenta Susana.

“Con respecto a Proteatro – detalla Marcela – cada vez hay menos dinero, hubo desde la Asociación inclusive reuniones con Lopérfido (ministro de Cultura) y todo quedó en promesas, después con Mahler (su reemplazante, en noviembre de 2016) y no pasó absolutamente nada, el no es un funcionario de carrera con lo cual no tiene manejo ni conoce a las instituciones. Pero más allá de los subsidios, me parece que el Alambique no está recortado de la situación general y la idea es sostener el proyecto, apostar a que la situación cambie, a pesar de la restricción que estamos teniendo, con la cuestión económica notamos que hay una necesidad de los artistas para expresarse tanto como de los vecinos a escuchar cosas distintas, por generar espacios de encuentro, de pensamiento y para esto está el Alambique”.

Este cronista las indaga sobre qué es para ellas la cultura.

(Marcela) “Creo que la cultura es todo, es la propuesta del Gobierno de la Ciudad de hacer mega recitales con Violeta, y también lo son los pequeños grupos de teatro, los músicos en la calle, es todo. Siempre hubo lugares de encuentro, lugares de reunión para pensar, para cantar, para expresarse, pasó siempre más allá de los gobiernos y creo que eso es la resistencia que no va a dejar de suceder porque es una necesidad que tiene que ver con el desarrollo humano”.

(Susana) “El arte te saca de lo cotidiano, de lo tedioso, de la situación económica, en el momento en que estás haciendo lo que te gusta no estás pensando en nada más, te transporta, entonces es sano para la mente poder disfrutar de un show, un buen recital, es necesario. Inclusive compartir ideologías a través del arte, ver que no estás solo, que hay algo que te identifica, están poniendo en música o en una obra de teatro, lo que yo siento, lo que yo pienso”.

La identidad de un centro cultural con su barrio es muy importante, genera un estilo, y esto se ve en la producción de la cartelera, los artistas, los espectáculos.

(Marcela): “Hay cosas que a nosotras nos interesa que sucedan, tratamos de convocar a los artistas y otros vienen solos, estamos sorprendidos de la cantidad de gente que quiere expresarse, algunas cosas son viables otras no, en realidad suceden las dos cosas. Con los Villurqueros fue a través de una compañera, Cecilia, que nos hizo el contacto, los estábamos buscando. Pensamos que el Alambique es un lugar diverso, no se puede estereotipar, hay folklore, hay jazz, rock, obras de teatro cómicas y dramáticas, y eso construye la identidad del barrio, de la zona, y nos pasa ahora que hay otros lugares cerca, como El Faro(1) o como Maceo(2), uno más de tango otro más de blus, que hacen que se pueda tomar como un circuito interesante, cada uno con su impronta”.

Cucuza Castiello, cantante de tangos y organizador de la movida del Bar El Faro – cuenta Marcela – habla de villaurquichaspuey. “Obviamente no queremos sólo quedarnos con los vecinos de las villas, la invitación es para todo el mundo, pero me parece que va marcando una impronta y hace que las cosas sean diferentes”.

Y tampoco falta el espacio dedicado a los locos bajitos (a decir de Serrat). “Otra cosa que diferencia al Alambique es que tenemos muchas cosas para chicos, en vacaciones de invierno tratamos que todos los días haya actividades y que los precios sean accesibles, entonces las mamás agradecidas en el barrio porque no tienen que trasladarse hasta el centro o a Palermo para disfrutar con los chicos de un espectáculo, y se ahorran plata, salen y lo disfrutan” asegura Susana.

La conversación culmina. La galería de la casona es el marco para la foto. Y en ella queda plasmada la alegría y satisfacción de Marcela y Susana por la vitalidad de “El Alambique” en sus tres primeros años de vida.


Centro Cultural El Alambique. Griveo 2350, entre Zamudio y Caracas.
Informes de lunes a viernes de 16 a 20 horas. Teléfono: 4571-8140.
Agenda cultural y talleres: teatroelalambique.com

1| Bar El Faro: Av. de los Constituyentes 4099 (esq. La Pampa)
2| Maceo Centro de Arte: Aizpurúa 2936 (e/Le Breton y Av. Congreso)

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